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NUEVATRIBUNA.ES 04.10.2010

¿Habrá reconciliación en las filas del PSM tras la batalla librada en el proceso de primarias? Los partidarios de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, tienen serias dudas al respecto. El estrecho margen de victoria del secretario general que se ha alzado con la victoria por una diferencia de tan sólo 500 votos evidencia que el partido está dividido en dos y que por ello será difícil lograr la “cohesión” y “fortaleza” que tanto Tomás Gómez como ahora la dirección federal del PSOE están preconizando.

Durante la noche electoral que se vivió este domingo, los ‘trinitarios’ manifestaban ya su temor de que la derrota –como fue el caso- desencadenara una larga noche de cuchillos largos. Algunos de los diputados autonómicos que acudieron al hotel de campaña de Trinidad Jiménez mostraron sus recelos de cómo gestionaría Gómez su victoria a diferencia de la ministra sobre la que no tenían ninguna duda de que tendería la mano al sector ‘tomasista’.

“La organización ha quedado partida en dos y para ganar a Esperanza Aguirre hace falta un partido entero. Hace falta un ejercicio de generosidad extraordinaria por parte de Tomás Gómez porque el PP está muy fuerte””, ha dicho en declaraciones a este periódico César Giner, diputado regional y portavoz de la corriente crítica Socialistas por el cambio. En su opinión, a Gómez se le presenta “una tercera oportunidad” (las dos primeras fueron durante los dos últimos congresos) para que esa otra mitad del PSM se sienta “abrigada y arropada” por la dirección regional. Y a tenor de que el ex alcalde de Parla ha sido hasta ahora “incapaz” de ello, muchos son los que tienen “serias dudas” de que ahora lo lleve a cabo.

“No tengo ninguna confianza en que cambie la línea que ha seguido durante estos años”, dice un militante; “por sus antecedente, tengo mucha desconfianza hacia su capacidad de integración más allá de los gestos cara a la galería”, dice otro.

La posibilidad de “represalias” será un elemento clave en los próximos meses donde empezará a discutirse la configuración de las listas. Entre los factores que pueden facilitar ese proceso integrador y “paliar” posibles ‘vendettas’, más allá de la “generosidad” que pueda mostrar Gómez es, en opinión de las fuentes consultadas, la propia candidatura de Jaime Lissavetzky a la alcaldía de Madrid y el posible acuerdo con la dirección regional para incluir en la lista al Ayuntamiento a ‘tomasistas’ a cambio de que también haya ‘trinitarios’ en la lista para la Asamblea de Madrid.

En cuanto a la posibilidad de que Jiménez acompañe a Gómez, los partidarios de la ministra la ven muy remota. “Esto no es Estados Unidos y Trinidad Jiménez no es Hillary Clinton”, señala Giner al respecto.

CAMBIAR EL MODELO DE PRIMARIAS

Las primarias en Madrid también han generado un debate sobre el proceso en sí, aún en pañales, y la necesidad de perfeccionarlo. A ello se refirió Trinidad Jiménez y sus partidarios convencidos de que si hubieran podido votar los simpatizantes “Trini hubiera arrasado”.

Para el diputado Adolfo Navarro, “esto no son primarias sino elecciones internas”, pero aún así –precisa- “es mejor que lo que tienen otros partidos”. En ese mensaje también quiso hacer hincapié este lunes la secretaria de Organización, Leire Pajín, al destacar que el PSOE es “el único partido de España” que tiene recogido en sus estatutos las elecciones primarias. Aunque en términos generales se mostró muy satisfecha por el “ejemplo de democracia interna”, la ‘número tres’ del PSOE aseguró que había “tomado nota” de muchas cosas que en su opinión pueden “perfeccionarse”.

Al respecto, César Giner se muestra mucho más explícito. “Lo que ha quedado demostrado es que las primarias o se quitan o se hace una reforma de calado”, sostiene. El diputado autonómico considera que el voto obtenido por Tomás Gómez se ha repartido en tres grandes grupos. En primer lugar, aquellos que están convencidos de la capacidad de liderazgo del secretario general y le ven con opciones de ganar en los comicios de mayo de 2011. En segundo lugar, los que califica como “antizapatero”, es decir, los que no comulgan con las políticas contra la crisis económica puestas en marcha por el presidente del Gobierno, además de los que han podido sentirse “agraviados”. Y en tercer lugar, lo que Giner llama “voto cautivo”, el de los secretarios generales de las distintas agrupaciones que esperan ser premiados por su fidelidad al jefe de filas. “Esto –afirma- redunda en que el voto sea más congresual que otra cosa”.

Los adversarios de Gómez dudan de su voluntad integradora hacia los perdedores