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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 27.8.2010

El teniente coronel director del Centro de Adiestramientos Especiales de la Guardia Civil, Lorenzo Pardo, ha declarado que el atentado de Afganistán en el que este miércoles perdieron la vida dos de sus agentes ha causado un "impacto evidente" en el personal de la unidad, aunque la moral es "alta" para seguir realizando la misión, y ha defendido la adecuada instrucción de los guardias destinados en esa zona "de riesgo".

En declaraciones a la Cadena, el teniente coronel ha señalado que "indudablemente" el atentado en el que perdieron la vida sus compañeros ha causado un "impacto evidente" al personal de la unidad operativa pero que pese a ello, la moral es "alta" y tienen una enormes ganas de "continuar con su labor". Pardo reconoce que esta misión en Afganistán tiene sus riesgos pero ha precisado que el personal está "perfectamente instruido" para desempeñar este tipo de labores "tanto en el ambiente nacional como en el extranjero".

Además, el teniente coronel ha subrayado que se prepara un relevo de personal del equipo que sirve de enlace con la policía afgana y a mediados de septiembre se relevará al equipo en el que se integraban los dos fallecidos.

Pardo ha indicado que existen unos informes periódicos sobre la situación de los soldados españoles en el país árabe, al tiempo que ha desvelado que tenía "conversaciones periódicas" con el capitán Galera, al que hacía saber que "sus personas queridas en España, estaban atendidas".

CRÍTICAS DE LOS COLECTIVOS

Las asociaciones de la Guardia Civil criticaron ayer abiertamente la presencia del cuerpo en Afganistán, que es una "zona de guerra" en la que el Instituto Armado, que "no es una fuerza de choque", "no pinta nada". La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) fue aún más allá y enmarcó en un "acto de guerra", y no en un "atentado premeditado", como sostiene el Gobierno, la muerte del capitán José María Galera y el alférez Abraham Leoncio Bravo.

"La AUGC cuestiona la versión del atentado. Creemos que no estamos en un escenario posbélico en Afganistán, sino en un escenario verdaderamente de guerra», dijo el secretario general de la AUGC, Alberto Moya, para quien no es «adecuada ni la seguridad ni la preparación para ese escenario".

"Nos preguntamos si estamos ante un acto de guerra o, según se empeña el Ministro del Interior, de terrorismo. Porque sostener lo segundo nos aboca al absurdo de remitir diligencias judiciales por delito terrorista a la Audiencia Nacional, frente a no se sabe bien qué imputados", añadió la asociación mayoritaria de la Guardia Civil en un comunicado.

Para la AUGC, esta situación pone de manifiesto la "indefinición estatutaria en la que se empeña en mantener el Gobierno a la Guardia Civil". La asociación reclama que se regule "de una vez por todas las misiones militares que deben desempeñar sus componentes".

En el mismo sentido se pronunció el secretario general de la otra asociación del cuerpo, la Unión de Guardias Civiles (UGC), Manuel Mato. Según Mata, los guardias civiles son "pacificadores". "Cuando la violencia ha bajado de intensidad, las unidades intentan pacificar la zona con una dosis más de diplomacia que de armas", porque los agentes no tienen «medios ni conocimientos para estar en primera línea» de batalla, explicó.

Mientras, ocho policías afganos murieron y uno más resultó herido ayer en un ataque en el distrito afgano de Imam Sahib, en la provincia de Kunduz (norte), que fue reivindicado por un portavoz talibán.

Además, según informó la BBC, citando a un alto cargo de la Administración estadounidense, los talibanes planean atentados contra los extranjeros que están en Pakistán para ayudar en los esfuerzos contra las peores inundaciones que ha sufrido ese país en el último siglo.

La Guardia Civil admite el "impacto evidente" del atentado en Afganistán