jueves. 28.03.2024
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Foto: Flickr Parlamento Europeo.

Los Grupos Popular y Socialista no podrán determinar el ejecutivo de los 28 (27), es decir la próxima Comisión Europea. La alternancia se ha terminado

Aún con resultados provisionales, las elecciones europeas del fin de semana confirman un nuevo panorama político común en la Unión, la emergencia del desafío nacional-populista y el debilitamiento de las opciones hegemónicas de centro-derecha (Partido Popular) y centro izquierda (Socialdemocracia), el fortalecimiento de las dos familias secundarias del consenso centrista (liberales y ecologistas) y el estancamiento si no el retroceso de la izquierda reivindicativa.

Los Grupos Popular y Socialista no podrán determinar el ejecutivo de los 28 (27), es decir la próxima Comisión Europea. La alternancia se ha terminado. Los populares pierden 38 escaños (se quedan en 179) y los socialistas 36 (no pasan de 150). Los beneficiados son los liberales, que ganan 39 (casi los mismos que pierden los populares) y suman 106, lo que les convierte en tercera fuerza política, y los verdes, que mejoran en 18 y pasan de 52 a 70, lo que les permite situarse como cuarto grupo representado en la Eurocámara. Los conservadores, que eran hasta ahora la tercera fuerza del Parlamento europeo, con 56 escaños, pierden 18 y se quedan en 58, por debajo de liberales y verdes.

La izquierda unitaria ha salido también derrotada al perder 14 escaños (pasa de 52 a 38), cae al sexto puesto y, lo que es más importante, no consigue beneficiarse del desgaste socialista. El griego Syriza seguirá siendo el partido faro al conseguir frenar su desgaste.

LA CONSOLIDACIÓN AL ALZA DEL NACIONAL-POPULISMO

Todo indica que el voto de las clases populares, incluida la clase media azotada por la crisis, se ha fugado al nacional-populismo, confirmando una tendencia iniciada ya hace unos años. Los principales exponentes de esta opción política han cosechado resultados muy favorables. La Liga gana las elecciones en Italia, el Reagrupamiento (antes Frente) Nacional en Francia, el Partido del Brexit en Italia y Alternativa por Alemania erosiona notablemente la alianza democristiana. El retroceso del FPÖ en Austria, tras el escándalo del video que ha roto la coalición de gobierno con el PP, es mínimo (sólo pierde un escaño). Y lo mismo le ocurre al xenófobo Partido por la Libertad holandés.

El partido polaco gobernante, Ley y Justicia (PIS), contrariamente a sus socios de grupo, los toriesbritánicos, mejoran sus posiciones y se afianzan como principal fuerza política de su país, más cerca del nacional-populismo que del conservadurismo en el que están inscritos formalmente. Lo mismo cabe decir del FIDESZ húngaro, que prácticamente repite resultados, sin rastro de erosión por las críticas de los principales partidos europeos.

LAS RADIOGRAFÍAS NACIONALES

El análisis pormenorizado, país por país, puede matizar algunas conclusiones de este análisis preliminar, pero la tendencia es bastante clara: el modelo de alternancia bipartidista en la cúspide se ha roto, el nacional-populismo crece a costa de todas las izquierdas y la derecha clásica y las opciones centristas secundarias recogen parte del naufragio de los hegemónicos pero no desafían sus liderazgos respectivos. 

En Alemania, los resultados componen un epitafio simbólico de la era Merkel. El descenso democristiano es moderado (cinco diputados menos), pero el ascenso de los euroescépticos (AfD) es superior (10 escaños más), igual que el de los verdes. Los liberales, fuerza subsidiaria a derecha e izquierda sigue su anémica recuperación (sólo suman un escaño más). La izquierda contestaria sólo experimenta un retroceso mínimo, confortada en su bastión oriental. La socialdemocracia continua su declive, aunque sólo pierde un escaño.

Francia ofrece un panorama inquietante para el proyecto del Presidente Macron. Marine Le Pen le ha superado en un punto, haciendo trizas esa proporción de 2/3 frente a 1/3 en las presidenciales de hace dos años. El movimiento presidencial y sus aliados aportarán 21 diputados al reforzado grupo liberal en Estrasburgo. Podrán plantear una alianza con socialistas o populares para participar en el control de la Comisión. Pero la pretenciosa ambición de Macron de convertirse en el líder de Europa en el periodo post-Merkel ha sido cuestionada seriamente. Marine Le Pen ya le ha pedido que disuelva la Asamblea Nacional, como forma de presión. Cabe esperar más presión de la calle. Los resultados pueden alentar la revitalización de los chalecos amarillos.

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Gran Bretaña ofrece lo esperado: el corolario del Brexit en su máxima expresión. El desganado voto de los insulares favorece el puñetazo en la mesa del grupo más claramente eurófobo. El triunfo del Partido del Brexit del polémico Farage (que duplica su representación) destroza a los tories (pasan de 18 a 4 escaños), que ya están en la sucesión de Theresa May, sin saber en absoluto cómo salir del embrollo de sus relaciones con Europa. Los laboristas son castigados (pierden ocho escaños) sin duda por su división interna en torno al Brexit. Aunque los remainers seguirán presionando a Corbyn, los resultados ofrecen un dibujo incierto. Las bases populares en las zonas perjudicadas siguen viendo un segundo referéndum como una suerte de fraude. Los sectores favorables a la permanencia no parecen contar con fuerza numérica suficiente para convertir al Labour en una alternativa clara de gobierno.

En Italia, la Lega (populismo de derechas en la Padania, las regiones del norte) minimiza a su socio de gobierno, los 5 estrellas (populistas difusos, más afianzados en el Mezzogiorno), al obtener 28 diputados (frente a los 6 actuales), mientras los herederos de Beppe Grillo prácticamente repiten sus resultados, con una mejora de apenas dos escaños, hasta los 14. El Partido Democrático, adscrito a la social-democracia, pierde con respecto a 2014, pero apunta una cierta mejoría al superar en votos al Movimiento 5 estrellas. La derecha berlusconiana retrocede ligeramente, sin duda debido al empuje de los liguistas.

LA ANOMALÍA ESPAÑOLA

En la Península ibérica, la lectura europea es clara: la recuperación del PSOE (siete escaños más, hasta 20) y la estabilidad al alza del PS en Portugal (dos más, hasta 10) contrastan con la anemia socialdemócrata en la Unión. Pero la novedad española es la entrada de VOX en el Parlamento europeo (3 escaños) lo que reforzará al nacional-populismo europeo.

En clave interna, esa España hasta ahora inmune a la extrema derecha, consagra a esta fuerza como decider; es decir, consolidaría el modelo andaluz de convertirse en llave de gobiernos regionales y locales del centro-derecha. España volvería a ser anomalía en Europa al, pero en sentido contrario al que conocíamos: se convertiría en el único país de los grandes de Europa en que conservadores y liberales gobiernan con o son apoyados por la ultraderecha. Ni Merkel ni Macron se sentirán muy a gusto con esta circunstancia.

Fin del bipartidismo dominante y auge nacional-populista en Estrasburgo