jueves. 28.03.2024
Fernández-Leiceaga
Xoaquín Fernández Leiceaga, candidato a la presidencia de la Xunta del PSdeG.

El último escándalo del PSdeG ha tenido como protagonista al candidato a la presidencia de la Xunta, ninguneado en un acto en Vigo por la ramplonería de quien en su megalomanía reduce la concepción de la política al derecho de pernada sobre una organización

Un comportamiento de infantes malcriados destrozando sus juguetes sería lo más próximo al escenario que brinda el socialismo gallego…Una demolición descontrolada de sus posibilidades ante una cita electoral, nutriendo de la forma más zafia de munición a sus rivales. Esa derecha, caciquil e insolidaria, que salvo fugaces gobiernos progresistas, tiene secuestrada Galicia, tras incautar desde sus inicios la autonomía para convertirla en cortijo de sus intereses….

Son las mismas gentes que en el estado prostituyen una Constitución en la que apenas creen sus líderes más destacados…Por vía de ejemplo, el Sr. Aznar, el inspector de hacienda falangista, la denostó como articulista en la prensa de las provincias por donde anduvo y luego se adueñó impúdicamente de ella para con fundamentalismo de converso oportunista, aporrear la cabeza a antifranquistas y demócratas auténticos que sí defienden el catálogo de libertades que consagra. Es repulsivo el cinismo de la derecha de este país para parasitar todo aquello que debiera ser común, y convertirlo en sectario haciéndolo de repelente deglución.

En Galicia, los que con complejo servil y papanatismo de lo foráneo, si no la odiaban, sí se avergonzaban de la identidad gallega, sus raíces, su cultura y su idioma, para insulto tanto de los que aman a su patria en singular y los que la aman entendiéndola en la comunidad de naciones y regiones que conviven en el estado como proyecto común participante en el ámbito europeo, se irguieron en adalides indecorosos de lo que les importaba un bledo, para seguir aferrados a sus canonjías e intereses.

Frente a esto, y a la textura moral de tales actores, cuando se exige un proceso de aunar esfuerzos, dejando lo accesorio en aras de lo esencial, se ceba la artillería de la prensa no precisamente adicta a posiciones de progreso, con escándalos inaceptables... El último, teniendo como protagonista al candidato a la presidencia de la Xunta del PSdeG-PSOE, Xoaquín Fernández Leiceaga, ninguneado, y abandonado a su suerte durante su presencia en un acto en Vigo, por la ramplonería de quien en su megalomanía reduce la concepción de la política al derecho de pernada sobre una organización. Comportamientos cuya miopía, solo se saldan en el balance final en sumar por vía indirecta un claro respaldo a un conservadurismo reaccionario gratamente sorprendido… El esperpento alcanza la máxima cota ante la ausencia del candidato que encabeza la lista en la provincia (D. Abel Losada), ausente “por asuntos profanos”... Por si algo faltase al impúdico sainete, un cruce de comunicados de niveles orgánicos locales y provinciales de la “familia” socialista, como si fuesen retuiteos entre forofos del Madrid y el Barça….

Son talantes poco novedosos. Que conjugan el localismo aldeano puesto en un tiempo en valor en una ciudad norteña de Galicia y que caló de deleznables prácticas de enfrentamiento pueblerino frente a políticas de país, con triquiñuelas de corto recorrido, en exclusivo interés de quien tal protagoniza y hace de su ombligo razón suprema, y un cainismo inveterado que cultivó de siempre el PSdeG desde sus épocas lejanas de Federación socialista gallega. Pésimos principios en el campamento de la izquierda gallega para iniciar una batalla electoral. Una desunión que si afecta a los socialistas de forma que estos mismos se empeñan en exteriorizar con entusiasmo, también alcanza a otras opciones del mismo espacio, cuya unidad está en función de los alfileres que la cosen.

El PSdeG se debate entre los estertores de una Gestora cuya provisionalidad amaga excesiva para lo que debiera ser un ente de tales características y que supervive con respiración asistida desde Ferraz, donde tal como le van las cosas a su Secretario General no se desean más sorpresas desagradables, y la sensación de impotencia de alcanzar un liderazgo capaz de unir lo disperso, y solventar la crisis en un Congreso, del cual no hay noticia ni tampoco excesivos entusiasmos. 

Como en el Estado, el socialismo sale a pista, inmerso en un fragor cainita, que no es nuevo, pero que quizá nunca se mostró tan descarnado. Se presenta en sociedad con escasos triunfos en las manos y gentes encantadas en cantarle el juego al rival. Y sobre todo, dando la espalda a una cuestión con singular peso en el votante, la imagen de unidad.

No hace muchos días, el Partido Demócrata americano brindaba el gesto de coherencia democrática y elegancia política del Sr. Sanders candidato demócrata con no pocas adhesiones, acatando, aun lesionado en sus intereses, y respaldando a la candidata oficial del partido, la sin duda manifiestamente mejorable Sra. Clinton, en aras a frenar el paso al auténtico rival, el funesto Sr. Trump       

Dicen que Bonaparte cuando partía exiliado rumbo a Santa Elena en el buque británico Northumberland, al perderse en el horizonte la costa de Francia, la saludó con melancólica despedida... “Adiós querida Francia, con algunos traidores menos serías aún una gran nación”

No sería extraño que muchos militantes socialistas intuitivamente se hagan una reflexión similar ante la marcha errática de los que presumen de ser los líderes de su centenaria organización.

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Antonio Campos Romay

Exdiputado autonómico y exconcejal en el ayuntamiento de A Coruña por el PSdeG

PSdeG: demolición descontrolada…