jueves. 28.03.2024
Foto: Prudencio Morales.

La Comunidad de Madrid no puede seguir en manos de la derecha. La quiebra de la igualdad, la destrucción de empleo, el deterioro de los servicios públicos, los desahucios, el alivio fiscal para los ricos, el sufrimiento de la inmensa mayoría o la práctica desaparición de las políticas sociales, llevan a Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid a poner en marcha una ambiciosa propuesta de convergencia social y programática que trascienda a un mero reclamo partidario y se asiente en una principal tarea: reconstruir los pilares de la economía, el empleo y el bienestar social que el Partido Popular ha destruido en los últimos años, con la crisis como gran coartada.

Podría parecer desubicada la idea de IUCM de ofrecer su organización y actividad política para meterse de lleno en los problemas de la gente y comprometer una alternativa de gobierno que sea capaz de situarse en el corazón mismo de las demandas ciudadanas. Y digo desubicada, porque son estos, tiempos de encuestas y especulaciones, de intercambios abruptos de acusaciones y sospechas, de viaje a los bajos fondos de las intrigas partidarias -de los que alguno, por cierto, debe dar convincentes y rotundas explicaciones- y de alguna forzada pelea por el liderazgo bipolar, en el que aparecen viejas caras y caducos idearios. IUCM pretende un escenario de reflexión y acción política con otras prioridades, las que la gente reivindica con más insistencia: empleo, educación y sanidad públicas, estado de bienestar, desarrollo sostenible, prestaciones básicas, e igualdad de oportunidades. En definitiva, cambiar números por personas, bancos por familias, muestrario macroeconómico por índices reales de igualdad social, doctrina decimonónica por derechos civiles.

Vencer al miedo

Quizás un error de las izquierdas ha consistido en despreciar el impacto de la crisis en la conducta de la gente, sobre todo en la conducta de las personas más golpeadas por las secuelas del paro. No hemos sabido descifrar las contradicciones de amplios colectivos sociales que sin empleo, empleo precario, con el colchón familiar agotado o el crédito hipotecario poniéndolos con la soga al cuello, se debatían entre la movilización y el miedo a perderlo todo. Y no es este un problema menor. La derecha ha aprovechado indignamente esta dramática coyuntura que ella misma ha creado. Ha activado un feroz programa de ataque a las políticas públicas y ha defendido el “sálvese quien pueda”. Ha puesto en manos del mercado servicios y prestaciones hasta ahora garantizados por los poderes públicos. Y ha sustituido derechos subjetivos por la publicidad y la caridad.

Frente a este desolador panorama, las izquierdas, los movimientos sociales, los sindicatos hemos estado prestos para precisar un buen diagnóstico, acudir a las movilizaciones, agitar un amplio catálogo de reivindicaciones y rechazar la acción de gobierno. Pero, acaso no cabe preguntarse ¿qué hemos hecho para mejorar hoy la vida de la gente y comprometer mañana un programa de gobierno claro, justo, socialmente testado, políticamente en condiciones de ser cumplido y con un presupuesto explícito y posible? Pues yo creo que poco. Y ambas tareas –la de hoy y la de mañana- deben centrar nuestras prioridades como fuerza política de izquierdas.

La política, lo primero

En las últimas semanas, la derecha trata desesperadamente de contarle a la ciudadanía una historia fabulada de recuperación económica y mejor comportamiento del empleo. Escapa así, o intenta hacerlo, a su delicada situación interna, atravesada por, quizás, la mayor de las redes de corrupción económica y de financiación irregular que ha conocido la democracia. IUCM cree que ante esto, hay que denunciar, como venimos haciéndolo, sobresueldos indecentes, redes de corrupción intolerables (Gurtel) y financiación ilegal del PP ¿de la mano de estas redes?, pero fundamentalmente hay que combatir la retórica de la recuperación económica y del empleo –porque es mentira- y ofrecer un itinerario político de presente y de futuro plausible, que ilusione a amplios sectores sociales.

El itinerario de las izquierdas sociales y políticas ya no puede partir de la arquitectura bipolar. No se puede oponer al ideario liberal y conservador, arrebatos de conducta radical de escasa credibilidad y dudosa trayectoria. Hoy, el proyecto de cambio y de agrupamiento de las voces progresistas debe alterar su origen y destino. De abajo a arriba, de forma transversal y horizontal, debemos construir un compendio básico de ideas y programa, profundamente enraizado en las luchas sociales, alejado de la retórica de la nada y de fuerte contenido político. Hay que reivindicar la política en su sentido más noble, el que la convierte en una herramienta imprescindible al servicio de la gente.

Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid, muestra su disposición a participar en este proceso. Sabemos que las encuestas nos tratan mejor que hace unos años, pero no podemos perder de vista la perspectiva general. Queremos crecer electoralmente, ensanchar el territorio de las izquierdas y desalojar en las urnas a la derecha. No podemos ni debemos conformarnos con mejorar nuestros resultados. 

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