jueves. 28.03.2024

Artículo firmado por Carmen Ortiz. Fabiola Salcedo. Candelaria Jáudenes. José Manuel García Vázquez. Esteban Galera. Alfredo Carralero. Javier Gimeno.

“Mundos que queremos promover/vivir, donde cada / uno y cada palabra cuenta y se enriquece / con nuevas procedencias, donde las / confluencias rezuman y fluyen por umbrales / donde transcurrir, sin entrar ni salir, sencillamente / circulando. Estando. ¡Abrazando!”. (Colectivo Oozebap)

Ideas sustanciales contenidas en el texto:

-Esta crisis es una estafa cuyos causantes son conocidos pero no perseguidos
-Es crisis sistémica, ética, social, cultural, además de económica
-Se edulcora con un neolenguaje plagado de eufemismos para justificar medidas injustas y antisociales
-Reivindicamos una solución política en defensa de la democracia
-Pedimos la unidad de todas las fuerzas de progreso para exigir un referéndum, destituir al gobierno y convocar elecciones anticipadas
-Proponemos medidas urgentes a favor de los más vulnerables
-Podemos lograrlo. SE PUEDE
-Este texto parte de gentes anónimas para recabar el apoyo de más gente

Presentación y objetivos

Este texto en tres entregas expresa las reflexiones y la inquietud ante la gravísima situación actual de un pequeño grupo de personas anónimas. Grupo constituido por una médico radióloga, una profesora de Historia Antigua y arqueóloga, una prejubilada, dos funcionarios administrativos, un informático jubilado y un bibliotecario. 

Abogamos por la creación de una Plataforma progresista unitaria donde converjan todas las iniciativas surgidas en los últimos meses, que reúna al más amplio espectro posible de colectivos y fuerzas sociales, culturales, profesionales, sindicales, políticas, etc.

Tales iniciativas son fecundas en ideas, propuestas y alternativas, muchas de ellas de gran calado. Ofrecen, de hecho, grandes soluciones a los problemas que aquejan a la inmensa mayoría lo suficientemente sólidas y viables como para constituir un programa con propuestas alternativas posibles a las políticas neoliberales: soluciones para la sanidad pública, para la vivienda, para la educación o la investigación científica, el transporte público, el desempleo, la exclusión, y un largo etcétera.

Existen, pues, suficientes mimbres y experiencia para constituir una verdadera alternativa de Gobierno en las próximas elecciones generales que diera la oportunidad de acometer una política de justicia social. Se trataría entonces de converger en una Plataforma sobre la base de cuanto nos une.

Apoyamos, obviamente, la convocatoria de un referéndum y, si se dieran las circunstancias oportunas, la convocatoria de elecciones anticipadas.

Las personas interesadas en sumarse a esta propuesta pueden hacerlo escribiendo a cualquiera de las siguientes direcciones de correo electrónico indicando su nombre, apellidos y (si lo desea) ocupación, así como propuestas de ideas, sugerencias, críticas y/o aportaciones a este texto, etc:

jmgarciavazquez@gmail.com | acarralero@telefonica.net | estebangalera@yahoo.es | fabgarces@gmail.com | cortizi@telefonica.net | jvrgimeno@gmail.com

Reivindicar la política en su verdadera acepción etimológica

No compartimos la idea extendida de que la política no sirve para nada y de que  todos los políticos son iguales y son los responsables de esta situación. Si alguna responsabilidad tienen éstos –nos referimos, sobre todo, a los políticos de ideología neoliberal y al sector de la socialdemocracia que lo ha consentido y practicado en no pocas ocasiones- es la de haber permitido la desregulación de los mercados, la usura y la falta de control. Lo que podríamos llamar una mala acepción de la libertad de mercado y de empresa: una suerte de libertinaje económico que ha dado rienda suelta a todo tipo de especulaciones financieras, fraude y corrupción. En definitiva: el gobierno de los grandes poderes económicos, el gobierno del becerro de oro que ha sustituido a los regímenes legítimamente democráticos. La democracia ha devenido en plutocracia.

El mercado, al contrario de lo que otros piensan, no se autorregula y, por tanto, se revela incapaz de enderezar los perjuicios sociales y las desigualdades que causa su actividad fuera de todo control político. Ello siempre en detrimento de la auténtica libertad, la única que goza de todo su sentido: la libertad de la persona, sin la cual, ésta no es tal y su vida, nuestra vida, carece de sentido.

¿De qué libertad goza un desempleado? ¿Qué clase de libertad tiene quien apenas vive con un euro diario, o menos, o nada, cuando se restringe o se encarece el acceso a la educación, a la sanidad, a la cultura o a los servicios sociales públicos? ¿Es acaso libertad aquella que se reduce a la de adquirir bienes materiales, libertad que ni siquiera disfrutan los que poco o nada tienen? ¿Quién, cómo y por qué se decidió que las mercancías deben tener más libertad que las personas?

Por tales motivos, de lo que estamos convencidos es que la solución no puede ser otra que política, si bien, ésta no puede convertirse en sinónimo de mentira, sectarismo y corrupción, como señala con todo acierto Luis García Montero. Es la hora de acudir a la política con letras grandes, ejerciéndola en su auténtica acepción terminológica acuñada por Aristóteles como el cuidado de la polis, al servicio siempre del ciudadano en tanto que animal político.

Se puede y se tienen que dar respuestas que eviten el sufrimiento, que nos ayuden a construir una vida digna y sana. Denigrar la política, como se hace desde muchos medios de comunicación y desde ciertas esferas del poder económico y aun del político, es tratar de inculcar en el imaginario colectivo la idea de que la solución es exclusivamente técnica, tecnocrática, instrumental, sólo en manos de grandes expertos.

Estamos por la política que no antepone a una parte de la sociedad frente a otra, sino que busca lo transversal porque confía en la potencia del encuentro para transformarnos.

Otra ética, otra cultura, otra manera de vivir

Decíamos que ésta es una crisis no sólo económica sino sistémica y también ética y cultural. No cabe duda de que este panorama nos obliga a replantearnos muchos aspectos de nuestra forma de vida basada, esencialmente, en el consumo. Si algo nos ha mostrado esta crisis es que el ritmo de vida de los países desarrollados ha sobrepasado ciertos límites, muchas de las llamadas líneas rojas: brecha cada vez más grande entre ricos y pobres; deterioro progresivo del planeta; niveles de consumo desorbitado,...

La era tecnológica, el modelo de producción que podríamos calificar de “esclavista” de países como India y sobre todo China, ha impuesto un ritmo consumista que se traduce en muchos aspectos de la vida diaria, desde el trabajo a las relaciones personales: productividad en el trabajo, encubierta con palabras mejor sonantes como “excelencia”, “calidad”; comidas rápidas, sin detenerse; poca inversión en el tiempo libre o en las relaciones personales, producto, a su vez, del individualismo y del egoísmo fomentado por una falsa idea de “libertad”.

Ante esta situación, los ciudadanos tenemos que replantearnos otras formas de vida y hacerlo en positivo, como una oportunidad. Formas de vida que pasan por una reducción del consumo, mayor uso del transporte público y de otros medios de transporte más económicos y más ecológicos, un modelo de vida más armónico con la naturaleza…, además, de manera consustancial, nos vemos obligados a establecer otro tipo de relaciones sociales y personales, basadas en la colaboración, la cooperación, la alteridad, la solidaridad, la amistad…

Nos preguntamos, con Amador Fernández Savater, si es posible inventar una convivencia entre diferentes que no menoscabe la dignidad de nadie, la dignidad común; nos planteamos cómo vivir juntos, qué nos une, a pesar de todo cuanto nos separa. Todos compartimos el único mundo existente y por eso sólo nosotros, la gente como cualquiera de los que compartimos algo o mucho de lo que aquí se dice, podremos transformarlo en otro mundo sustancialmente mejor. 

Quizá sea el momento entonces de empezar a cambiar desde dentro de cada uno, porque no cambiaremos el mundo si antes no cambiamos nosotros.

“Si no cambiamos, no nos cambiamos; si no cambiamos de vida, no cambiamos la vida”. José Saramago

Quiénes somos

Las anteriores reflexiones son propias de personas no conocidas públicamente,  pero, como la gran mayoría, hondamente preocupadas y alarmadas por la situación española, europea y mundial.

No representamos a nadie ni pretendemos ser portavoces de otras personas pero tenemos la impresión de que algunas de las cosas que decimos y de las propuestas que hacemos están en las mentes de gente que, como nosotros -en el caso de los desempleados, mucho más-, sufren esta situación que viene en llamarse crisis. Muchas de nuestras ideas y propuestas están basadas en reconocidos analistas y, sobre todo, en las alternativas y reivindicaciones de los movimientos sociales y las mareas cívicas surgidas en los últimos tiempos.

(Fin de la 2ª parte)

Porque sabemos que SE PUEDE (2)