jueves. 28.03.2024
militares

Defensa tiene en venta más de 1.2 millones de m2 de patrimonio por desuso

Existe un silencio de solemnidad durante las elecciones municipales y autonómicas en los programas electorales en relación con la presencia de lo militar en la vida ciudadana y comunitaria.

Recientemente hemos publicado un informe que desvela que es posible pensar políticas a favor de la paz y que reduzcan el peso económico e institucional de lo militar en los pueblos y CC.AA.

1. Las zonas de interés para la defensa

Según tal categoría, el ejército se reserva el derecho a declarar cualquier zona como “de interés para la defensa” y de limitar o incluso prohibir los usos de la misma. En muchas ocasiones Defensa declara zonas de interés para la defensa a algunas instalaciones con el objetivo de obtener la exención del pago del IBI y de otros impuestos.

Estas limitaciones condicionan el uso y disfrute de determinados territorios, pero también el tipo de planeamiento, los cultivos realizables, y el propio derecho de posesión o adquisición de los mismos.

2. Impuestos y tasas municipales y autonómicas

El ejército, segundo terrateniente estatal, no paga múltiples impuestos municipales y autonómicos que sirven para prestar servicios a la comunidad porque cuenta con un régimen especial de exenciones y de no sujeciones. Esto implica que nos transfieren a todos los demás esta carga inmensa. Tal privilegio alcanza a empresas como Navantia, que se niega a pagar IBI en Ferrol o en Cádiz, a organismos autónomos militares que especulan con la compraventa de terrenos, o a instalaciones y fábricas pertenecientes al Ministerio de Defensa pero de uso no militar, como ocurre en Torrejón, San Fernando, Rota y otros muchos sitios.

Otros servicios estatales como colegios, hospitales o similares tampoco pagan estos impuestos, pero es que no es equiparable la labor de unos y otros y, por otra parte, el ejército cuenta entre sus exenciones, con las que alcanzan a sus espacios recreativos, clubs sociales, cantinas y otros muchos más que discutibles.

3. Subvenciones y apoyo a la industria militar y al militarismo

CC.AA y municipios privilegian lo militar con ayudas a la industria de la guerra. Hemos rastreado ayudas comunitarias como subvenciones encubiertas de i+d en las grandes comunidades fabricantes de armas, principalmente Madrid, Andalucía y Galicia. Subvenciones que sirven para la fabricación de los grandes programas de armas que nos han generado una deuda militar cercana a 30.000 mill. de euros y para construir armas destinadas a participar en los más de 70 escenarios de guerra desde tiempos de la transición. Armas que en su 70% se destinan a la venta al exterior. La industria militar, a pesar de ser muy lucrativa para sus dueños, no produce retornos sociales comparables con cualquier otra ni genera el número de puestos de trabajo que cualquier otro sector.

También contamos con patrocinios institucionales a ferias militares y con infinidad de convenios entre las CCAA y el ejército para dotar de empleabilidad a los militares en lo civil y otros con Ayuntamientos para el traspaso de sus efectivos a las policías locales.

Patrimonio militar especulativo

Defensa tiene en venta más de 1.2 millones de m2 de patrimonio por desuso.

Mucho de este patrimonio se consiguió de formas poco claras, mediante donaciones sui géneris tras la guerra civil, o con expropiaciones a particulares o a instituciones “por interés de la defensa”. Lo lógico sería ahora revirtiera a los municipios o a sus anteriores propietarios, o que se utilice para paliar los problemas actuales de vivienda social, dado que perdió el anterior valor para la defensa. O, cuando menos, que pagase los impuestos de plusvalía correspondientes. La realidad es otra: está exento de impuestos y tiene como objeto hacer caja para el ejército.

Espacios naturales

Curiosamente el ejército controla 30 espacios naturales, más de 150.000 hectáreas, que usa para fines poco ecológicos y en exclusiva.

Entre ellos se encuentran los contrasentidos de que dentro de un parque natural y reserva de la biosfera, como es el espacio de Bardenas Reales, con unas normas de protección medioambiental especiales, cuenten con un campo de tiro militar desde el que se entrenan los F18 que luego bombardean en diversos países en conflicto.

Aviones McDonnell Douglas F18 C.15 sobrevolando el Polígono de Tiro de las Bárdenas Reales

Molestias de lo militar

Desde 1894 hasta la fecha son innumerables las noticias recopiladas en las que los militares han causado molestias a los civiles, desde un fusilamiento simulado a un alcalde a la irrupción de tanques por confusión en un pueblo, innumerables sobrevuelos en pueblos y ciudades rompiendo la barrera del sonido, altercados de legionarios y militares en un estado discutible de sobriedad, paradas y otros actos militares y un sinfín de otras actuaciones que exigirían un cambio de políticas.

Cinco aspectos que permitirían cambios en las políticas. Unos cambios que podrían acompañarse de una política de paz basada en la defensa de la seguridad humana en sustitución de la seguridad militar, y que luche aquí y fuera de aquí contra la violencia estructural y cultural existente, centrándonos en las tres fases de los diversos conflictos militares: el antes, el durante y el después de éstos, de lo que trataremos en otra entrega.

El Ejército, segundo terrateniente estatal