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AGNESE MARRA / NUEVATRIBUNA.ES- 22.04.2010

El ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba ha parado los pies al oportunismo del PP y ha informado en el Pleno del Congreso que se “niega a reformar y endurecer la Ley del Menor. Emplazó al PP a crear una “comisión de seguimiento” sobre la aplicación de esta norma.

Su negativa obedece a una serie de datos y los sostiene con argumentos (el PP debería aprender cuando habla de temas como éstos). “Este año sólo se ha producido un asesinato perpetrado por menores, el anterior ninguno y los anteriores uno”. “No ha aumentado la criminalidad juvenil. Niego la mayor. En España los menores cometen menos delitos que el año pasado, y menos que el año anterior”, enfatizó Rubalcaba.

A su vez el ministro recordó que la Ley del Menor se había reformado hasta cinco veces desde el año 2000, y en 2006 había sido especialmente endurecida. La Ley de Responsabilidad Penal de los Menores establece que quienes no hayan cumplido los 14 años no son imputables. La mayoría de edad penal está en España en los 18 años, aunque la legislación establece que a partir de los 14 se pueden exigir responsabilidades. Únicamente los menores de 14 quedan exentos de esa exigencia de responsabilidad por los delitos que cometen porque el legislador consideró que, cuando las infracciones son cometidas por niños que no alcanzan esa edad, se debe buscar la solución en el ámbito educativo y familiar.

El artículo 19 del Código Penal dice que “los menores de dieciocho años no serán responsables criminalmente”, aunque aclara que “cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la Ley que regule la responsabilidad penal del menor”.

LA DEMAGOGIA DE LA OPOSICIÓN

Sin embargo el partido de la oposición (PP) no ha podido evitar el oportunismo para reivindicar el endurecimiento de penas cada vez que un menor era asesinado. En ningún momento ha hecho caso a lo que advierten diferentes asociaciones de juristas, quienes piden que no se traten de endurecer las leyes después de un crimen o amparándose en un caso concreto.

Ni Rajoy, ni Esperanza Aguirre, ni María Dolores de Cospedal han entendido estos consejos. Por obtener un voto han llegado a sacar provecho del dolor de una madre que ha perdido a una hija o de un padre al que han violado y asesinado a la suya. Escogen a víctimas que están al límite y les dicen lo que quieren oír sin prestar atención a las consecuencias. Los ejemplos de estas atrocidades son muchos.

Una de las más dadas en practicar este vulgar oportunismo ha sido Esperanza Aguirre. Hace apenas dos meses cuando salió de la cárcel el asesino de Sandra Palo, conocido como ‘El Rafita’, y la madre de la víctima estaba desesperada, la lideresa sacó sus garras pidiendo endurecer la Ley del Menor:

Pero ya antes lo hizo Mariano Rajoy al poco de asesinar a la niña Mari Luz. Su padre recorrió toda España pidiendo la cadena perpetua, y encontró en Rajoy a un ‘cordial’ amigo. Su amistad empezó a crecer tanto, que el padre de la niña, Juan José Cortés, militante del PSOE, decidió abandonar a los socialistas y alistarse a las filas del PP. Rajoy sumaba otro voto. Pero lo dramático del caso se dio a conocer a principios del mes de marzo, cuando el líder del PP anunciaba que Juan José Cortés sería su asesor para preparar una reforma en el Código Penal. Como si las reformas legislativas se hicieran a golpe de ‘vendetta’.

El último caso en el que utilizaron el dolor del otro para hacer caja en las elecciones, se produjo tras el asesinato de la niña de Seseña , Cristina Martín, la cual fue asesinada en manos de una menor. En ese momento fue María Dolores de Cospedal, quien acudió al entierro de la niña, y en ese mismo acto pidió que se endureciera la Ley del Menor. Sobresaliente en clases de demagogia debió sacar la secretaria general del PP.

Esta mañana, Rubalcaba se ha negado a seguir el oportunismo pepero y ha pedido a este partido que “no aumente la alarma social y que no traspase la muy frágil línea que existe entre la solidaridad con las familias de las víctimas y el oportunismo”. Más que una petición parece una utopía.



Rubalcaba frena en seco la demagogia del PP