viernes. 19.04.2024
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Foto: Flickr PSOE

¿La elección de Pedro Sánchez como secretario general es la solución a los problemas del PSOE, o es una mera operación cosmética?

Hasta el momento, el nuevo secretario general es una incógnita política, tal vez con más síntomas negativos que positivos. La elección de Pedro Sánchez ha sido avalada, sin lugar a dudas, por los barones territoriales, con la especial preponderancia de Andalucía, lo que delimita las características del cambio en el partido. Hasta el momento, al nuevo secretario general se le conocen pocas definiciones políticas. Hay que decir que el Congreso Extraordinario donde fue aclamado fue más una entronización publicitaria que un congreso "stricto sensu". Un congreso donde no se discutió de política ni se establecieron nuevas directrices para el partido. El PSOE continuará con el mismo programa aprobado en el último Congreso Ordinario que escogió a Rubalcaba. El PSOE cambia de imagen pero no cambia de política.

Muchos, a estas alturas, pensamos que el PSOE hace mucho tiempo que abandonó sus planteamientos socialdemócratas para convertirse en un partido socio-liberal, y en una de las dos patas del bipartidismo imperante en un periodo histórico que ahora ha entrado en una crisis similar a la de la época de la Restauración.

Hay dos momentos que sin duda marcan la evolución del PSOE y su desvinculación de las políticas transformadoras. El primero fue la liquidación de su raíz marxista, cuando Felipe González se impuso a la gente encabezada por Gómez Llorente. El segundo y último episodio en que se intentó un retorno a las raíces socialdemócratas fue cuando Josep Borrell derrotó al secretario general Joaquín Almunia como candidato a la Presidencia del Gobierno. Este intento fue  una oscura maniobra que apartó a Borrell de la carrera política.

Sin duda, Borrell fue el último intento interno para restituir al PSOE en el campo de la izquierda socialdemócrata, y su caída significó el fin del alma socialdemócrata real del PSOE. Todo lo que ha pasado después, Almunia, la falsa e inconsistente renovación de Zapatero, y el epílogo de Rubalcaba han sido pasos hacia el social-liberalismo "blairista" de centro-izquierda.

Ahora el cambio, con la elección directa del joven Pedro Sánchez, parece más un cambio publicitario y telegénico que un cambio en las políticas del partido. El historial político del nuevo secretario general es un misterio, pero sus compañías delatan su vinculación al alma más centrista del partido. El apoyo del aparato, su falta de definición en un proceso electoral carente de debate y de nuevas ideas, y sus referentes políticos, González y Renzi, nos hacen pensar que nada cambia en las profundidades del PSOE. Incluso el "espejismo" Zapatero significó de entrada una esperanza de cambio más real que es difícil de encontrar en Sánchez.

En cuanto a su medida "estrella", hasta ahora, el voto en contra de Juncker como Presidente de la Comisión Europea, da una sensación de veleidad y de trampa. Veleidad porque el PSOE forma parte de los Socialistas Europeos que establecieron un acuerdo con el PPE y los Demócratas-liberales y ahora han actuado al margen de su referente europeo. Trampa porque a pesar de votar en contra de Juncker, asume el resto del acuerdo que incluye el nombramiento de dos eurodiputados del PSOE, entre ellos Elena Valenciano, como presidentes de Comisiones del Parlamento Europeo, y no hemos oído que se piense renunciar a estos nombramientos. Sin duda fue más legal Zapatero al retirar las tropas de Irak.

Por otra parte, hay declaraciones de Sánchez que lo mantienen en la ambivalencia. Habla de derogar la Reforma Laboral, ¿la del PP o también la última del PSOE? Habla de cambiar las políticas europeas, pero, ¿lo hará igual que Hollande y Renzi que hasta ahora no han hecho más que plantear que la política de ajuste y austeridad imperante incluya un complemento, que sólo es eso, que hable de relanzamiento? ¿Cómo y con quién se plantea efectuar el cambio en Europa?, ¿con sus compañeros socialistas europeos que han pactado el futuro con el PPE y los Demo-liberales?

La primera prueba de la sinceridad del nuevo secretario general del PSOE debería ser la asunción autocrítica del error de su partido al aprobar la Reforma Constitucional "exprés" del artículo 135 de la Constitución, que sitúa como prevalente el retorno de la deuda sobre cualquier otra política. Pero de esto, de este atentado constitucional no habla ni siquiera cuando plantea una etérea y poco concretada Reforma Constitucional.

Sánchez sólo habla de que se dirige a recuperar el centro-izquierda y por eso es poco concreto al hablar de con qué política económica, social y fiscal y europea lo hará, al margen de hablar de "lugares comunes" como el combate contra la desigualdad, la importancia de la educación, la necesidad de la reindustrialización, etc. Y tampoco dice con quién la quiere hacer. Sólo habla de recuperar 11 millones de votos. ¿Continúa el nuevo secretario general pensando que el PSOE es la única opción para los votantes progresistas? ¿Sigue planteándose la lucha política con una lógica puramente bipartidista? ¿Es un continuador de la política de alternancia que ahora aparece como caducada?

Podemos apostar que Pedro Sánchez representará el continuismo del PSOE y nos afirmará a los que creemos que el PSOE es incapaz de regenerarse por sí solo, que puede seguir un camino de decadencia hacia el centro, defendiendo la continuidad del bipartidismo en base a la apelación a la gobernabilidad. Camino que incluso lo puede llevar a seguir los pasos del PASOK griego hacia la irrelevancia futura.

No se ve en el nuevo líder del PSOE ninguna llamada a la colaboración con otras fuerzas de izquierda, ni a la configuración de una alternativa para cambiar el país mediante un cambio constitucional rupturista con la situación actual.

Nadie le pide al PSOE un cambio hacia la izquierda, su espacio está bastante claro que es el del centro-izquierda, simplemente habría que plantearle para su propia auto-regeneración que esté abierto a colaborar con las fuerzas sociales y políticas plurales que desde la izquierda planteen una alternativa a la actual hegemonía política e ideológica de las derechas tanto en el ámbito del estado como el europeo. Pero nos tememos que no sea Pedro Sánchez el hombre adecuado para resituar el PSOE.

Pedro Sánchez. ¿Cambiando el PSOE?