jueves. 28.03.2024
gestora PSOE

el PSOE está dirigido políticamente por una Gestora-Comisión de la que hay serios motivos para dudar de su legitimidad, tanto de origen, como de ejercicio

Desde el lamentable y difícilmente olvidable Comité Federal (CF) del 1 de octubre, cuyas consecuencias para la organización, aún sin evaluar, sólo pueden preverse como graves ante la ciudadanía y ante los propios militantes, el PSOE está dirigido políticamente por una Gestora-Comisión de la que hay serios motivos para dudar de su legitimidad, tanto de origen, como de ejercicio.

Los estatutos del partido no definen con nitidez su existencia por lo que poco podría el CF añadir a la misma, funciones. Pero ese órgano la ha convertido, de hecho, por una decisión no contemplada en su orden del día, ni conocida en sus detalles, ni quienes han sido los miembros presentes del CF que las han elaborado y aprobado. En un órgano político con plenos poderes de dirección. El procedimiento parece claramente irregular y falto de transparencia. De ahí que se pueda afirmar su falta de legitimidad de origen y si alguien mantiene lo contrario, debería poner encima de la mesa los argumentos, los procedimientos y las formas que dieron lugar a su constitución y a la definición de sus funciones.

Los partidos políticos tienen que ser escrupulosamente cuidadosos en sus comportamientos democráticos y no sólo porque así lo indiquen las leyes, que también, sino porque es precisa su ejemplaridad para arbitrar en el siempre complejo y lleno de matices entramado del día a día del quehacer de las instituciones democráticas.

FALTA DE LEGITIMIDAD DE LA GESTORA

Siempre se ha dicho que la acción democrática; que la actividad política debe ser muy cuidadosa con las formas y que su respeto es de especial importancia y significación. Parece claro, por tanto, que la Comisión Gestora, o política, o como quiera llamarse; que ni siquiera su denominación está consolidada, no cumple los mínimos exigidos a un órgano que ha asumido, de hecho, unas responsabilidades absolutas en la dirección política del primer partido de la oposición en la vida política española.

Es preciso definir de nuevo, con precisión y con luz y taquígrafos las funciones de este órgano y ello lo debe hacer un CF que lo debata en profundidad y con la debida participación de todos sus integrantes y así quede clarificado su quehacer en el espacio político y en el tiempo de ejercicio. Si no se hace así muchos militantes seguirán manteniendo su falta de legitimidad y, con ello, del debido respeto a los actuales autoproclamados máximos directores políticos del PSOE.

Se puede afirmar que  el origen y constitución de la Comisión-gestora respondía a una decisión de estrategia por parte de un importante bloque de cuadros del PSOE con un solo objetivo: el apartamiento voluntario o forzado del anterior secretario General Pedro Sánchez (PS), único elegido por votación directa de los militantes. Se han escuchado distintas razones para poner en marcha el proceso, pero su detonante ha sido la súbita, coordinada y apresurada pérdida de confianza de una parte mayoritaria de su Comisión Ejecutiva en Sánchez que fue el que los propuso al Congreso Federal último en el que fueron elegidos.

Las motivaciones políticas de esas razones están por ser explicitadas con detalle y valoradas en su riesgo para el conjunto de la organización. Lo que luego se escuchó en el CF del 23 de octubre convocado ya por la gestora-Comisión se puede resumir en las graves consecuencias para el país y para el PSOE de concurrir a una tercera elecciones. Todo por tanto se reducía, in extremis, a elegir entre dos males: o elecciones o Rajoy. Se debatió, se votó y se eligió Rajoy, por una mayoría de 60-40

OBJETIVO: APARTAR A SÁNCHEZ

Lo que cada día ahora parece más claro es que no se había avanzado más en la estrategia y en el análisis de las consecuencias de la grave decisión adoptada. No había ni siquiera esbozado un plan de actuación sobre cómo debería ser la dirección del partido a partir de ese tan deseado y necesario objetivo de apartar a Sánchez.

El Plan A consistente en la eliminación de Sánchez y con ello conseguir el cambio de criterio, largamente sustentado por el PSOE, de la negación a la investidura de Rajoy como presidente del gobierno, por la abstención en la segunda sesión de investidura, de la segunda investidura, estaba conseguido. Pero lo que puede afirmarse es que hubiera un plan B y que, además, se hubiera expuesto explicitado, para que una vez conseguidos esos ambiciosos y dramáticos objetivos, se pudiera gestionar con éxito y con el apoyo mayoritario de los militantes y de los votantes del PSOE, las consecuencias de estos singulares y excepcionales sucesos.

Y los hechos lo van confirmando. El PSOE demuestra, cada día que pasa, que no tiene dirección política en sentido clásico. Que lo que pudiera parecerse a ello, es un diálogo a distancia entre la Secretaria General de Andalucía, Susana Díaz y el Secretario General de Asturias y presidente de la Comisión-gestora, que por momentos se parece a un órgano unipersonal y en otros a un órgano vicario de la federación andaluza, que siendo la mayor del PSOE parece tener una vocación hegemónica. Curiosamente ambos protagonistas cualificados parece que son presidentes de sus respectivas CCCA a tiempo parcial, lo que tampoco es de menor cuantía para el debido respeto institucional que tan elevadas responsabilidades exigen.

Y simultánea y de forma continua se afirma, también, por unos y por otros, Díaz, Gestora-Comisión, y portavoz del grupo parlamentario que en esta legislatura es preciso llevar la acción política al Parlamento dada la debilidad en ese ámbito del partido del gobierno, procurando allí desde una nítida y liderada oposición revertir en la mayor medida posible las tremendas y absolutistas decisiones legislativa del anterior gobierno en todos lo ámbitos fundamentales de la convivencia y de los derechos y libertades de los ciudadanos.

Analizando estos primeros pasos se puede afirmar que  los resultados no son nada satisfactorios, ni en lo que se refiere a la dirección política del partido ni en la orientación de la acción del grupo parlamentario como agente más visible del PSOE.

UNA FUNCIÓN INTERINA SIN PLAZO

La gestora-comisión lo que sí parece tener claro es que su función interina lo es sin plazo. Puede pasar aplicándole aspectos negativos de la reforma laboral que se eternizase en su situación de  precariedad. Pero con la paradoja de que esa precariedad lleva aparejada el ejercicio absoluto del poder en el partido.

Con este punto de partida su planteamiento debe expresarse de forma autoritaria, revestida de la preservación de los principios más acendrados de la organización, en relación a la posición de indisciplina de algunos diputados a la hora de votar la decisión mayoritaria del CF, revocando el no por la abstención a Rajoy. Disciplina por encima de todo como expresión de unidad. No ha aceptado la gestora-comisión matización alguna ante un asunto de tan compleja interpretación. No se ha valorado el mantenimiento rígido de la posición del partido durante tantos meses, sin que nadie abiertamente, de esa nueva mayoría que voto la abstención, la hubiera planteado, ni tan siquiera se hubiera atrevido a pronunciar la maldita expresión.

Es evidente que con 11 abstenciones era suficiente. Se obligó, con amenazas nítidas, y en algún caso tremendistas, a un voto único contra, no sólo la conciencia, sino la coherencia y la dignidad de muchos que habían sostenido con disciplina el anterior no, aunque incluso pudieran haber estado personalmente por la abstención.

Se tropezó en primer lugar con el PSC, partido federado con alto nivel de  autogobierno en el conjunto de la organización y con unas posiciones singulares en su entorno territorial más próximo de actuación política y que había decidido mantener el no, en su máximo órgano político: un congreso. Pero fueron no solo estos diputados sino otros ocho los que no siguieron el mandato radical del CF y entre ellos, dos diputadas independientes, elegidas  en la lista de Madrid. Margarita Robles ocupando el número dos, detrás del Secretario General. Parece que hay una maldición con ese número dos por Madrid  cuando lo ocupa alguien de la judicatura. 

El grupo parlamentario, máxima visualización del PSOE en estos momentos dada la previsible transitoriedad de la gestora, mantuvo por decisión de ésta, también previsiblemente, al portavoz en el Congreso que no así en el Senado, en el que dando un claro mensaje de renovación generacional situó al anterior presidente de Asturias Sr. Areces “tan sobrado en años como mozo en bríos”, siguiendo a Lope de Vega.  El portavoz, además, fue ascendido a la jefatura del grupo, porque en este Plan B virtual la presidencia de la gestora-comisión no recayó en un diputado nacional.

Ese portavoz que había sido el primer referente del “no”, ahora se convertía en el máximo referente, elevado de categoría, de la abstención. Y, además, con lo que pudiera parecer como la fe del converso, exigía a sus anteriores compañeros, a los que también había exigido disciplina en él “no”, la máxima uniformidad solidaria para la abstención. Evidentemente esto no puede suceder entre seres humanos racionales y libres sin riesgos y sin deserciones, que pueden ser perfectamente justificadas y argumentadas. ¡Malo sería que esto no sucediera ante una situación tan dramática y excepcional!

Con este proceder ya disponemos de una gestora-comisión, con escasa legitimidad de origen, expresada con un clamor creciente por la militancia de a pie, esa que no tiene más que acatar la democracia representativa y no directa, incluso ante el espectáculo de desconcierto de sus representantes, y con un grupo parlamentario cuyo máximo responsable y portavoz tampoco es reconocido como líder por el conjunto de sus miembros. Debilidad clara por todas partes que no pudo ser valorada ante la inexistencia irresponsable de un  plan B.

DONDE DIJE DIGO, DIGO DIEGO

La intervención del jefe-portavoz, en la primera sesión de la segunda sesión de investidura de Rajoy, en la que esta podría haberse resuelto, ahorrando tiempo y malestar  a muchos militantes al forzar una inexplicable segunda sesión, fue en términos políticos, simplemente patética. Sólo podía tener algo de hiperrealismo para justificar el voto “no”, del que luego todo el mundo sabía que a los dos días sería abstención. Cuando no hay posibles razones para un cambio tan radical no hay posibles argumentos, ni oratorios, ni filosóficos, ni políticos, ni populistas para tener éxito en decir que “donde dije digo, digo Diego” y muy alto y muy claro. ¡Vaya flaco favor a la política y a los políticos cuando el actor-profesional es el mismo!

A continuación ha dado comienzo el quehacer real de la legislatura con la lentitud y  premiosidad que es de esperar del PP de Rajoy. Hemos oído declamar al portavoz-jefe del PSOE, su clara posición de oposición. Incluso ya ha adelantado y anunciado su oposición a unos presupuestos desconocidos. Esto no deja de ser también sorprendente. Hay que oponerse a lo que se conoce y se pueda justificar desde el estudio riguroso de lo conocido, y razonando el por qué no se comparte el contenido de esos presupuestos. Se supone que el jefe-portavoz, se refiere a la sesión previa de debate presupuestario de enmiendas a la totalidad, con la esperanza de poder hilvanar un discurso de oposición radical de marcado contenido social e ideológicamente en las líneas más avanzadas de una socialdemocracia de nuevo cuyo, que pueda ser la envidia de la izquierda europea, con la seguridad de que el presupuesto así censurado  no sea devuelto, y ello con la ayuda de la abstención, sentida o pactada  del PNV, junto a algún diputado de los grupos catalanes. También sería mejor que para evitar dramatismo el PNV votará a favor. No tiene que ser para el PP muy caro alrededor de la discusión de las partidas que constituyen el cupo y otros intangibles.

Se ha planteado un primer pleno real, abandonando los virtuales anteriores. Con un asunto de especial significado, relacionado con la educación y la Ley Wert de imposible aceptación, no  sólo por el PSOE, sino por todos los partidos en la anterior legislatura. No se ha planteado su derogación, lo que conlleva complejidades técnicas no menores, sino la suspensión de su aplicación aunque  no se sabe con detalle de  qué aspectos concretos de la misma se está hablando. Porque la LOMCE dice muchas cosas, además, de lo de las reválidas. Dice mucho sobre la enseñanza concertada; sobre la religión; sobre la financiación a centros con separación educativa por sexos; sobre la participación de padres y madres, de la sociedad civil y, sobre todo, del profesorado. Y mucho sobre evaluaciones y salidas del sistema sin retorno, junto a muchas otras cosas. ¿Qué es lo que se ha pedido que quede sin efecto? No ha quedado claro, pero sí se ha intentado confundir a la ciudadanía diciendo que el éxito de la oposición liderada por el PSOE ha conseguido derogar la LOMCE y dejar en evidencia la soledad del PP en esta legislatura. No ha sido ni mucho menos, así. Habrá que esperar a un Real Decreto Ley, nada más y nada menos, para saber  de lo que realmente estamos hablando.

CASTIGO A LOS QUINCE DISIDENTES

Mientras, la comisión, o gestora, o dirección unipersonal del partido, sigue con su ardua tarea de castigo a los quince disidentes, en una labor inquisitorial fina y silenciosa, para intentar distinguir con precisión lo que se puede hacer con los sospechosos de estar en connivencia con los rompedores de España. Deben estar consultando a expertos sobre posibles problemas  de competencia disciplinaria directa para poder ejercer un castigo ejemplar ante esta grave manera de pensar, que incluye incluso, poder considerar como algo viable, que Cataluña sea una nación. También encierra especial gravedad que SD se haya enterado de esto y del posible derecho a decidir por los periódicos. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

También está ocupada la gestora en su papel castigador,  en qué hacer con los otros seis disidentes del propio partido y de distintas federaciones, con sus singularidades político-territoriales y mirando la personalidad y posición de apoyo o distancia de la posición ganadora, de los correspondientes secretarios generales de las mismas.

Un apartado singularizado debe ocuparse de las dos diputadas ajenas al partido y por ello a su disciplina, con la dificultad añadida de la  imposibilidad de retirarles el escaño del que son “propietarias”.

Así que el pleno con la LOMCE y la  muy importante posición ante la violencia de género y mientras, la comisión disciplinario-gestora a lo suyo, sancionando disidentes, e indicando al  grupo parlamentario su posición, sobre el castigo que les debe corresponder también y relacionado con su labor y posición en las tareas parlamentarias. Se supone que el grupo escuchará con atención las sugerencias para que sean convertidos en diputados “de a pie” y  ello al margen de sus capacidades y disponibilidades, que deben ceder ante su ostensible indisciplina. Si ocupan puestos relevantes deben ser sustituidos por otros diputados adeptos y a ser posible, que en el pasado hayan ocupado posiciones de las que fueron apartados o confrontados por el innombrable hombre del pasado Sánchez, lugar en el que ha sido colocado por un  joven prometedor como Ramón Jáuregui.  Y así aparecen, de nuevo, relanzados, Madina y Soraya. Este proceder parece recordar al doble brazo inquisitorial: el de fondo, dogmático sancionador, del que se encarga la gestora-disciplinadora y el brazo civil ejecutor que se deja en parte en manos del grupo.

Pero inmediatamente y para que esto no decaiga asistimos a un nuevo esperpento que viene a mostrar la falta de dirección política radical en la que se  encuentra el PSOE. El reparto de Comisiones, de sus presidencias y la elección de sus titulares para el tiempo que dure la legislatura. Y el PSOE se encuentra con el PP en estado puro. Ese que pensó que iba a domeñar en el Parlamento con su severa y radical oposición.

Rajoy no deja de provocar. Designa para la más importante comisión, la de exteriores –recordar cuanto la lucía su anterior presidente de CiU, Durán y Lleida, y cuanto se había obtenido políticamente a cambio por parte del PP- a su amigo del alma, Fernández Díaz. Inseparable durante 30 años. Con más de una decena de altos cargos desempeñados en el legislativo, en el ejecutivo y en el personal. Reprobado. Incomprensible ministro en funciones de un gobierno, después de ser doblemente impresentable: por conspirar contra otros adversarios políticos desde su privilegiado puesto de ministro del Interior utilizando poderes del Estado, con la ayuda de un alto cargo  de más que dudosa lealtad de un gobierno autonómico díscolo, como el catalán, y para mayor estrépito ser grabado en tales ocupaciones. El alguacil alguacilado. Maldad e incompetencia. No se puede pedir más para haber seguido  al mando de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que deben garantizar el ejercicio de derechos, deberes y libertades de los ciudadanos.

¿Y qué hacer? Para el  portavoz-jefe: Sencillo. Hay un acuerdo de todos los grupos. 32 Comisiones. 17 para que las presida el PP (137 diputados) y 15 el resto de partidos de la Cámara -7 el PSOE, 3 C’s. 3 UP, 1 PNV y otra CiU- que en total tienen 200 diputados. Un acuerdo, ante todo poco proporcional, pero así se negocia  desde una radical oposición. No se puede vetar a quien designe para las Comisiones cada partido. También sencillo. El PSOE va a cumplir el acuerdo y ante la persona que se propone provocadoramente, el endeble Fernández Díaz, reprobable y reprobado, no se va a presentar candidato y se va a votar en blanco. Lo mismo que C’s. Se asegura así que salga el reprobado y dice el jefe-portavoz para justificarse y comentar la jugada que: “allá ellos”. Mientras UP ha presentado su propio candidato y pide al PSOE que presente un candidato al que ellos votarán en vez de al suyo. Cunde el pánico en el PP y de forma vergonzante suspenden la sesión un momento antes de que fuera puesto a votación el reprobado. Alguien del PSOE, no el portavoz-jefe, declara que ha habido un cambio de opinión y que ahora ya no votan en blanco y sí votarán a su candidato que ayer, de ninguna manera, iban a presentar. Tremendo espectáculo. Se intenta llevar  al pio Fdez Díaz, reprobado, a la presidencia de la Comisión del Tribunal de Cuentas, que parece de saldo y de la que ni siquiera Fdez Díaz es miembro y se vuelve a decir por el PSOE, que no se va a aceptar tampoco. El PP ante “tan feroz oposición” no se despeina y el propone al reprobado para la presidencia de la Comisión de peticiones que no precisa votación porque el reglamento es tan habilidoso que lo tiene todo previsto y ésta presidencia se asigna directamente al partido más votado. Y colorín colorado. Ya tenemos al reprobado de presidente y al PSOE con un nuevo espectáculo de torpeza y de sí  y de no, sin saber a ciencia cierta por quien se han tomado las decisiones, si por el grupo, la gestora-instructora de expedientes, Susana Díaz desde Sevilla,  o Pablo Iglesias,  que al final es quien se apunta de forma clara el tanto.

Si este es una parte del primer acto de la legislatura, solo cabe una conclusión. No hay dirección política en el PSOE. El riesgo es muy alto. La gestora debe apartarse y dedicarse a su tarea: convocar un Congreso y hacerlo ya, para que el PSOE tenga una dirección legitima y clara y así poder afrontar una complejísima legislatura que en cualquier momento el PP puede detener a su antojo y conveniencia, encontrando al PSOE, de seguir así, en la confusión y el descrédito.

El PSOE precisa una dirección política legitimada