jueves. 25.04.2024

Marruecos se crece ante la tibieza persistente del Gobierno español

Furibundos ataques a la prensa, expulsión de cooperantes y periodistas, críticas al PP y al resto de partidos políticos que apoyan la causa saharaui. Rabat parece tener ‘barra libre’ ante el inmovilismo del ministerio de Exteriores español. Ni una condena, ni un solo reproche. Para Trinidad Jiménez, "no es incompatible tener buenas relaciones con la defensa de la libertad de expresión y los Derechos Humanos..."
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NUEVATRIBUNA.ES 15.11.2010

"...El gobierno español no ha sido poco contundente y ha mantenido un contacto permanente pidiendo el acceso de los medios. Expresamos nuestra preocupación por los hechos, el hecho de que se haga con mayor contundencia o más alto no implica una mejor respuesta, a lo mejor podíamos haber usado otras expresiones, pero si hubiéramos perdido la interlocución no hubiera servido de nada”.

Así se ha pronunciado este lunes Trinidad Jiménez, sobre la crisis de Marruecos por el conflicto del Sahara en una entrevista en la Cadena Ser. La ministra de Exteriores sigue manteniendo mucha prudencia a la hora de pronunciarse sobre este asunto obviando la escalada de ataques de Rabat a la prensa española con la expulsión de periodistas y cooperantes y las duras críticas contra la oposición. Jiménez argumenta que un “tono altisonante” hubiera puesto en peligro la interlocución con Marruecos dejando así de ser “útil” para solucionar la crisis y pone por delante las “relaciones de buena vecindad” en “la defensa mutua de intereses”, tales como la lucha contra el terrorismo internacional de origen islámico, contra el tráfico de drogas y para el control de los grupos migratorios.

Pero si parece razonable la posición expresada por Jiménez igual debería serlo la exigencia de una contrapartida por parte del Gobierno español. Resulta intolerable que su homólogo marroquí Taib Fasi Fihri utilizara su primera visita para reprochar a los medios de comunicación españoles el tratamiento dado al conflicto con los saharauis tras el desmantelamiento a la fuerza del campamento Gdeym Izik y los posteriores incidentes vividos en El Aaiún. Intolerable por la imagen dada por la titular de Exteriores que escuchó con gesto serio y en silencio las duras palabras pronunciadas por Taib Fasi Fihri y sobre las que se limitó a decir que España mantenía “una política de comunicación diferente” pero “respeta” la política informativa del país vecino.

Rabat también ha puesto en el foco de sus ataques al PP que (todo hay que decirlo) ha cogido al vuelo la causa saharaui con interés electoralista. Pero no hay que olvidar que ayer mismo, el primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, calificó de “sorprendentes y falsas” las declaraciones de Mariano Rajoy cuando éste acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero de “abdicar de sus responsabilidades” y reprocharle su silencio: “El jefe del Ejecutivo no puede decir que se calla y que no defiende la libertad, la democracia y los derechos humanos porque esos también son los intereses de España (…) El papelón del Gobierno frente al Sahara está rozando el esperpento”, añadió el pasado sábado durante la clausura de un mitin en Tarragona. La contestación de Abbas el Fassi no tardó en llegar acusando al líder de la oposición de querer poner en peligro la “integridad territorial” de Marruecos y de “perjudicar las relaciones bilaterales entre el Partido Istiqlal (PI) y el PP que afectan a los intereses comunes de los pueblos de los dos países”. En su opinión, resulta “deplorable” que “un responsable español de alto nivel se sitúe al nivel de las acusaciones difundidas por algunos medios de comunicación españoles y que causaron un escándalo mediático”.

A las críticas a la prensa española también se ha sumado en las últimas horas el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Jalid Naciri, quien este domingo insistió en denunciar la “manipulación” y los “montajes” de ciertos medios de comunicación españoles e internacionales relativos a los disturbios y protestas desencadenados tras el desalojo del campamento de protesta saharaui. Naciri denunció el tratamiento “éticamente inadecuado y profesionalmente condenable” de estos medios que cuya “veleidad” –dijo- afecta “a los intereses legítimos bien entendidos del Reino, tales como el recurso a la mentira, a la falsificación y a la difamación”. También se preguntó si “¿se pueden olvidar los teletipos de agencia que informaban de decenas de cadáveres en El Aaiún sabiendo perfectamente que se trata de una mentira para incitar a la opinión pública internacional en contra de Marruecos?”; si “¿es posible ignorar los insultos a Marruecos calificándolo de colonizador?”; o si “¿es banal publicar un comunicado inexistente atribuido al comité organizador del campamento de El Aaiún en el que se decía que los motivos no eran sociales, sino políticos?”.

Y todo esto ante la mirada impasible del Ejecutivo de Zapatero. Trinidad Jiménez defiende la actitud del Gobierno en esta crisis y alude a la petición hecha a Rabat para que permita el acceso a los medios. Además se escuda en el desconocimiento de los hechos (podrían haber muerto muchos saharauis pero se desconoce porque no hay un balance oficial de la masacre) diciendo que ningún gobierno ha podido testar in situ lo que verdaderamente ha ocurrido. No obstante, Jiménez afirma que España sigue defendiendo el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui pero enmarca los pasos diplomáticos que se den al respecto a la posición que están manteniendo Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido.

Marruecos se crece ante la tibieza persistente del Gobierno español