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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 13.6.2010

...Las elecciones del próximo otoño pesan mucho en CiU. Así las cosas, y teniendo en cuenta que el PP sigue cerrado al diálogo, sólo queda buscar el apoyo del PNV.

El Gobierno lo tiene francamente difícil para que no se reproduzca en la votación de la reforma laboral la imagen de soledad que dio cuando se aprobó el 'tijeretazo'. En aquella ocasión, CiU se abstuvo y está por ver lo que hará con la reforma. De momento, su portavoz en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Durán i LLeida, ha calificado este domingo de "churro" el texto presentado el pasado viernes por el Gobierno y ha advertido de que, tal y como está redactado, su formación no lo apoyará en la votación prevista para el próximo 22 de junio.

"Sinceramente, el texto me sorprende y lo encuentro un churro. No acabo de entender lo que se pretender lanzar con el mensaje de la reforma laboral", ha dicho el portavoz de los nacionalistas catalanes, en declaraciones a la Cadena SER, y ha añadido: "El actual texto no nos convence. O lo hacemos entre todos, y el Gobierno asume la responsabilidad, o no tendrá nuestro apoyo".

Duran, por otra parte, se ha quejado de las prisas que tiene ahora el Ejecutivo, tras dos años de negociaciones con los agentes sociales, para sacar la reforma adelante y ha considerado que sería bueno disponer de "una semana más" para negociar. A su juicio, es "precipitado" que este asunto tenga que resolverse en "24 horas", sobre todo porque "el texto es largo y farragoso", cuando debería ser "simple, contundente y llamativo para los mercados".

El líder de CiU en la Cámara Baja, ha explicado que el documento no define las causas objetivas de despido, no aclara las reducciones en la cuota de la Seguridad Social para los empresarios y no entra a combatir el absentismo laboral. A la formación catalana tampoco le gusta que la propuesta penalice el trabajo temporal. En su opinión, lo que ha hecho el Gobierno es poner encima de la mesa una oferta "vaga" al resto de partidos, para que sean otros los que propongan medidas de mayor calado. "El Gobierno tiene que mojarse", ha advertido, para añadir que, si no ha hecho otro planteamiento es porque "no se atreve por su relación con los sindicatos".

"EL TIEMPO ES EL QUE HAY"

El hecho es que no parece que el Gobierno esté dispuesto a conceder más prórrogas. Lo ha dejado claro el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, que también ha reclamado al PP que ponga "las cartas sobre la mesa" y revele sus propuestas para abordar la reforma laboral antes del próximo miércoles, cuando el Consejo de Ministros aprobará la regulación. "Estamos dispuestos a hablar, a dialogar y a acordar, pero no a perder el tiempo", ha subrayado para concluir que "no hay prórroga, el tiempo es el que hay". Previamente, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha vuelto a criticar la reforma que propone el Gobierno y ha arremetido contra Blanco, a quien ha definido como "el Atila para el diálogo político entre los españoles"

Por otra parte, y según avanza la agencia Europa Press, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está 'cortejando' al presidente del PNV, Iñigo Urkullu, con el que en las últimas semanas ha incrementado el número de conversaciones telefónicas, después de reconocerle, en una llamada, que él y su Gobierno no habían hecho esfuerzos suficientes para conseguir el apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV) al decreto de recortes que se convalidó el pasado día 27 de mayo en el Parlamento. Ahora, y con la vista puesta en la convalidación del decreto de reforma laboral y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2011, se multiplican los contactos.

Al parecer, Zapatero telefoneó al dirigente nacionalista cuando este anunció, el 26 de mayo, que el PNV votaría en contra del citado decreto, por el que se rebaja el salario de los funcionarios en un 5 por ciento de media y se congelan las pensiones. Ese día, Urkullu argumentó que las medidas del Ejecutivo eran "injustas" e "insuficientes" y las calificó de "imposición" por no haber sido dialogadas con el resto de partidos. Al mismo tiempo, desvelaba que el PNV había pedido al Gobierno, formalmente y por carta, aclaraciones sobre el decreto y le había sugerido propuestas "constructivas" sin haber obtenido respuesta.

Tras este anuncio y antes de las votaciones del día 27 de mayo en el Parlamento, Zapatero telefoneó a Iñigo Urkullu en un intento de que el PNV modificara su decisión y no votara en contra del decreto de recortes. Sin embargo, el dirigente nacionalista no hizo más que confirmarle personalmente al presidente la decisión que acababa de anunciar.

Finalmente, el decreto del Gobierno salió aprobado por tan sólo un voto de diferencia y gracias a la abstención de CiU, por lo que ese mismo día, desde el Gobierno se admitía la necesidad de "recomponer" los apoyos parlamentarios.

ZAPATERO TRABAJÓ POCO EL APOYO DEL PNV

De hecho, uno o dos días después de la votación, el jefe del Ejecutivo volvió a telefonear al presidente del PNV y en esta ocasión, le reconoció que no se había trabajado lo suficiente el apoyo del Partido Nacionalista a las medidas del Gobierno para una reducción más drástica del déficit y cumplir así con el mandato europeo.

Las fuentes consultadas por Europa Press explican que Zapatero está actuando ahora conforme al reconocimiento que le hacía a Iñigo Urkullu y en las últimas semanas ya ha mantenido contactos con el presidente del PNV para recomponer los apoyos y, sobre todo, ahora que el Gobierno tiene por delante la necesidad de convalidar en el Parlamento el decreto de reforma laboral que aprobará el Gobierno el próximo miércoles y con los ojos puestos en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, cuyo techo de gasto se tiene que aprobar antes de que concluya este periodo de sesiones.

PRESUPUESTOS GENERALES

Precisamente, este último asunto, la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado, es una de las cuestiones que más preocupan al Ejecutivo de Zapatero, porque de no lograr los apoyos suficientes, una prórroga presupuestaria podría provocar una caida del Gobierno. Por ello, y ante el anuncio realizado por el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, de que su grupo votará en contra de las cuentas públicas para 2011, al Ejecutivo no le queda más opción que tratar de recomponer los apoyos parlamentarios para evitar una convocatoria anticipada de elecciones. En este despliegue de contactos, el diputado socialista y también vasco Txiki Benegas está jugando un papel de nexo para tratar de limar asperezas con los nacionalistas vascos y allanar el camino del entendimiento.

No en vano, el voto del PNV para los próximos presupuestos aún no está decidido, según reconocen dirigentes nacionalistas, sin embargo, hay quien ya está sopesando si les conviene dejar caer el Gobierno en las actuales circunstancias en las que el PP podría llegar a lograr mayoría absoluta si se celebraran elecciones anticipadas. Esta misma teoría la defienden dirigentes del PSOE, quienes están convencidos de que ni al PNV ni tampoco a CiU les interesa dejar caer al Gobierno porque un adelanto electoral podría obligar a realizar las generales a la vez que las municipales y autonómicas de 2011 y unas elecciones al Parlamento movilizan mucho más voto y lo polarizan todo entre el PSOE y el PP.

Además, en el caso de Cataluña, los socialistas suman muchos más votos en las elecciones generales, de modo que CiU, que dará la batalla por varios ayuntamientos catalanes --entre ellos el de Barcelona, la ciudad más grande que gobierna hoy el PSOE-- podría ver perjudicadas sus opciones si municipales y generales se celebrasen el mismo día.

El propio Zapatero, y también su antecesor socialista en la Moncloa Felipe González, mostraron esta semana pasada sus dudas de qué hará el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, cuando lleguen los Presupuestos al Congreso, a pesar de que hace pocas semanas advirtió de que estaría en contra.

ESTRATEGIA DE ACERCAMIENTO

No obstante, las dudas sobre lo que puede ocurrir con el voto de nacionalistas vascos y catalanes ha obligado a Zapatero a desplegar toda una estrategia de acercamiento al PNV y a su presidente, Iñigo Urkullu, que además viene precedida de otro intento reciente que hizo el presidente del Gobierno. Fue el pasado 6 de abril, cuando el jefe del Ejecutivo invitó al presidente del PNV a una cena en Moncloa que duró cerca de cuatro horas.

En aquel momento, el llamado 'tridente' del Gobierno --los ministros de Economía, Fomento e Industria-- estaba negociando con los grupos un paquete de medidas contra la crisis en lo que se ha llamado el 'Pacto de Zurbano', que no llegó a ser tal.

El jefe del Ejecutivo necesitaba el respaldo de los grupos parlamentarios y llamó a Moncloa al presidente del PNV para sondear su apoyo a estas medidas y también para mejorar las relaciones con este partido, con cuyo presidente no había vuelto a hablar desde octubre de 2009, cuando se estaban negociando los apoyos para los Presupuestos Generales del Estado.

Ahora, y ante la necesidad más inmediata que de nuevo tiene el Gobierno de apoyos parlamentarios para sacar adelante otras cuestiones como el decreto de reforma laboral, que se aprobará el próximo miércoles 16 de junio, el Ejecutivo está trabajandose los apoyos de varios grupos minoritarios, entre ellos el PNV, cuyos diputados ya han mantenido encuentros con el Ministro de Trabajo, quien les ha expuesto las medidas en las que está trabajando el Ejecutivo para intercambiar posturas.



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