jueves. 28.03.2024
LAS POLÍTICAS DE AUSTERIDAD HAN SIDO DERROTADAS

"Las fuerzas progresistas de la Europa social deben pactar el gobierno y las políticas comunitarias"

Las políticas alternativas orientadas a la reactivación económica, el empleo y la cohesión social han salido reforzadas, dice CCOO.

La abstención, aunque ligeramente inferior a la de 2009, sigue siendo un factor muy preocupante de alejamiento del proyecto europeo; el crecimiento de las fuerzas antieuropeas y de extrema derecha, un serio problema que debe combatirse con hechos y más democracia.

Los resultados de las elecciones en Europa legitiman de forma explícita y contundente la gran demanda de la Confederación Europea de Sindicatos de cambiar el rumbo de las políticas económicas comunitarias e impulsar un Plan de Inversiones para el crecimiento, el empleo y la cohesión social

Las elecciones europeas celebradas ayer en la mayoría de los países de la Unión, entre ellos España, han arrojado distintas conclusiones, pero la más relevante es la derrota de las políticas de austeridad y  de recortes que han gobernado Europa y España en los últimos años, de manera singular desde 2010, coincidiendo con la crisis económica y financiera. Porque, como bien dice la CES, “para la ciudadanía la crisis no ha terminado”. En este sentido, la Comisión Ejecutiva de CCOO cree imprescindible que las fuerzas progresistas defensoras de la Europa social y de la construcción política y democrática de Europa pacten el gobierno (la Comisión y su presidente) y las políticas comunitarias que necesita el viejo continente para superar definitivamente la crisis, reactivar la economía y crear empleo de calidad. Mientras tanto, reitera CCOO, las instituciones comunitarias y los gobiernos nacionales deben fijar una prioridad: atender a las personas peor tratadas por la crisis y que viven en el desempleo, la exclusión social y la pobreza.

Para la Comisión Ejecutiva de CCOO, los resultados de las elecciones en Europa legitiman de forma explícita y contundente la gran demanda de la Confederación Europea de Sindicatos de cambiar el rumbo de las políticas económicas comunitarias e impulsar un Plan de Inversiones para el crecimiento, el empleo y la cohesión social, un nuevo Plan Marshall para el siglo XXI, como alternativa a las fracasadas políticas de austeridad que solo han servido para aumentar las desigualdades, el desempleo -27 millones de personas en paro, 6 millones en España- privatizar servicios públicos y recortar derechos, salarios, pensiones y prestaciones sociales. CCOO considera que las medidas propuestas por la CES para estabilizar las economías de los países con mayores dificultades exigen un objetivo de inversión del un 2% adicional del PIB europeo por año durante un periodo de 10 años, en el que podrían crearse 11 millones de empleos. El plan de la CES propone también la transformación de la energía; la red y la infraestructura de transporte; la educación y la formación; el futuro industrial;  infraestructuras y viviendas para las personas mayores; viviendas sociales y una gestión sostenible del agua. Esta debe ser, la gran referencia para un acuerdo amplio de las fuerzas políticas en Europa en el próximo periodo, y se nos antoja como la herramienta más poderosa para combatir con hechos y no solo con palabras las tendencias ultraconservadoras, antieuropeas y neofascistas que han irrumpido fuertemente en estas elecciones europeas.

En opinión de CCOO, ha llegado el momento igualmente, de impulsar la cooperación para combatir  el fraude fiscal, la evasión de impuestos y los paraísos fiscales; una fiscalidad común y la reforma del mercado financiero; la mayor colaboración entre administraciones para promover servicios públicos de calidad; la implicación de sindicatos y organizaciones empresariales en el diálogo social, la negociación colectiva y el proceso de gobernanza económica.

La gente ha dicho basta a una política y a una forma de hacer política que han arruinado la vida de millones de personas

Cambio político en España

Las elecciones europeas han supuesto un durísimo varapalo al sistema bipartidista que se reparte en España el ejercicio del poder, pero especialmente, a las políticas que los dos grandes partidos –sobre todo, los últimos 30 meses del gobierno de la derecha- han venido aplicando. La gente ha dicho basta a una política y a una forma de hacer política que han arruinado la vida de millones de personas, precisamente aquellas que nada tuvieron que ver con el origen de la crisis. La obsesión por reducir el déficit a toda costa y en el menor tiempo posible ha castigado injusta y aceleradamente a la inmensa mayoría de la sociedad, y más gravemente a las personas que han perdido su empleo y han sido empujadas y/o expulsadas a la exclusión social y la pobreza.

De poco sirven las palabras de los dirigentes conservadores, reivindicando el triunfo en las elecciones europeas. En democracia ningún partido puede considerarse vencedor sobre una muy insuficiente participación electoral (45,85%) y a costa del sufrimiento de millones de personas. Un partido que pierde 2.615.674 votos en relación a las elecciones europeas de 2009, no puede, no debe celebrar una pírrica victoria sobre la otra pata quebrada del bipartidismo (que también pierde 2.561.563 votos), porque ambos son el rostro de la derrota. El anuncio por parte del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, de un congreso extraordinario para los días 19 y 20 de julio, al que él ya no se presentará, y la responsabilidad asumida por la Comisión Ejecutiva ante los malos resultados electorales, es un gesto en la buena dirección.

Es verdad que el rigor en el análisis de lo sucedido ayer aconsejaría no extrapolar automáticamente el resultado de las elecciones europeas a otros comicios ya sean autonómicos y municipales o generales. Pero que no sirva de consuelo. Los millones de votos ganados por las fuerzas políticas contrarias a las políticas de ajuste constituyen un aliciente que todos están obligados a interpretar y gestionar con responsabilidad; de la misma manera que los millones de votos perdidos por los grandes partidos solo pueden explicarse por la agonía y enfermedad de un modelo bipartidista que ha trasladado a la ciudadanía el descrédito de la política y la injusta sensación de que todos los políticos son iguales. CCOO reitera su compromiso con la política en democracia, con el ejercicio cabal de la misma, como el más valioso instrumento del que disponen las fuerzas democráticas para mejorar la vida de la gente. Solo los y las representantes democráticamente elegidos  tienen la legitimidad de gobernar los destinos de la ciudadanía, siempre respetando el contrato establecido con ella a través del programa presentado, legitimidad de la que no gozan instituciones y poderes económicos y financieros que han impuesto su agenda neoliberal a los gobiernos, golpeando la credibilidad de la democracia.

La inaplazable renovación democrática

Las elecciones europeas del 25 de mayo han de servir para que todos tomemos buena nota del sentir de la gente. La irrupción de nuevas formaciones políticas o el crecimiento electoral de otros viene a confirmar que el reparto, no siempre transparente, del poder institucional entre los grandes partidos ha provocado el hartazgo de buena parte de la ciudadanía, y ha hecho aflorar la corrupción política y económica hasta niveles insoportables. No se debe asociar sin más corrupción y bipartidismo, pero que duda cabe que la primera se ha encontrado más cómoda para ganar espacios de impunidad en el contexto del segundo. Es la honestidad y la transparencia en el ejercicio de las políticas públicas lo que está en juego.

Tampoco las formaciones políticas ayer merecedoras del apoyo creciente del electorado o los propios sindicatos estamos exentos de urgentes e inaplazables cambios en el funcionamiento interno y en la relación que hemos de mantener con nuestra afiliación y con la sociedad. Debemos ganar en transparencia, sentido ético de la acción colectiva, participación democrática y restablecimiento del prestigio de las políticas públicas en la transformación de la realidad. Hay que combatir la idea de que la eficiencia y el progreso de las sociedades vendrán de la mano en exclusiva de la iniciativa privada y del desmantelamiento del Estado social, porque la experiencia y la historia reciente demuestran justamente lo contrario.

Los resultados de las elecciones europeas deben invitarnos a todos a reflexionar más pronto que tarde sobre el papel de las organizaciones sociales y políticas  en las sociedades abiertas y democráticas. El bipartidismo sale malparado de estas elecciones y los partidos mayoritarios (PP y PSOE, pero también CiU o PNV) han de aprender a convivir en un nuevo tiempo político, con mayor pluralismo y transparencia en el ejercicio de la función pública. Pero todos estamos obligados a comprometernos con los valores de la igualdad, la libertad, la solidaridad y la honestidad. No se puede acusar desde la atalaya de la no política de no se sabe cuantas maldades a los demás, obviando que desde ayer mismo los detractores son ya cargos públicos potenciales para sentir el latido de las contradicciones del sistema democrático. Diálogo, mucho diálogo es el mejor aliado para convivir en democracia y encontrar soluciones a los problemas de la gente, sobre todo de los que peor lo pasan.

Por otro lado, las elecciones en Catalunya ponen de manifiesto la profundidad de la crisis institucional y no pueden disimular el fracaso del partido que gobierna la Generalitat, responsable de la pérdida de derechos sociales y laborales y del deterioro de los servicios públicos. Por ello, concluye la resolución de CCOO, urge una ambiciosa renovación democrática que incluya una reforma constitucional para afrontar los nuevos retos sociales, políticos e institucionales de nuestro país.

"Las fuerzas progresistas de la Europa social deben pactar el gobierno y las políticas...