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NUEVATRIBUNA.ES 27.10.2009

El pulso entre Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre continúa en el día de resaca por las declaraciones del vicealcalde Manuel Cobo. La presidenta de la Comunidad de Madrid es la única dirigente del partido que se niega a obedecer la ley del silencio impuesta por Génova y hoy mismo ha vuelto a pedir públicamente al líder del PP que valore la importancia de las “injurias” vertidas por el número dos de Alberto Ruiz-Gallardón.

El ambiente en la Puerta del Sol está que arde. Los aguirristas se muestran indignados con las acusaciones e “insultos” de Cobo y quieren cobrarse su cabeza sin entrar en más consideraciones o “remilgos” por parte de la dirección nacional. El portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, David Pérez, calificó de “gravísimas” las manifestaciones del concejal y consideró “urgente e importante que el Comité Nacional resuelva cuanto antes para que este tipo de polémicas no introduzcan más ruido”, reivindicación que de momento no ha sido escuchada por la cúpula popular que prefiere tomarse su tiempo tal y como destacó la secretaria general María Dolores de Cospedal al afirmar que la resolución del caso Cobo “no tiene por qué ser cuestión de horas”.

Con la posible sanción o expulsión de Cobo en cuarentena la segunda orden marcada por Génova ha sido el silencio y el cierre de filas. A excepción del líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, pocos son los dirigentes que se atreven a valorar públicamente la guerra desatada en el PP por la lucha de poder. Preguntada en varias ocasiones sobre este asunto, Soraya Sáenz de Santamaría apeló a las “reglas de la prudencia” e hizo un llamamiento a todos los dirigentes de su partido para que trabajen por “un proyecto común”. La portavoz parlamentaria salió en defensa de Cospedal, a la que algunos cuestionan cómo está gestionando las sucesivas crisis (primero Costa y ahora Cobo), pero evitó hacer lo mismo con Aguirre quien se siente ultrajada por las acusaciones del vicealcalde.

En el PP de Madrid se echan en falta más apoyos públicos a la lideresa. También un claro posicionamiento de los barones territoriales que se traduzca en muestras de solidaridad por los ataques de Cobo. “Eso tendrán que preguntárselo a ellos”, dice con cierto enojo un fontanero de la sede del Gobierno regional. Ni siquiera la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que se precia de mantener una excelente relación con Aguirre, quiso entrar al trapo de la batalla abierta por el control de Caja Madrid limitándose a decir que no va a contribuir "ni un segundo más a hacer más grande esta bola de cotilleos y de morbos".

Para el entorno de Aguirre lo dicho por Cobo no se puede valorar de manera aislada. Fuentes cercanas a la presidenta creen que Ruiz-Gallardón está detrás de todo, es, como dicen, el “tándem Cobo-Gallardón”, e incluso se atreven a dar un paso más poniendo en duda que Rajoy no estuviera al tanto del ataque a la presidenta a través de un medio de comunicación. La propia Aguirre ha sido muy clara al denunciar en plural y no en singular que “les han hecho la campaña al PSOE”.

La crisis abierta en el seno del PP está lejos de solucionarse. La presidencia de Caja Madrid sigue en el aire y desde el partido en Madrid se insiste en que lo único que está cerrado es el acuerdo alcanzado antes del verano con todos los sectores con representación en la caja. En este sentido, Aguirre se mantiene firme en la idea de que sea la Comunidad de Madrid y no la dirección nacional de su partido la que tenga la última palabra.

Por el momento, uno de los principales protagonistas, Rodrigo Rato, se dejará ver esta noche en Madrid en la presentación de un libro. Veremos si él tiene algo que decir en todo este conflicto.

Rajoy pone en cuarentena el caso Cobo e impone silencio en el PP