viernes. 29.03.2024

"Si alguno de vosotros / pensase / yo le diría: no pienses. / Pero no es necesario. / Seguid así, / hijos míos, y yo os prometo / paz y patria feliz, / orden, / silencio" (Discurso a los jóvenes. Angel González).             

Según escribe el lingüista George Laköff: "Los marcos(frames)son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo[…]. Cuando se oye una palabra se activa en el cerebro su marco". Así, por poner algún ejemplo, hoy si alguien en España menciona la palabra "elefante" existen muchas probabilidades que en -vez de representársenos el simpático mamífero- acuda a nuestra mente la cacería del Rey en Botsuana con sus imágenes cruelmente sangrientas de elefantes, búfalos, leopardos, bisontes y osos, muchos osos, especialmente Mitrofán, el famoso oso borracho. El opulento lujo con su correlato de aviones privados, hoteles a 6.000 euros la noche, elefantes masacrados a 40.000 euros la pieza (¡un ser vivo, nada de pieza¡), las malas compañías de multimillonarios y gentes de mal vivir… son el otro lado del espejo de una sociedad flagelada por el paro, el expolio, la depauperación y un futuro tan oscuro como el reinado del rey godo Witiza. Vale, desde luego, que se puede respetar que el Monarca haya tenido el inteligente y conmovedor gesto -en diez palabras- de pedir perdón públicamente y comprometerse a no hacerlo nunca más (¿pero perdón sobre qué parte de la cuestión y qué es exactamente lo qué no volverá a hacer?). Máxime cuando sus palabras contrastan con la soberbia y altanería con la que nos regalan diariamente ese atajo de mindundis con mando en plaza, que tienen como norma de estilo eso de "Procure siempre acertalla/el honrado y principal/pero si acierta mal, /defendella y no enmendalla". El día que escuchemos que MR -es un suponer, por supuesto- pide perdón por sus mentiras y promete que escribirá en una pizarra mil veces "no volveré a mentir a los ciudadanos" a lo mejor alcanza la gloria de ser el más reputado registrador de la propiedad que jamás haya tenido Santa Pola.

Lo cierto es que el interminable cúmulo de disparates y desaciertos en los que está incurriendo la llamada Corona puede hacer concebir la idea de que la monarquía española haya emprendido, con decisión suicida, su marcha por la legendaria senda de los elefantes hacia el cementerio. A pesar de que haya gente como la infanta Elena (y otros cortesanos) que no haya "oído nada, porque estaba trabajando", más les vale que vayan aguzando el oído para escuchar el estruendo de la estampida de ciudadanos consternados y perplejos que se interrogan en voz alta sobre la conveniencia de una monarquía obsoleta y con tendencias venales. Gente tan moderantista como Zarzalejos -el exdirector del vetusto diario monárquico (que diría el añorado Javier Vizcaíno)- en su artículo "Historia de cómo la Corona ha entrado en barrena" nos relata la crónica de ese espectacular derrumbe en la que unos días aparecen unos email de Urdangarín, en los que comenta la supuesta intervención del Rey en favor de su yernísimo; otros nos enteramos que viaja a Kuwait sin agenda oficial para impulsar ignotos negocios (todavía recordamos el turbio caso de KIO, De la Rosa y Prado de Carvajal); otras veces lo vemos en Catar entre lo sátrapa petroleros y play boys de la Fórmula 1 (¿haciendo qué?); a mayor redundancia convoca por su cuenta (por cierto, ¿quién pagó?) una comilona con los del lobby del IBEX 35 unos días antes de la huelga general del 29-M; luego nos enteramos que la Casa Real está excluida de la ley de (pseudo) transparencia, tramitada por el muy traslúcido gobierno Rajoy; más tarde nos soplan que el que paga al cazador blanco de las infaustas fotos es un tal Kayali, el plutócrata saudí que intermedió en la adjudicación a empresas españolas del AVE Medina-La Meca por 6.500 millones de vellón; el demás allá, su nieto Froilán sufre un accidente con un arma de fuego, que inevitablemente trae a la memoria aquel otro, que él mismo protagonizó con fatídicas consecuencias y, por fin, cual teatral apoteosis, la católica, apostólica y romana España se entera de que el Rey mantienen una más que fría relación con su majestad la Reina debido a una tal Corinna zu Seyn-Wittgenstein. Seguramente Reig Medina y su boss Rouco Varela -entretenidos como están en su titánica lucha contra el genocidio de concebidos no nacidos y la nefanda enfermedad de la homosexualidad- lo apañarán con un pellizco de padrenuestros y un puñadito de avemarías.

Del mismo modo que la palabra "elefante" sugiere a algunos ciudadanos -siguiendo la tesis de Laköff- un futuro delenda est monarchia, el demencial cúmulo de disparates en el que se empecina el gobierno Rajoy, desencadena un frame pletórico de palabras como ineptitud, incompetencia, fraude, engaño, manipulación e ilegitimidad. Quizás lleve razón Josep Ramoneda cuando reconoce la vigencia de la vieja idea de Marx sobre que "el desbarajuste de la infraestructura económica está provocando el descontrol creciente de la superestructura política". La democracia y la soberanía nacional intervenida agresivamente por los mercados y sus sicarios políticos -que caracteriza la guerra de clases desatada por la crisis-, va haciendo emerger una posdemocracia en la que los costes sociales de la crisis sistémica del capitalismo la pagan en exclusiva las clase populares y, paralelamente, provoca el acelerado deterioro de las instituciones políticas. El caos, la improvisación y la irrisión con el que Rajoy y sus mandos gestionan las instrucciones de uso de los mandamases europeos, está dando lugar a un esperpento que Valle Inclán sólo hubiese podido concebir una noche en el Callejón del Gato, hasta las trancas de orujo, con su personaje Max Estrella.

La función resulta tragicómica: un día se aplazan los presupuesto para ganar las elecciones en Andalucía y… las pierden; más tarde fabrican unas creativas cuentas públicas -que tienen más trampas que una película de Bruce Lee- para que los jefes europeos estén contentos y… la prima de riesgo se dispara a niveles zapateriles; van y dicen que los presupuestos son serios y como dios manda y… a la semana los cambian mediante una nota de prensa comunicando que, a la mayor brevedad, harán un recorte adicional de ¡10.000millones¡; entonces aparece el señor de industria y dice que el asunto de Repsol está encauzado (tras proferir inauditas amenazas a un gobierno soberano) y…, acto seguido, Cristina Fernández expropia YPF, resaltando la trompa de elefante de las Vacas Muertas; en la misma pista el responsable exterior de la "marca España", el inefable Margallo, nos sale con la cantinela -en plan hidalgo español- que esos argentinos se van enterar de lo que vale un peine y… dice que Argentina "¡se ha pegado un tiro en el pie¡" (¿en qué frame estaría pensando el pobre?; le petit Napoleon -con sus plataformas tipo drag queen- hace su tramposa campaña electoral a costa de desprestigiar a España y… a estos patriotas de pacotilla les viene de perlas para su coartada doméstica preferida de la herencia recibida y tal; hace lo mismo que el franchute, el vaticanista Super Mario Monti y… le moja la oreja a MR con la celebérrima prima de riesgo; prometen no subir los impuestos y… se hinchan de saquear hasta los rincones más recónditos del bolsillo del ciudadano; la gurteliana Mato -preocupada quizás por la alarma del FMI por la barbaridad de años que vive hoy en día la gente común- jura que no tocarán las pensiones, ni la sanidad y… ejecutan, empleado un lenguaje de triperos, el medicamentazo contra los enfermos crónicos y los pensionistas, amén de que -dios mediante y con la ayuda de sus socios soberanistas de CiU- obligarán a pagar la anestesia, las camas, los asientos, las vendas, la comida, las duchas y todos los actos vandálicos que se les ocurra esa panda de killers liberales; el sociólogo demoscópico Wert se compromete a mantener los niveles de calidad de la enseñanza y… despedirán 80 o 100.000 profesores, entre otras tropelías que implementarán a no tardar. A todo esto comparece el presidente del gobierno- con ese énfasis engolado que pone para decir trivialidades como el personaje de "Bienvenido Mr. Chance" y va y dice aquello de que a él no le gustan algunas medidas que toma su gobierno. ¡Pues, hombre, lo que tendría que hacer mayormente sería, o bien destituir a sus ministros o, mejor aún, dimitir él¡

Algunos sesudos constitucionalistas, politólogos, plumillas y tertulianos de turno, nos advierten con severidad que el gobierno -los gobiernos- está legitimado para tomar decisiones aunque no nos gusten, porque, al fin y al cabo, han ganado las elecciones. Ese argumento es una falacia del conservadurismo rampante ya que -como señala Javier Pérez Royo- no se debe confundir una mayoría parlamentaria (en el caso del PP un 44,6%, con una abstención del 28,3%) con una mayoría social. Pero es que, además, los ciudadanos tenemos derecho a rebelarnos siempre y en todo momento contra las leyes injustas, por más que se aprueben con mayorías parlamentarias obtenidas legalmente o mediante pucherazos virtuales. Por eso, cuando el candidato de la izquierda francesa Malenchon llama a "una insurrección civilizada contra la oligarquía mediática y política" está apelando a la conciencia política de todos los europeos para que no acepten otra legitimidad que los que proporcionan los viejos valores de la solidaridad, la igualdad y el progreso económico, cultural y medioambiental del conjunto de la sociedad. Hoy la insurrección contra la agresión de los "mercados" sólo puede librarse en el conjunto de Europa. De poco vale -ante la globosidad de los instrumentos de agresión- una estrategia localista o nacionalista. Tampoco vale la desunión inoperante entre socialdemócratas, sindicalistas, anticapitalistas, ecologistas, federalistas, alternativos e indignados, ante unos adversarios cuya mejor arma es dividir y separar el cuerpo social en múltiples fragmentos. Los instrumentos para una verdadera rebelión de la ciudadanía europea no pueden ser otros que los que ofrecen los derechos democráticos y la exigencia irrenunciable de que la soberanía reside en el pueblo. Como dice el poema de Ángel Gónzalez en "Glosas a Heráclito": "Nadie se baña dos veces en el mismo río/excepto los muy pobres." Pues eso…

No pienses en elefantes (ni recortes)