viernes. 19.04.2024
ETA

Algunos medios han llegado a cifrar la actual membresía de ETA a tan solo 5 liberados

De acuerdo con los riesgos y amenazas incluidos en la Estrategia para la Seguridad Nacional, el terrorismo amenaza de manera directa la vida y la seguridad de los ciudadanos, designando al terrorismo de ETA como máximo exponente del terrorismo autóctono. Al ser el cese de sus actividades terroristas una decisión unilateral cuyos motivos responden a una estrategia de supervivencia y a falta de su disolución, no existen motivos para que esta amenaza no siga percibiéndose como tal. No obstante, la percepción de la amenaza debe de ajustarse a las conclusiones que del análisis de la situación de la organización pueda realizarse.

En el informe de Seguridad Nacional de 2014, se describe directamente la situación de ETA como “agónica” donde la reducción del número de detenciones se achaca directamente a la “reducción progresiva de las estructuras de ETA y la falta de incorporaciones de nuevos miembros a la organización terrorista”. Desde hace al menos 3 años que sus integrantes se cifran en alrededor de 20, reduciéndose a 15 el año pasado y a 10 este año. Algunos medios han llegado a cifrar la actual membresía de ETA a tan solo 5 liberados.

Desde hace tiempo que se ha venido diciendo que ETA no tendría la intención de disolverse. Al no existir ningún indicador que pueda llevar a pensar lo contrario, su intención pasaría por el mantenimiento de la marca intentado perpetuarse como agente político ejerciendo su supuesto papel de vanguardia ante su antigua comunidad de referencia. No obstante, todo parece indicar que su labor como agente político tan solo se reducirá a la apelación a diversos colectivos, agentes y movimientos afines o sensibles a sus demandas, los cuales se mostraran más o menos receptivos dependiendo de la conveniencia política del momento. Un agente político, sin nada que aportar, en un contexto cada vez más minoritario donde la cuestión de los presos y de la autodeterminación nutre su escasa agenda. Su presencia tan solo estará dirigida a influenciar la vida política de la izquierda abertzale utilizando para ello su autoridad “patriótica” como chantaje emocional en relación a sus supuestos servicios prestados y el sacrificio hecho por sus militantes.

En julio del 2015, fueron detenidos en la localidad francesa de Ossès, Xabier Goienetxea e Iñaki Reta de Frutos. Sus actividades consistían en realizar labores de intendencia y recursos humanos.

A finales de septiembre también del 2015 fueron detenidos, los considerados como los máximos dirigentes de la organización, David Pla e Iratxe Sorozabal junto a Ramon Sagarzazu. En ambos casos, tanto en el logístico como en el del comité ejecutivo “Zuba”, las detenciones se produjeron previo contacto de los detenidos con personas ya fichadas, imprudencia solo permisible en época de dificultad. Si algo extrañó tanto en las detenciones de julio como de septiembre es la cercanía de los detenidos con Euskadi, pues si en algo habían destacado las detenciones producidas tras el cese definitivo de la actividad era precisamente su lejanía respecto al ahora mal llamado santuario etarra. Una explicación podría ser la incapacidad de supervivencia sin el apoyo de una red de colaboradores, los cuales residen en su mayoría en el País Vasco francés y que son cada vez, más escasos.

David Pla e Iratxe Sorozabal eran los supuestos dirigentes de una organización con apenas militantes y con una actividad dirigida exclusivamente al manteamiento y supervivencia cuyo máximo que hacer era procurar tener alguna visibilidad en la escena política.

Sus intentonas de potenciar el aparato político descabezado a finales de septiembre de 2015, además de tener por objeto ese supuesto papel de vanguardia estaría en establecer una estrategia de actuación relativo al estado y situación penitenciaria de los presos y una posible negociación utilizando el desarme como moneda de cambio.

Precisamente las actuaciones antiterroristas en este ámbito llevaron a la desarticulación en 2013 de estructuras del “Frente Makos” dañando gravemente esta estrategia de actuación privando a ETA “de los instrumentos de control de los presos de que se mantenían bajo su disciplina”. A día de hoy, aun persiste el conflicto entre Sortu y el colectivo de presos a cuenta de la estrategia más adecuada en el actual escenario. Sin embargo, no parece que el ministerio del Interior vaya a efectuar ningún tipo de acercamiento si ETA no se disuelve antes.

En cualquier caso, a día de hoy, y basado en diferentes organigramas publicados en prensa el actual organigrama de ETA quedaría formado por un comité ejecutivo con los históricos José Luis Eziolaza, “Dienteputo” y José Antonio Urrutikoetxea “Josu Ternera”. El primero de ellos cumpliría también cometidos en el aparato de finanzas. Un aparato político formado quizás por Juan Maiztegui Bengoa “Pastor”. El aparato de captación seguiría en manos de Anartz Arambarri y el aparato internacional en manos de Eneko Aguirresarobe. El de asuntos internos si es que sigue existiendo en manos de Mikel Barrios. Podrían integrarse en las diversas estructuras Rafael Santiago Azcolain, Eneko Agirregabiria, Oier Eguidazo o Jesús Ignacio Blas Cea, basado eso sí en la lógica del cambio-repuesta. Claro que este posible organigrama no deja de ser una ficción, un ejercicio de análisis a modo de pasatiempo al ser más posible la inexistencia de cualquier tipo de estructura y comunicación interna entre sus miembros, más preocupados en no ser detenidos y en recabar y mantener cualquier tipo de ayuda que les permita continuar viviendo en la clandestinidad.

El hecho de que David Pla, preso desde hace un año y como portavoz de ETA, “interlocutor para la resolución” ya indica de manera clara cual es la situación de la organización. A ello habrá de sumársele el hecho de que esa portavocía no recaiga en Irastorza, si no en David Pla, a pesar de que Irastorza, fue detenido más tarde y fue considerado por el ministerio del Interior como el “ultimo jefe de ETA”.

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Josu Ternera, en paradero desconocido y su hijo Egoitz detenido.

El 5 de octubre de 2015 fue detenido Egoitz Urrutikoetxea, hijo del histórico Josu ternera. En abril del 2016 año fue detenida, la exconcejal de Herri Batasuna, Nekane Txapartegi como integrante el aparto internacional y también fue detenido Mikel Irastorza a quien apuntan como máxime dirigente de una banda agónica con una estructura basada en el aparato “técnico-logístico”. Este aparato estaría encargado de organizar el arsenal aún en poder del grupo a fin de realizar diversas secuencias de entregas simbólicas del mismo de armamento de cara a facilitar la negociación de quien aún estuviese dispuesto a negociar. A principios de octubre de 2016 la prensa se hizo eco del intento de ETA por abrir una vía de negociación con el gobierno francés al hacerle llegar la banda varias misivas solicitando el diálogo. La organización terrorista, estaría dispuesta a ofrecer como muestra de buena voluntad un sellado o entrega de armas similar al que ya realizó ante los llamados mediadores internacionales. El intento de hacer uso de este stock como herramienta de negociación quedó en parte truncado por el hallazgo el día 12 de octubre en un bosque en Carlepont, a unos 100 kilómetros de París de 145 armas cortas. Según parece, este zulo tendría por destino el sellado o la entrega. A lo largo de estos años, la banda ha ido reduciendo sus expectativas, de manera que parece extraño que aún posea alguna más allá del plausible acercamiento de presos a cambio de sus armas.

No obstante, según el Ministerio del Interior, la detención de Mikel Irastorza “representa un duro golpe a las estructuras de ETA ya que supone la pérdida de liderazgo dentro de la organización terrorista y la eliminación de su estructura de dirección encargada de dirigir la gestión del arsenal armamentístico y explosivo que aún dispone en su poder la organización terrorista, y de esta manera tratar de alcanzar sus objetivos estratégicos”. Según algunos medios, el arsenal actual de la banda estaría en torno a los 2000 kilos para la confección de explosivos y alrededor de 160 armas cortas.

Su arsenal es el único elemento que puede resultar de interés de cara a una posible negociación que permita su disolución pactada. Pero ETA, no pretende disolverse, al menos por ahora.

Así, tras el éxito policial en Luhuso, donde las fuerzas de seguridad abortaron un intento propagandístico en relación al desarme, ETA se dio cuenta de que debía de actuar cuanto antes, pues de lo contrario, podría considerársele en vías de extinción, una cuestión meramente temporal. Su supuesto interlocutor para la resolución, David Pla, declaró en una entrevista que la urgencia del desarme respondía a una situación excepcional, donde ni el gobierno francés ni el español, estarían interesados en el proyecto de desarme propuesto por ETA: “Descartada la opción de la negociación, nos querían incapacitar para cambiar totalmente de fase política”. Así, mediante las sucesivas operaciones policiales, ambos gobiernos tendrían como intención “frenar la potencialidad que para propiciar cambios políticos y sociales tiene, en la lucha de liberación, el camino emprendido con el cambio de ciclo”.

Respondiendo a esta necesidad, un clásico de la izquierda abertzale vasco francesa, el denominado “artesano de la paz” Txetx Etcheverry, involucrado en la intentona parcial de ETA en Luhuso, ha anunciado al diario parisino ‘‘Le Monde’’ que ETA estará totalmente desarmada para el 8 de abril. Aún se desconocen los pormenores de dicho proceso de desarme. Parece ser que la idea pasaría por involucrar para lo que ETA es la “sociedad civil”. Una organización terrorista posee diferentes hitos a lo largo de su historia, su fundación, sus treguas, el cese de su actividad, su desarme y su disolución. Parece sospechoso que ante un hito de tanta envergadura, ETA no haya enviado ningún comunicado ni por escrito, ni en vídeo y haya utilizado sin embargo a un agente externo para anunciar un hecho tan importante como el desarme completo. Puede que sea una cuestión de cálculo, de gestión de la expectativa o mera incapacidad operativa. En cualquier caso, ni siquiera este golpe de efecto, el anuncio del desarme total de ETA en un plazo tan corto de tiempo, ha generado ningún “cambio de ciclo”. Es más, este desarme, es la última carta que le queda a la organización y visto lo visto, puede estar más cerca del ridículo y del esperpento que del “cambio de ciclo”. Incluso en el propio ambiente de la izquierda abertzale el sentimiento generalizado es la apatía y el desinterés.

El final está cerca y si en algo han coincido todos los ministros del Interior es que lo único que le interesa a la sociedad no es la opinión de ETA sobre los distintos avatares de la política vasca si no el anuncio formal de su disolución. Ya Florencio Domínguez en un artículo publicado en El Correo, recordaba como Zigor Garro, quien fuera jefe del aparato logístico, leyó una carta ante el tribunal de París ante el cual era juzgado asegurando que “nadie nos ha explicado cómo hay que auto disolverse”.

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En el año 2010 ETA anunció su decisión de no “llevar a cabo acciones ofensivas armadas”. En enero del 2011 anuncia “un alto el fuego permanente, de carácter general y verificable”. En octubre de ese mismo anuncia el “cese definitivo de su actividad armada” y tras la penosa puesta en escena en 2014 de la inutilización de unas cuentas armas cortas delante de los “verificadores internacionales”, un sujeto del entorno de la izquierda abertzale anuncia que para el 8 abril, ya estará totalmente desarmada. Es más que posible que el gobierno de Mariano Rajoy anuncie el desmantelamiento definitivo de ETA, su liquidación, su completa extinción. Obviamente, tan solo le queda su disolución. Cualquier otra opción, resulta contraproducente, pues ante el peligro del anuncio del gobierno habrá de sumarse la falta de cambios en la actual política penitenciaria. Y es que ETA pretende “continuar como organización política dentro de la Izquierda Abertzale” pero lo tiene muy difícil pues todo su entramado se está desmoronando a tal velocidad, que los propios dirigentes son conscientes de la falta de control sobre este proceso. Tan poco queda claro quién manda en ETA a día de hoy o si posee un ápice de estructura sobre la que alguien pueda mandar.

La disolución de una organización terrorista suele depender en parte de su estructura organizativa, de liderazgo y de su comunidad de referencia. Los grupos GRAPO o Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive nunca llegaron a anunciar su disolución. EL grupo catalán Terra Lliure, en su cuarta asamblea hizo pública su auto-disolución en 1991, algunos de sus miembros, contrarios a dicha decisión continuaron en sus actividades, hasta 1995, cuando el último Alerta del grupo terrorista anuncia su disolución definitiva. Formas más variopintas de disolución serían la empleada por ETA político-militar que se disolvió tras dar una rueda de prensa a cara descubierta.

La disolución o la desaparición pueden darse por falta de actividad fruto de la presión policial, falta de motivación real o ausencia de causas percibidas para la continuación de la actividad. Cuando la base social de apoyo es escasa o marginal la disolución no suele presentar problemas. Si la disolución responde a una decisión no consensuada, existe una posibilidad de que la falta de orden en la disolución provoque escisiones o continuidad en las actividades si se percibe la suficiente base social de apoyo presente o incluso futura que garantice su supervivencia. Tal extremo no parece darse en ETA habida cuenta del fracaso de Ibil y la escasa actividad de ATA.

Sin actividad terrorista, sin efectivos y sin negociación a la vista, sus últimos comunicados apenas suscitan el interés de la prensa y de la sociedad. El mantenimiento de la marca ETA entraña ciertos peligros pues es razonable pensar que el anuncio de su total desmantelamiento por parte del gobierno es cuestión de meses. A fin de evitar ese escenario, a ETA tan solo le queda tomar la iniciativa y a falta de capacidad logística para la grabación de uno de esos vídeos rutinarios en los que uno de sus miembros lee un comunicado, ETA bien puede seguir el ejemplo de la Facción del Ejercito Rojo, RAF, conocido popularmente como Baader Meinhof y anunciar tal y como esta hizo, su disolución por correo postal. No obstante, antes de disolverse y de cara a este “nuevo ciclo” sería conveniente que aportase a las autoridades, al foro social o a los verificadores internacionales, las informaciones que pudiera tener sobre los más de 300 asesinatos que aún quedan sin resolver. Así, una vez producida la disolución, el gobierno debiera de evaluar la posibilidad de realizar el acercamiento escalonado y gradual de los presos de ETA dependiendo de su peligrosidad y nivel de radicalización. Este cambio en la política penitenciaria, además de ajustarse al nuevo escenario en ausencia de ETA, demostraría que la naturaleza de la dispersión no tenía por objeto el castigo sobre los condenados por terrorismo y sus familias si no diluir el poder de la banda sobre el colectivo de presos.

ETA ya cesó en su actividad armada. Ahora va a proceder a la entrega de las armas y explosivos que aún obra en su poder quedando desarmada para el día 8 de abril. Tan solo le resta su disolución pues la expectativa de continuar como un agente político clandestino, con escasos miembros y en busca y captura por sus crímenes, no parece que la capaciten en absoluto para poder aportar absolutamente nada, ni a la sociedad vasca ni a la izquierda abertzale.

ETA, punto y final. Del desarme a la disolución