François Fillon, chistes nuevos con caras viejas

A seis meses de las presidenciales en Francia

Por vez primera en la historia de la derecha francesa parlamentaria una elección primaria ha designado al candidato que llevará sus colores en las próximas elecciones presidenciales.
La idea gaullista del “candidato natural” u hombre providencial capaz de imponerse por su carisma y su visión para el país, ha dejado el paso pues a la más pragmática idea del candidato mejor situado para ganar sea como sea dicha elección.

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Francois Fillon en la campaña de primarias del centro derecha francés para las elecciones presidenciales de 2017

La seudo sorpresa de este escrutinio interno en el electorado de la derecha y del centro que ha monopolizado la atención de los medios informativos en Francia durante varias semanas ha sido la designación de Francois Fillon, ex primer ministro de Nicolás Sarkozy, político y parlamentario conservador que lleva más de cuarenta años en la vida política de este país.

El que fue “colaborador” en el reinado de Sarkozy, aspira ahora a su vez a ocupar el trono de esta quinta republica presidencialista, cuyas instituciones otorgan plenos poderes antiparlamentarios a su jefe de estado y a su primer ministro, gracias al sacrosanto articulo 49/3 de la Constitución.

Cabe destacar primero la importante movilización del electorado de derechas y de centro en estas elecciones primarias, cuatro millones de personas han participado, previo pago de una cuota de dos euros y tras firmar una simbólica “carta de adhesión a los principios de la derecha y del centro en pro de una alternancia política”.

Movilización que viene a probar la grave crisis de liderazgo político en que se encontraba la derecha tradicional, tras su fracaso en 2012, victima de egos fratricidas y escándalos varios, representados por los siete candidatos a dicha elección: Nicolás Sarkozy, Alain Jupé, François Fillon, Bruno Le Maire, Nathalie Kosciusco Morizet, Jean François Cope, o el demócrata cristiano hasta ayer ilustre desconocido Jean Frederique Poisson.

Los sondeos de opinión y los grandes medios informativos habían dado como evidente, con machacona insistencia, una final entre Juppé y Sarkozy, que ha sido desmentida por el voto de su electorado. En la recta final el muy conservador y católico Francois Fillon, quien ofrece de si mismo una imagen menos agitada y revanchista que Nicolás Sarkozy, ha logrado una aplastante mayoría de 70 % frente a 30 % para Juppé, sostenido en su candidatura por el centrista Francois Bayrou.

Aunque el programa económico y social de los siete candidatos de la derecha era prácticamente idéntico, restando o sumando algunas comas a ese liberalismo económico que preconiza la austeridad, la diferencia entre Juppé y Fillon se ha establecido más en los temas de sociedad. Por un lado un Juppé más laico, tolerante y partidario de una identidad francesa generosa, y por otro un Fillon católico conservador, quien goza del apoyo de los movimientos católicos tradicionalistas que organizaron las manifestaciones contra el matrimonio para todos.

Nicolás Sarkozy, que algunos nos anunciaban gran favorito frente a Juppé, se volvió a casa de vacío, con una estrepitosa derrota, rechazado por su propia familia política, tras una campaña en la que prodigó sus excesos y su oportunismo político manejando temas propios de la extrema derecha del Frente Nacional. Derrotado en 2012 y en 2016, anunció ya su segunda retirada de la vida política, probablemente hasta el 2022, si el cuerpo le aguanta.

El electorado de la derecha francesa se ha dotado pues de un líder único, condición sine qua non para poder aspirar a figurar en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2017. Fillon, candidato poco carismático, pero que anuncia una enérgica política de austeridad, inspirada de la tristemente celebre Margaret Thatcher y que en su aparente calma inspira más confianza que el agitado Sarkozy. Su designación me hace pensar en un viejo refrán que solía repetir mi escéptica madre, “los mismos perros con distintos collares”.

Ninguna renovación pues en la derecha francesa, sino la misma política ciega y destructiva de una Europa ultra liberal que aplica a diestro y siniestro políticas de austeridad contra las clases medias y contra los asalariados. Al optar por Fillon, el electorado de derechas espera tener así la mejor respuesta contra el auge del Frente Nacional.

En las cuestiones de sociedad, François Fillon con su perfil de católico tradicional y buen padre de familia intentará atraer a sus aguas electorales a una parte del electorado de Marine Le Pen, líder natural del ultraderechista Frente Nacional, ya totalmente normalizado, a quien todos los sondeos de opinión dan como candidato finalista en la primera vuelta de las presidenciales.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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