viernes. 29.03.2024
NUEVATRIBUNA 20.10.2009

Era su primer debate de Presupuestos. Su primera batalla parlamentaria desde la tribuna de oradores. Su primer cara a cara con el líder de la oposición y su primera derrota en términos parlamentarios. Los populares no daban crédito al discurso esgrimido por Elena Salgado y muchos en la bancada popular no dudaron en pitorrearse literalmente de la vicepresidenta económica del Gobierno en el debate de totalidad de las cuentas públicas que se celebró este martes en el Congreso de los Diputados.

Tras la intervención inicial de la ministra, Mariano Rajoy abrió por la tarde el turno para fijar la posición de su Grupo y defender su enmienda a la totalidad a unos Presupuestos Generales del Estado para 2010 muy cuestionados. Se vio a un líder del PP crecido, agasajado por los suyos e incisivo en los planteamientos que viene defendiendo el PP: “Estos presupuestos son los del paro, la subida de impuestos y la expansión de la deuda pública”, repitió una y otra vez. La “previsibilidad” de Rajoy, apuntada por Salgado, pronto se volvió en contra de la ministra. Durante la réplica, los diputados del PP no dejaron de hacer comentarios, chascarrillos y cacareos, tanto, que la propia vicepresidenta económica no pudo por menos que lamentar la “falta de respeto” del principal Grupo de la oposición.

“Es usted previsible señor Rajoy, tanto que parece que está hablando de los presupuestos del año pasado (…) Para usted no ha existido la crisis económica (...) Las previsiones que hace el Gobierno son ajustadas a la realidad (…) La cantinela del error en las previsiones ya no justifica su discurso (…) Lo único que le interesa es la descalificación (…) Su política está de capa caída”.

Las arengas de Salgado no consiguieron arrancar más que exclamaciones de tono despectivo. Un diputado popular resumía en pasillos que el error de la ministra, a diferencia de Pedro Solbes (inevitable comparación), había sido intentar introducir un “debate político” sin contenido económico. Otros destacaron la “falta de credibilidad” que había esgrimido la ministra en sus propias cuentas públicas. “Es que no se las cree ni ella”, decían. Y hay quien incluso se fijó y mucho en el lenguaje corporal: “tenía las manos tan apretadas que casi rompe el bolígrafo”.

Aunque a la ministra no le faltó lo que sus señorías llaman la “solidaridad del escaño” (Carme Chacón y Cristina Garmendia le pasaron algunas anotaciones y la bancada socialista se levantó en bloque para aplaudirla), lo cierto es que no despertó mucho entusiasmo entre sus compañeros. Mudo y con gesto aparentemente impasible asistió Zapatero al rifirrafe de su vicepresidenta con Rajoy quien terminó haciéndole protagonista del debate.

“No tengo nada contra usted y no la responsabilizo de la política económica”, dijo el líder del PP que, desautorizando a la responsable económica, pasó a dirigirse directamente al presidente del Gobierno para acusarle de haber elaborado unas cuentas “letales para las clases medias”. La interpelación a Zapatero disgustó y mucho a Salgado quien volvió a denunciar la “falta de respeto” a su persona: “Hoy le toca debatir conmigo, sé que no le gusta pero así son las cosas”, le dijo durante su última réplica en la que ni siquiera agotó el tiempo previsto.

La bancada popular se choteó de Salgado