viernes. 29.03.2024

General, el hombre es muy útil / Puede volar y puede matar / Pero tiene un defecto: Puede pensar.  (“Poemas y Canciones”. Bertolt Brecht.)

Pasados cien días de la entrada triunfal en su particular Jerusalén  proclamando un fulero programa  consistente en “hacer lo que se tiene que hacer”, en nombrar un gobierno “serio” y de actuar “como Dios manda” -y demás engoladas flatulencias mentales- el gobierno Rajoy aparece como un Ecce Homo camino de su Calvario.

Los cien días de gobierno de Rajoy –que se prometían  pletóricos de felicidad y riqueza  por su sola presencia– se han convertido en una sucesión diurna de disparates, ocurrencias y patrañas que provocan noches de pesadilla a los derechos de la mayoría de los españoles y noches de francachelas a nuestros compatriotas ricos y sus diligentes sicofantes. Rajoy está resultando ser la prueba viviente de la veracidad del famoso principio de Laurence J. Peter: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.”

El derrumbe de la imagen de gran demiurgo de Rajoy  empezó a caer a velocidad del rayo con la escenificación del sainete del déficit oculto que desembocó en una sarta de chorradas sobre “la decisión soberana” adoptada por el Reino de España de reducir unas décimas el compromiso de “equilibrio presupuestario” ordenado por Merkozy… para, en menos de lo que tarda en santiguarse un cura loco, hacer una soberana genuflexión ante los “estranguladores” de Bruselas.  Más que poner una pica en Flandes, la vacua declaración de soberanía de Rajoy se semejaba a la grotesca declaración tras la “conquista” del islote de Perejil novelada por Trillo Figueroa (que, si el tiempo no lo impide, liberará presto Gibraltar del yugo británico).

Puestos ya en faena, enseguida –tras obtener la venia de la presidencia– MR concibió una reforma del mercado laboral dictada por los desinteresados empresarios de la CEOE. Desdichadamente –para Rajoy– pronto se puso al descubierto la tramoya de embustes y falsedades que se pretendía ocultar lo inocultable: la contrarreforma sólo estaba enfocada a aniquilar los derechos de los trabajadores, abaratar los despidos y bajar los costes salariales. La convocatoria de una HG el 29-M  era la única salida –se pongan como se pongan esa amasijo de políticos tecnócratas de “puerta giratoria”, empresarios chupones y medios de extrema derecha– al atraco que quiere ser perpetrado con nocturnidad y alevosía.

La “absoluta normalidad” que el gobierno veía el 29-M en el país (los piqueteros patronales vieron el éxito de la HG mejor que la Portavoz/Loewe del ministerio de la policía, como muestran las lúcidas palabras de Rosell diciendo que lo mejor de ese día sería que acabase cuanto antes) con sus diez millones de trabajadores en huelga, con el consumo eléctrico a nivel de día de fiesta, con los transportes públicos y los aeropuertos, los puertos y los teatros, las escuelas y universidades, las fábricas y talleres, los centenares de miles de personas manifestándose en  centenares de poblaciones, las televisiones, radios y los diarios, paralizados, cerrados…puede que se trate de un sarcasmo o, quizás, que esos tipos han perdido todo sentido del principio de realidad debido a un excesivo consumo de las sustancias que emana el poder.

Los piquetes del miedo pretendieron edificar un muro antihuelga con materiales diversos como las amenazas de despidos (que no impidieron que los amedrentados salieran a la calle); el abusivo empleo antidisturbios dispuesto a partirle la cara a cualquiera que pasase por allí (énfasis en las imágenes truculentas de kale borroka y la asimilación de los piquetes a terroristas); llamativas fotos del Rey con los varones del IBEX-35 (extraña equidistancia del Jefe del estado: ¿para cuándo una foto con los sindicatos?); las estúpidas cifras sobre pérdidas económicas a causa de la huelga (aquí los que pagan de verdad  son los huelguistas que sufren deducciones en sus nóminas ); los supuestos dictámenes de expertos de “todo a un euro” que sostienen la preminencia del derecho al trabajo por encima del derecho a huelga (que extrañamente sólo se reclama los días de huelga); azuzando a los parados contra los empleados con el designio de instigar el  mezquino “ quítate tú que me pongo yo” (eso sí, cobrando menos, trabajando más horas y con menos derechos, es decir lo que Marx llamó el ejército de reserva del capital); algunos indignados que siguen con la matraca de “la misma mierda son”(¿cómo se puede confundir a las víctimas con los verdugos?); la caterva de rufianes, camorristas y fachas que habitan las mil y una cavernas mediáticas de la extrema derecha dedicados en cuerpo y alma a difamar a los sindicatos ( mientras ellos se embolsan pingües beneficios en empresas con gigantescas pérdidas, gracias la financiación con fondos de reptiles de nuestros pequeños Murdoch). Ese muro de morralla  no logró impedir la masiva expresión de dignidad que fue el 29-M.   

La settimana horribilis de Rajoy culminó con la  victoria/derrota del PP en Andalucía (sin mayoría absoluta y con una IU nada dispuesta a seguir la estrategia anguitista de las dos orillas a la maniera extremeña). La derrota política del PP es rotunda e inapelable- a pesar de la fingida alegría de Arenas, Montoro y Báñez en el escuálido balcón sevillano -cuando  creían que esas elecciones representarían el apogeo de su poder y el inicio de largos años de usufructo de las  mullidas poltronas. Para colmo en Asturias, Cascos -el amigo de Aznar y Aguirre- les daba de nuevo en el morro y tendrán que tragar con él y con UPyD (Díez sigue su exitosa carrera como jugador número 12 de la derecha española), si quiere arrebatar el gobierno al PSOE e IU.  

 La  avalancha de insultos que han propinado a los andaluces los activistas del TDT Party por no votar al PP y no botar al PSOE, representa el mejor ejemplo de lo que puede llegar a ser la estrategia guerra civilista  de la extrema derecha española. Esos sujetos quisieran quedarse ellos solos en y con España: unas veces propugnan no pisar el País Vasco mientras exista ETA, otras piden boicotear los productos catalanes por separatistas, otras quisieran expulsar a los musulmanes por terrorista y ahora -rien ne va plus- resulta que los andaluces son unos vagos subvencionados que no quieren modernizarse sumándose al paraíso ultracapitalista del estado de “medioestar”. Esos sujetos preferirían que Andalucía fuese por siempre el latifundio de los señoritos, y los andaluces unos alegres danzantes de sevillanas pero, eso sí, con su cash flow reluciente.

Como escribió Miguel Hernández en su poema “Vientos de Pueblo”: “andaluces de relámpagos/nacidos entre guitarras/y forjados en los yunques/torrenciales de las lágrimas;” ¡Que sigan insultando esos tristes émulos de Queipo de Llano y que se jodan ¡

De nada ha servido esconder bajo la manga -como un tahúr del Mississippi- el Presupuesto 2012 hasta después de las elecciones autonómicas. El burdo truco de Rajoy/Arenas le ha venido de perlas al listo de Monti para que la prima  italiana se sitúe por debajo de la del Reino de España. Con la caída de máscaras que ha supuesto la aprobación del presupuesto /expolio, el cuadro de galanes y primeras actrices salvapatrias que iban a rescatarnos del infierno zapaterista nos aparecen como una colla de meros figurantes de Disney Word o del castizo Bombero Torero.

Así, por fin podemos conocer que la enseñanza, la sanidad, la inversión en infraestructuras, la investigación científica, las políticas de empleo, la cultura, la cooperación  al desarrollo, el rescate de la memoria histórica, la ayuda a los dependientes, las políticas de igualdad, etcétera….van a sufrir una masacre de proporciones históricas. Que los dineros para las cárceles, para las fuerzas de orden público, para las compras de armamento, para las fusiones bancarias, para la fiesta nacional, para pagar los intereses de la deuda, para las élites de funcionarios y altos cargos del estado, para la Casa del Rey…., se mantienen vivitos y coleando. También que entre el aumento del IRPF, de la gasolina, el gas, la electricidad, el tabaco, las tasa judiciales, el copago sanitario, la supresión de becas, los IBIS, tasas municipales, los céntimos autonómicos y demás zarandajas, los ingresos del estado nos van salir por un ojo de la cara y parte del otro. Pero ni hablar de restaurar impuestos tan equitativos y solidarios como el de patrimonio y el de sucesiones, persecución del fraude fiscal, derogar la desgravación fiscal de las hipotecas, cobrar los 7.500 millones de deuda a la seguridad social, aplicar impuestos especiales a las grandes fortunas y nuestras patrióticas multinacionales. Como recochineo final, viene el profesor Rubio-Ramírez en El País y nos informa de que, en realidad los gastos del estado en personal, gasto corriente y transferencias no sólo no bajan sino que aumentan un ¡¡¡ un 2%¡¡¡. Unos presupuestos que son calificados por los portavoces (ya que Rajoy sólo habla ante el Consejo General del PP y a los pretores de Merkel) como los presupuestos del crecimiento y del empleo, es decir -en roman paladino- de la bajada del PIB en un 2%, de la generación de 800.000 nuevos parados  y la desaparición de 2.000 empresas. ¡ Y eso que se ofrecían al país como el paradigma de la eficiencia ¡

Pero la mayor evidencia de que estos individuos han entrado en una fase especie de delirium tremens es la inaudita desfachatez de la amnistía para el dinero negro procedente de delitos contra la hacienda pública o--¿quién sabe?-del narcotráfico, de atracos,  de trata de blancas, de las redes Gürtel o de esa  tupida tela de araña que es la corrupción. Resulta que se estima en 200.000 millones de euros la economía “sumergida” (el 20 o 25% del PIB), que el año pasado se recaudaron de 10.4000 millones por fraude fiscal: pero, ¿cómo se atreven a fabricar una norma fraudulenta y anticonstitucional para recaudar 2.500 millones? ¿Será por ello que Rajoy ha sustituido a los anteriores responsables de la unidad antifraude y coloca allí a la ínclita Pilar Valiente? ¿Porqué pretenden liquidar todos los organismos públicos reguladores de los mercados? ¿Qué pasó con el famoso riesgo moral con el que estigmatizan a los acreedores los banqueros, el FMI, el BM, la OCDE, el BCE, el ECOFIN y demás fanáticos del sufrimiento?¿O es que la derecha se ha vuelto definitivamente desinhibida, como quería Aznar?

Al final veremos si someter a los ciudadanos a base de dosis de caballo de manipulación y miedo no acaba como el rosario de la aurora porque, al fin y al cabo -como el talón de Aquiles del general al que se dirigía B. Brecht- las personas una a una piensan y todas juntas actúan. Ante tal cúmulo de despropósitos tampoco resultaría  extraño que muchos de los que confiaron en MR acaben entonando a coro en su honor el estribillo de Sabina: “lo nuestro duró/lo que duran dos peces de hielo/ en un güisqui on the rock”.

El Vía Crucis de Rajoy