viernes. 29.03.2024
Méndez-Romeu

Luís Méndez Romeu, Fernández Leiceaga y Gonzalo Caballero son los tres candidatos a las primarias del Partido Socialista en Galicia

Es posible que en toda la historia del PSdG no se haya logrado el nivel de acuerdo interno que parece estar fraguándose en el momento actual. Algunos pueden interpretarlo como un “canto del cisne”, por el momento tardío en que llega, y por las ocasiones más aprovechables en las que los socialistas gallegos perdieron la ocasión de construir un proyecto de país, en lugar de haberse diluido en fracciones y banderías. Pero ahora parece que se está alcanzando un grado importante de unidad.

Las “idas y venidas, y vueltas y revueltas” de Abel Caballero durante el último mes a través de todo el territorio del PSdG, parecen haber tenido más utilidad que la de la ardilla de la fábula de Iriarte. Al menos, en parte. Por ahora, en parte, por dos razones. La primera es que el mensaje de Abel Caballero no llevaba ningún proyecto político preciso: solamente un llamamiento a la unidad interna. La segunda, porque esa unidad interna trataba de fraguarse en torno a un candidato que –harto ya de estar harto, como diría Serrat- ha terminado negándose a serlo. Se trata del exministro de Justicia, y ex secretario provincial del PSdG en A Coruña, Francisco Caamaño.

La atomización proverbial del Partido Socialista de Galicia había llegado a su culmen con el inoperante mandato de Gómez Besteiro como secretario general, quien se aferró a la tabla de salvación del amparo prestado por Pedro Sánchez, que pagaba así el apoyo recibido de Besteiro. Ferraz le sostuvo a pesar de sus implicaciones judiciales, y pasando por alto sus errores en la provincia de Lugo, en la sesgada gestión de los problemas de las organizaciones de Compostela y de Ourense, y en su acentuada falta de presencia en la Sociedad gallega y en las propias organizaciones del partido.

Esa falta de pulso de un partido gobernado por una casi recién llegada, se ha manifestado tanto en la vida interna –con un continuado abstencionismo de los miembros del comité nacional y con la inactividad de las agrupaciones- como en los paupérrimos resultados electorales tanto en las elecciones municipales como en las generales. Y el dictado de Ferraz se ha mostrado en el nombramiento de una gestora que ha paralizado la vida interna y externa de los socialistas, y con la designación de un candidato oficial a las primarias, proclamado a la vez que se daba un perentorio plazo, de ¡tres días!, para que se presentasen otras candidaturas.

Frente a esa deriva nihilista impuesta por Ferraz, parece que ahora se unen los sectores tradicionalmente más sólidos del PSdG que –tras haber pulsado primero opciones como la de González Laxe, e incluso la de Pérez Touriño- intentaron presentar de candidato a Caamaño, para terminar lanzando al terreno de juego a José Luís Méndez Romeu.

Méndez Romeu presenta un perfil consistente, aunque no brillante. Con experiencia municipal, al haber sido concejal en A Coruña, con experiencia de gobierno –fue secretario de estado en el primer gobierno de Zapatero, y conselleiro de Presidencia en el gobierno bipartito de la Xunta de Galicia-, y con experiencia parlamentaria: es en la actualidad portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento de Galicia. Alguien decía hace poco que podría ser un buen presidente de la Xunta, aunque no era un buen cabeza de cartel: quizá una buena definición. Pero ha sabido guardar un equilibrio difícil entre las diferentes facciones del PSdG.

Frente a él competirán en las primarias otros dos candidatos, que presentan un perfil menos “estable”. Fernández Leiceaga, procedente del BNG, se pasó al Grupo Socialista después de haber sido elegido como concejal del Bloque. También posee experiencia en el Parlamento de Galicia. Ha participado activamente en las discordias internas de la agrupación socialista de Compostela, y ahora es el candidato de Ferraz y de la presidenta de la Comisión Gestora. El otro candidato, Gonzalo Caballero, fue concejal vigués, y ya ha protagonizado otros intentos de ser alternativa, en concreto a Abel Caballero (su tío), en Vigo. Podría lograr el apoyo de diversos sectores críticos, y enlazar más con un ámbito de gente mas joven.

Es muy posible que Ferraz pierda esta batalla de las primarias en Galicia. Lo cual podría ser bueno para el PSdG y –aunque parezca un contrasentido- para el Socialismo. El problema es que –por el momento- ninguno de los candidatos presenta un proyecto de País. Desgraciadamente, ese es el punto en el que coinciden todos los partidos gallegos a día de hoy: ninguno está presentando ante la Sociedad un Proyecto claro, preciso y sólido para Galicia.

PSdG y Ferraz, cara a cara en las primarias