sábado. 20.04.2024

Los resultados del 20-N permiten efectuar algunas reflexiones y análisis de futuro. Como todo hacía prever las derechas, PP + CiU, se han impuesto con contundencia, en un nivel incluso superior al esperado. Si bien era previsible el triunfo por mayoría absoluta del PP, éste ha sido aplastante y la mayoría en Catalunya de CiU pese a los recortes ha sido toda una sorpresa. Estos resultados hacen previsible una continuación y profundización en las políticas económicas de ajuste duro y centradas en el control del déficit. Y con ello recortes en los servicios públicos, reformas laborales aún más precarizadoras, y políticas fiscales típicas de las derechas. Es evidente que estas políticas estarán en consonancia con los mandatos de Bruselas, o mejor deberíamos decir Berlín. Estas políticas económicas y sociales en sus aspectos más duros es previsible que se efectúen en los primeros momentos de la legislatura, como acostumbra a hacerse con las medidas antipopulares. En política económica y social la mayoría del PP contará sin duda con la colaboración y aplauso de CiU dado que ambos defienden los mismos intereses económicos.

Junto a esto, es de esperar el ataque contra la izquierda social, es decir frente a los sindicatos, no sólo a través de las reformas laborales sino especialmente mediante la reforma de la negociación colectiva, potenciando la negociación a nivel de empresa, puro eufemismo cuando el 90% son pequeñas empresas sin capacidad de negociación por parte de los trabajadores, y recortando la capacidad negociadora de los sindicatos y el poder de éstos. También es previsible un recorte en derechos individuales de las mujeres (aborto) o colectivos como los homosexuales o inmigrantes.

El único punto donde puede establecerse una confrontación entre el PP y CiU, y en general entre el Gobierno del PP y Catalunya y Euskadi, es en el intento de recentralización que el PP desearía.

En cuanto a la situación del PSOE los resultados no sólo confirman las previsiones sino que lo sitúan en una situación de difícil recomposición. Las políticas de ZP han colocado al PSOE al borde del precipicio. No se trata del hecho de perder unas elecciones, sino de perder la propia orientación. Zapatero se presentó en su momento como la regeneración socialdemócrata del PSOE después de la etapa González. ZP deja al PSOE no sólo en peor situación sino sin esperanza de regeneración, después de su reconversión a un social-liberalismo basado en políticas económicas de derechas. ¿Hay posibilidad de regeneración de este partido cuando hemos visto que han sido los viejos felipistas los que han intentado salvar el barco?. ¿Dónde está ahora la posibilidad de regeneración del PSOE? Y entiendase que por regeneración queremos decir retorno a las raíces socialdemócratas propias de una opción de izquierdas. El PSOE es hoy un partido de asalariados internos, más de burocracia que de militantes. Y es difícil imaginar que de ahí pueda salir una alternativa para el propio partido. La situación es crítica y auguro un largo túnel antes de ver una nueva luz, si es que hay luz al final del túnel. Desde luego la salida no es continuar con el social-liberalismo de los últimos años.

En cuanto a la izquierda alternativa, la izquierda que no se rinde, ha tenido unos resultados favorables pero que no llaman a la euforia. Reitero lo que planteé antes de las elecciones, creo que tanto IU como EQUO son responsables de que hoy no exista en el Parlamento un fuerte grupo alternativo roji-verde, el Frente Amplio de que hablaba Llamazares, con cerca de 20 diputados. Si sumamos los votos de IU-ICV y EQUO da alrededor de dos millones de votantes y si analizamos las circunscripciones electorales vemos como la suma de los dos podrían haber dado un puñado de diputados comenzando por Madrid. Ante la actual situación es más urgente que nunca hacer una reflexión en profundidad. Izquierda Unida debe de dar un salto adelante en la línea planteada por Gaspar Llamazares (su resultado en Asturias es muy meritorio con un 14% de votos) y abandonar los viejos sectarismos y abrirse de veras y sin voluntad de control hacia toda la izquierda desde la socialdemocracia de verdad hasta el ecologismo. Y EQUO debe convencerse y convencer a los Verdes Europeos que su futuro está dentro de una amplia coalición de las fuerzas progresistas. El ejemplo de Catalunya es claro. La coalición de ICV y EuiA encabezada por una personalidad de prestigio como Joan Coscubiela secretario durante trece años de CCOO de Catalunya, ha permitido dar un salto adelante y conseguir no solo un incremento de diputados de 1 a 3 sino de votos hasta conseguir el mejor resultado de la coalición en dieciocho años. Sólo un apunte ¿alguien se imagina una candidatura de izquierdas en Madrid, por poner un ejemplo, encabezada por Antonio Gutiérrez, y con el apoyo de toda la izquierda alternativa y social? Por cierto Gutiérrez vino a Barcelona a dar apoyo a Coscubiela. Hoy todas las fuerzas alternativas y de progreso deben plantearse claramente el futuro que pasa por la constitución de ese Frente Amplio de todas las fuerzas de progreso para afrontar el futuro y plantar cara junto con la izquierda social a las políticas retrógradas que sin duda plantearán a todos los niveles los gobiernos de las derechas del PP y de CiU.

He querido dejar para el final la reflexión sobre los indignados abstencionistas. Ellos son en parte responsables también de la actual situación. Indignarse y no votar sólo lleva a empeorar la situación y hacer el juego a sus teóricos enemigos. A no ser que aún haya quien crea en aquel falso proverbio de contra peor, mejor. Ha habido suficiente oferta electoral como para que las reivindicaciones de movimientos como el 15M hayan sido recogidas en más de una candidatura. Ahora nadie les representa ni les representará, puede que ni ellos mismos.

Finalmente quiero referirme a lo que parece imposible en este momento, una reforma democrática de la Ley Electoral que permita el principio de una persona un voto y el que todos los votos valgan lo mismo. Plantearlo hoy con la realidad electoral surgida del 20-N es otro sueño difícil de realizar.

Y después del 20-N, ¿ahora que?....