viernes. 29.03.2024

La iniciativa, que ha sido presentada este martes en Madrid y se puede seguir en la página web, está promovida por el profesor de la London School Luis Garicano; el economista y empresario César Molinas; la presidenta de la Fundación Hay Derecho Elisa de la Nuez, y el diplomático y escritor Carles Casajuana.

Existe una "clara" conexión entre la crisis económica y la crisis institucional que sufre el país, por lo que la situación de la economía española no mejorará sin una regeneración democrática que comienza por una reforma de la ley de partidos para regular la actividad de las formaciones, asegurar su democracia interna, la transparencia y el control de su financiación

El objetivo de la iniciativa es abrir el debate en la sociedad y llevarlo a la agenda de los partidos políticos, que creen que no podrán negarse a abordar el asunto si cuenta con el respaldo de la mayoría de la sociedad. Para ello, tratarán de recabar medio millón de firmas para llevarlo con una amplia base al Congreso de los Diputados, aunque no podrán hacerlo como Iniciativa Legislativa Popular al tratarse de una ley orgánica.

Según consta en el manifiesto, firmado ya por un centenar de personalidades, después de 30 años de democracia en España los partidos políticos "funcionan mal" porque "las leyes y pactos para controlar la corrupción han fracasado".

"En todos los países hay corrupción política, pero la democracia interna de los partidos, la competencia entre los que son dirigentes y los que aspiran a serlo y las obligaciones de transparencia impuestas por la ley propician que los políticos corruptos sean apartados con celeridad. En España esto no ocurre y la corrupción crece", explica.

El ex secretario de Estado de Economía Manuel Conthe, los filósofos Aurelio Arteta y Fernando Savater, el diplomático Ignacio Camuñas, los escritores Antonio Muñoz Molina y Andrés Trapiello o el historiador Santos Juliá son algunos de los que ya han respaldado con su firma este manifiesto.

Así, los promotores sugieren una nueva Ley de Partidos en la que se regule su actividad y se asegure su democracia interna y la transparencia y el control de su financiación. Según han explicado los promotores de la iniciativa, España es el único país europeo en el que las formaciones se "autorregulan" y no están sometidos a un control legislativo.

Para superar esta situación, ponen sobre la mesa una serie de medidas concretas que pasan por la celebración de congresos cada dos años como mínimo o reunión de los órganos de control de las directivas y parlamentos internos a fecha fija, incluyendo en el orden del día la votación sobre la gestión de la directiva con voto secreto.

Además proponen limitación de mandatos al menos en los órganos de control, elección de los órganos mediante voto secreto, elección de los candidatos por elecciones primarias, mandato limitado de los tesoreros y encargados de las cuentas y auditorías anuales por empresas independientes previas a la presentación de las cuentas.

PROMOVER EL DEBATE, NO SUSTITUIR A LOS PARTIDOS

Los promotores del manifiesto han tenido ya contactos informales con todos los partidos políticos, aunque aseguran que detrás de ellos no se encuentra ninguna formación ni su objetivo es sustituir a los actuales representantes, sino mejorar su funcionamiento democrático. Entre los asistentes a la presentación estaba algún miembro de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), como su eurodiputado, Francisco Sosa Wagner.

El economista César Molina ha sostenido que los partidos políticos deben estar sometidos a esta regulación porque no son instituciones de derecho privado como una empresa o un club de fútbol. "La Constitución les otorga el monopolio de la representatividad política y además se financian con dinero público", ha recordado.

A su juicio, existe un "clamor muy claro" de la sociedad civil, "consciente de que es necesario un cambio que no llegará del sistema". Por ello, ha insistido en que los partidos no serán ajenos a este movimiento "conscientes de que pueden surgir alternativas peores".

Según ha explicado, esta situación viene de los años posteriores al franquismo, cuando la "obsesión" por conseguir un sistema democrático estable llevó a la configuración de unos partidos políticos con cúpulas de dirección "muy fuertes". Sin embargo, esto tenía "un precio" que además se ha ido encareciendo con el paso de los años y que ha llevado a la falta de debate interno y ausencia de mecanismos para combatir la corrupción.

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