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NUEVATRIBUNA.ES / I.G.C. - 09-03-2009

La oposición ha arrancado esta semana con la sospecha de que el PP quiere cerrar cuanto antes la comisión de investigación sobre el espionaje político en Madrid. En las próximas horas o días se sabrá.

El primero en asistir a la sesión ha sido el supuesto “espía” Sergio Gamón, quien llegaba casi una hora antes a la Asamblea de Madrid y que salía sin contestar prácticamente a ninguna pregunta de las formuladas por las portavoces del PSOE y de IU, Maru Menéndez e Inés Sabanés.

La sospecha se iba haciendo más grande a tenor de lo dicho por el portavoz popular, David Pérez, quien, en lugar de preguntar a los comparecientes, se ha limitado a atacar a la oposición y a negarlo todo.

Las acusaciones son falsas, los partes son falsos, son “papel mojado” y “panfletos”, como los calificó Gamón. “Es una absoluta farsa. Un montaje que pasará a la historia de la infamia y cuya víctima ha sido el Gobierno de Esperanza Aguirre. ¿Quién va a pedir disculpas?”, se pregunta el PP, que acusa al PSOE, con Tomás Gómez a la cabeza, de hacer un “aprovechamiento impúdico de estas calumnias”.

Argumentos que nos suenan. Tan solo un día antes, el director de el diario El Mundo, abogaba en su homilía de todos los domingos por dar carpetazo a la comisión. Y antecedentes hay, por ejemplo, con la comisión de investigación que pidió la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, por la cacería del recién dimitido ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.

Desde luego, el PP no está facilitando los trabajos. Sorprende que después de preguntar a la segunda compareciente, la secretaria técnica Mar Pérez Merino, llegara a la oposición la documentación solicitada, lo que ha obligado a interrumpir momentáneamente la comisión de los espías.

PSOE e IU han pedido la reunión de la Mesa y de los Portavoces para aprobar los comparecientes que acudirán el viernes, después de que el miércoles solo lo haga el consejero Francisco Granados.

“Un cachondeo”, en suma, como dice el socialista Adolfo Navarro. O como dice con guasa Fausto Fernández: ya que nos toman el pelo que lo hagan al menos con un poco de elegancia.

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