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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 30.3.2009

Los forenses de la Audiencia Nacional y del Instituto Nacional de Toxicología que analizaron los restos mortales de las víctimas del accidente del Yak-42 ratificaron este lunes ante el tribunal que juzga las identificaciones erróneas que encontraron hasta tres perfiles genéticos distintos en uno de los 21 de los féretros que fueron exhumados en febrero de 2005 por orden de este tribunal.

Así lo indicó el forense de la Audiencia Nacional Juan Miguel Monge Pérez, que compareció en la quinta jornada del juicio como perito a petición de las acusaciones particulares y del general de Sanidad Vicente Navarro, principal acusado en el proceso y para el que la Fiscalía pide cinco años de prisión por un delito de falsedad en documento oficial.

Monge Pérez, que explicó el procedimiento que llevaron a cabo los forenses sobre 21 de los 30 restos sobre cuya identificación existían dudas --los otros nueve fueron incinerados--, aseguró que en un caso "se encontraron tres perfiles genéticos en un mismo féretro". En concreto, se trataba de una bolsa en la que se guardaron restos de una mano que se correspondía con el cuerpo principal y de dos piernas de otros dos cadáveres que, además, calzaban botas de distintos números (un 43 y un 45).

Según explicó, los restos exhumados fueron sometidos a un análisis de ADN que fue comparado tanto con los perfiles genéticos de los cuerpos que el Consejo de Medicina Forense de Estambul obtuvo "post-mortem" como con los de los familiares de referencia de los que se suponían que eran las víctimas, que fueron llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Toxicología.

En nombre de 11 miembros de este departamento que participaron en los trabajos de identificación, que declararon por videoconferencia, su portavoz, Antonio Alonso, señaló que los perfiles genéticos obtenidos en el análisis que se realizó en Turquía y el que se llevó a cabo en España tras las exhumaciones eran "exactamente iguales y coincidentes".

También compareció como perito el psicólogo clínico del Hospital La Paz de Madrid Javier Barbero Gutiérrez, que detalló al tribunal el "daño emocional añadido y los trastornos" que sufrieron los familiares de los militares que fueron mal identificados. Estos errores, según señaló, prolongaron en el tiempo la situación de duelo, que en condiciones normales habría durado "entre un año y dos".

Tres cadáveres en un ataúd