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NUEVATRIBUNA.ES 14.07.2010

El pesimismo y la desidia de la mañana se tornó en entusiasmo por la tarde en las filas socialistas. José Luis Rodríguez Zapatero volvió una vez más a demostrar que no está ‘muerto’, políticamente hablando, y que sigue dispuesto a plantar batalla a sus más acérrimos adversarios. La “barrida”, en palabras de un destacado dirigente del PSOE fue de las que no se recuerdan. El presidente del Gobierno realizó con Mariano Rajoy “la mejor réplica” en los seis años que lleva al frente del Ejecutivo, aseguró. El líder del PP “perdió su oportunidad y su crédito” o el presidente “se ha salido”, fueron algunos de los comentarios que se escucharon después en los pasillos del Congreso.

Lo cierto es que ambos se enzarzaron en un debate muy intenso y en exceso personalista que terminó escorado en el cuerpo a cuerpo sin entrar en materia política, si bien hay que decir que el primero en tirar la piedra fue el jefe de la oposición que realizó una durísima intervención en la que llegó a pedir hasta tres veces la convocatoria de elecciones anticipadas. Rajoy fue aclamado por los suyos en varias ocasiones pero a Zapatero tampoco le faltó el apoyo y el ánimo por parte de la bancada socialista, siendo los diputados del PSC de los más entusiastas con su jefe de filas, quizá agradecidos por el compromiso expresado por Zapatero dos horas antes para desarrollar los aspectos del Estatut recortados por el Tribunal Constitucional.

Precisamente una de las primeras broncas se originaron en la parte del hemiciclo donde están sentados los diputados socialistas del PSC. Uno de ellos, Joan Canongía, protagonizó un altercado que animó el patio de sus señorías. Algunos parlamentarios del PP cercanos a él aseguran haberle escuchado decir “maricón” a Rajoy, mientras que sus compañeros de filas afirmaban que el insulto había sido “cabezón”, lo que era más tarde corroborado a este periódico por una fuente de todo punto neutral.

Pero pasado ese primer episodio de controversia, el patio siguió revuelto y el presidente del Congreso, José Bono, tuvo que llamar al orden varias veces. La primera intervención de Rajoy deleitó a los miembros de su partido pero en las réplicas los socialistas gozaron de las patadas dialécticas que devolvió Zapatero, empezando por la polémica del Estatut. “Hay que tener cierta desfachatez para decir que no echemos leña al fuego después de lo que ustedes dijeron por todo el territorio nacional, con cuñas publicitarias, diciendo que se rompía España y se discriminaba a los españoles", respondió airado el presidente del Gobierno que acusó al PP de actuar por “intereses políticos”, y pasar de “cabalgar sobre el anticatalanismo” a “cabalgar con la crisis económica”.

Zapatero continuó en su respuesta al líder de la oposición y le reprochó los ataques recibidos por la presidencia española de la Unión Europea –“un hecho que no tiene precedentes”, dijo- o su negativa a apoyar el plan de ajuste aprobado por el Gobierno, además de por no haber presentado ni una sola propuesta. “Lo único que tiene como objetivo es llegar a unas elecciones, lo único que le importa son sus propios intereses partidistas”, afirmó. El presidente, que calificó la intervención de Rajoy de “demagógica y falaz”, llegó a parafrasear a Kennedy: “Usted no se ha preguntado qué puede hacer por la crisis, lo que se ha preguntado es lo que puede hacer la crisis por usted y su partido”, resaltó.

El jefe del Ejecutivo se defendió de los ataques de Rajoy con un mensaje que mereció la ovación de los suyos: “Si hubiera contradicción entre los intereses del PSOE y los que necesita España, yo optaré por lo que necesita España (…) Voy a seguir ese camino cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”, aseguró para dejar claro que está dispuesto a 'inmolarse' al margen de sus intereses electoralistas.

Pero Rajoy siguió a lo suyo y volvió a repetir lo ya expresado en su primera intervención. El “problema” para él es la “falta de confianza y de credibilidad” del presidente, razón suficiente para disolver el parlamento y convocar elecciones. Zapatero recogió el guante y tras reconocer que había perdido confianza entre la ciudadanía le espetó: “¡ni que usted estuviera para tirar cohetes según las encuestas!”, al tiempo que le emplazó con mucha ironía a presentar una moción de censura.

Los reproches continuarán hasta el final de los turnos de réplica y dúplica y la sensación generalizada fue la de siempre. Los populares alabaron la intervención de Rajoy; los socialistas la de Zapatero. Todo se redujo a eso, porque ambos hablaron para los suyos y para sus electores. Se echó en falta un debate serio, en el que se abordaran los asuntos que más preocupan a los españoles y las mejores propuestas para salir de la crisis. Y es que el PP sigue instalado en su atalaya esperando ver pasar el cadáver de Zapatero. Pero, lo dicho, este muerto está bien vivo.

> PDF: Discurso íntegro de Zapatero

Zapatero se crece ante Rajoy en un durísimo cuerpo a cuerpo parlamentario