viernes. 19.04.2024

Un mes después de atrincherarse, los seis mineros que se encerraron en la Diputación de León como protesta por la reducción de las ayudas al carbón empiezan a acusar el paso del tiempo, si bien aseguran que aguantarán "lo que haga falta", a lo que contribuyen a diario los ánimos que reciben desde la calle.

Juan Manuel Gutiérrez, Juan José Naveira, Roberto Abella, Jesús González, José Enrique Porto y Miguel Vélez cambiaron la mina por una de las dependencias del primer piso de la institución provincial, que ocupan desde el pasado 4 de junio.

Desde allí, y a la espera de que se solucione el conflicto de la minería, ven pasar el tiempo a través de las ventanas enrejadas que comunican con la calle Ancha, la arteria peatonal principal de la ciudad. A través de estas ventanas, los trabajadores reciben los ánimos de los transeúntes y de vez en cuando algún bocadillo o un bizcocho casero, que ofrecen a todo aquel que entra a saludarles y para lo que disponen de un horario de visitas.

Allí, la vida de palacio no es como relatan los cuentos: duermen en camas hinchables, comen en el mismo lugar que dormitan y se levantan antes de las ocho de la mañana para despejar el acceso de los trabajadores de la institución provincial a las dependencias anexas.

Además, cada jornada que pasan en huelga supone un día menos de jornal, pero defienden su lucha como el primer día encerrados en una sala de juntas, en la que sobrellevan las horas con la compañía de un televisor, un ordenador portátil con Internet y los periódicos, en los que muchos días son ellos los protagonistas.

Cuando la Diputación cierra sus puertas, los mineros salen al patio del Palacio de los Guzmanes -sede de la institución- a estirar las piernas, respirar algo de aire libre y correr para mantenerse en forma. También aprovechan para darse una ducha en los aseos colectivos, unas instalaciones equipadas de vestuarios con taquillas similar a las de un centro deportivo.

Después de tantos días, se consideran hermanos porque juntos han vivido numerosos acontecimientos que les han unido más allá de las reivindicaciones por el mantenimiento del Plan del Carbón, como el cumpleaños de "Juanjo", que señala que lo celebró con su nueva "familia", o el triunfo de España en la Eurocopa, que siguieron por televisión.

Aunque esa alegría que les dio el fútbol fue para "un rato" y "pasa a un segundo plano" cuando recuerdan que están allí para otra cosa, para reivindicar el futuro de las minas, como explica el minero Roberto Abella, trabajador de UMINSA. "No lo disfrutas igual", añade, "estás viendo el fútbol pero no es como estar en el bar con los colegas o en casa con la familia", afirma.

También han sido protagonistas de numerosas y ruidosas concentraciones que se han celebrado en la céntrica plaza de San Marcelo, frente al palacio, en apoyo de los mineros encerrados. Una de las más emocionantes, señalan, fue quizá la de marcha nocturna del pasado 12 de junio, que fue secundada por miles de personas y cientos de linternas; o el paso de la marcha del carbón el pasado día 26, en la que sus compañeros se dirigen a Madrid para pedir al Gobierno que rectifique en la reducción de más del 60 por ciento en las ayudas al sector del carbón, que mantiene al sector en huelga desde el pasado 30 de mayo.

"Las empresas nos dicen que con este recorte no llegarán a diciembre", asegura el minero Miguel Vélez, quien afirma que no aguantarán en huelga hasta la negociación de los presupuestos de 2013, ya que "sería insostenible".

Llegados a esta situación, el trabajador de UMINSA Juan José Naveira, operario de maquinaria pesada en minas de cielo abierto, advierte al ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, de "que cambie de actitud" porque "a estas alturas" no tienen "nada que perder" y solo les quedará, como apunta Abella, "ir a la guerra".

Un mes de encierro en la Diputación de León