viernes. 29.03.2024

El mismo Gallardón se encargó de dejarlo claro cuando, en el verano de 2007, pidió públicamente ir en las listas con las que el PP concurrió a las elecciones generales

El hasta ahora alcalde Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha alcanzado su objetivo y se convertirá en ministro de Justicia en el primer Gobierno de Mariano Rajoy, tras 16 años ocupando cargos de responsabilidad en Madrid -de 1995 a 2003 en la Comunidad y, a partir de entonces, en el Ayuntamiento- y varios sinsabores en el camino hacia la política nacional.

Que el 'popular' deseaba jugar un papel en el futuro del país no era un secreto para nadie. El mismo Gallardón se encargó de dejarlo claro cuando, en el verano de 2007, pidió públicamente ir en las listas con las que el PP concurrió a las elecciones generales del año siguiente.

Sin embargo, Rajoy decidió dejarle fuera de la candidatura, lo que llevó a Gallardón a reconocer que había sido "derrotado" en sus "aspiraciones" y a abrir un "periodo de reflexión" para decidir si seguía dedicado a la política.

Pocos meses después, no obstante, el primer edil parecía ya haber olvidado el desencuentro, aunque no la lección que aprendió de dicha crisis, por lo que en la pasada legislatura rechazó en todo momento expresar pública (o privadamente) sus deseos que, según sus compañeros en el Grupo Municipal Popular y en el resto del partido, seguían estando ahí.

La recompensa llegó finalmente el pasado mes de octubre, cuando Mariano Rajoy anunció la composición de sus listas y Gallardón figuraba en el número 4, el mismo que su padre, José María Ruiz-Gallardón ocupó años atrás en Alianza Popular.

PASO POR MADRID

Atrás deja toda una carrera centrada en Madrid y que ha incluido sonados encontronazos con su compañera de filas Esperanza Aguirre así como polémicas sobre su gestión, tanto en el Ejecutivo autonómico como en el municipal de la capital.

Una carrera que comenzó cuando, en 1983, fue elegido concejal de Madrid por AP. Tras cuatro años en la oposición, pasó a una Asamblea controlada entonces por los socialistas y se convirtió, además, en senador por Madrid y en portavoz del Grupo Popular tanto en la Cámara Alta como en el Parlamento madrileño.

En 1995, ya abandonadas sus responsabilidades como senador, Gallardón se convirtió en el presidente más joven de la Comunidad, además de lograr el hito de ganar el Gobierno para los 'populares', después de que cuatro años antes un pacto PSOE-IU le impidiera hacerse cargo del Gobierno regional.

Durante sus dos legislaturas en el Ejecutivo autonómico (ambas con mayoría absoluta), Gallardón acometió la mayor ampliación de la red de Metro de la historia, y también tuvo que gestionar el peliagudo asunto de la transferencia de las competencias de educación y sanidad, un objetivo que salvó gracias, entre otras cosas, a su capacidad para negociar tanto con los sindicatos como con la patronal.

Desde entonces, sus cada vez más abultadas mayorías absolutas hicieron de él la gran esperanza del PP, la promesa del partido, que en 2003 le encomendó dar el relevo en la capital a un ya desgastado José María Álvarez del Manzano.

Sin embargo, el 'tamayazo' obligó a Gallardón a compatibilizar el cargo de alcalde y el de presidente regional durante cinco meses, hasta que se convocaron unas nuevas elecciones en las que Aguirre fue elegida su sucesora.

El 'alcalde faraón' deja un endeudamiento que supera los 7.000 millones de euros

LLEGADA A LA PLAZA DE LA VILLA

Con la libertad que da la mayoría absoluta Gallardón comenzó entonces la gran labor de "modernización" de la capital, con el soterramiento de la M-30 y su posterior urbanización y la reforma del Prado-Recoletos, ésta finalmente no realizada.

Unos proyectos que le han valido el apodo de 'alcalde faraón' y un endeudamiento que supera los 7.000 millones de euros y que ha servido de argumento a sus rivales políticos para cargar contra su gestión, que también se ha caracterizado por otras medidas polémicas como la introducción de los parquímetros en algunos barrios periféricos o su mudanza al Palacio de Cibeles.

Sus adversarios también tachan su política de "escaparate" volcada en el centro y para los turistas, y de olvidarse de la periferia, y le reprochan asimismo las numerosas privatizaciones que ha llevado a cabo.

Las candidaturas de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016 acabaron en desilusión, aunque él siempre defendió que la proyección internacional de la ciudad en el mundo gracias a estas apuestas garantizaron un gran empuje económico.

Por eso, y por los ánimos más o menos encubiertos del presidente del COI, Jacques Rogge, Gallardón decidió tras las últimas elecciones municipales presentar de nuevo a la capital a la carrera olímpica de cara a organizar los Juegos de 2020, una decisión que ya no conocerá como responsable del proyecto olímpico.

Ana Botella, que para más de uno en las filas 'populares' no es la persona idónea para suceder a Gallardón

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Ahora, al 'popular' tendrá que explicar su salida del Palacio de Cibeles apenas siete meses después de ser reelegido y, sobre todo, después de haberse comprometido durante su campaña electoral a permanecer en el cargo durante todo el mandato.

Otra 'patata caliente' que en los mentideros políticos se mencionaba como obstáculo para el primer edil en su camino hacia la política nacional es su propia sucesora, Ana Botella, que para más de uno en las filas 'populares' no es la persona idónea para suceder a Gallardón, algo que él ha desmentido por activa y por pasiva asegurando que sería "magnífica" en cualquier puesto de responsabilidad que se le encomendara.

Su salida del Consistorio suscita preocupación también por los concejales que podrían seguirle a su nueva responsabilidad, lo que podría suponer descapitalizar en cierta manera el Ejecutivo local de sus máximos responsables y dejar a Botella al frente de la ciudad con un equipo más inexperto.

Atrás deja también algunos proyectos incumplidos, como la reforma del eje Prado-Recoletos en su tramo declarado Bien de Interés Cultural o la construcción del Centro Internacional de Convenciones, así como unas maltrechas arcas municipales que costará años recuperar.

Rajoy premia a Ruiz-Gallardón con la cartera de Justicia