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NUEVATRIBUNA.ES - 21.5.2009

El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps , sigue utilizando sus apariciones en público para dotarlas de un cierto aire plebiscitario que, con la pertinaz convocatoria de sus partidarios, acaban conviertiéndose en un espectáculo mediático y en una especie de reto a la Justicia que investiga su supuesta participación en la trama Gürtel.

Camps parece haber llegado a la conclusión de que si la primera parte del partido se ha jugado en los medios, -que han publicado, aireado y comentado con todo lujo de detalles hasta las últimas subordinadas del sumario que aún se halla en fase de instrucción-, él puede orquestar un “partidillo” paralelo para demostrar el respaldo popular que le arropa. Lo cierto es que las costuras de ese respaldo no dejan de reventar, como se vio este miércoles cuando sus partidarios y sus detractores se enfrentaron en las inmediaciones del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana a donde había acudido a declarar.

Pero donde no cabe duda de que lleva todas las de ganar es en su propio campo, el de que abarrotan los hinchas “populares”. El propio líder, Mariano Rajoy , ha vuelto a declarar su inquebrantable confianza en Camps, aún conociendo que los cargos que se le imputan no han sido levantados tras las declaración ante el juez y a sabiendas de que está uniendo su destino político al de un personaje que, salvada la presunción de inocencia que asiste a todo acusado, se balancea en el filo de la navaja.

La tropa no le va a la zaga al líder y jalea con entusiasmo cada comparecencia del imputado. Este jueves, los parlamentarios populares de las Corts Valencianes le han recibido con aplausos cuando ha accedido al hemiciclo para asistir a la sesión de control acompañado, como también empieza a ser habitual, por una guardia de corps. En esta ocasión, la componían los tres vicepresidentes de su Gobierno, Gerardo Camps, Vicente Rambla y Juan Cotino , y otros miembros del gabinete como los consellers de Medio Ambiente, José Ramón García Antón y el de Inmigración, Rafael Blasco .

Previamente, un grupo de personas (“de la tercera edad”, según rezan los teletipos), también le había aplaudido en la calle, en la plaza de San Lorenzo por la que se accede a la puerta principal de la Cámara. Al dar comienzo la sesión de control parlamentaria, y para subrayar la “infamia” que en su opinión se está perpetrando contra el homenajeado, el portavoz popular Ricardo Costa , ha comenzado su intervención señalando que "es el momento de mostrarle cariño, respeto y el apoyo" del grupo popular "y de la Institución que representa, que es la presidencia de la Generalitat Valenciana".

Por lo demás, no ha habido sorpresas. Camps ha negado de nuevo cualquier relación con la trama y sin mostrar un solo papel que pueda respaldar sus afirmaciones ha proclamado: “No ha habido regalo alguno. Yo siempre digo la verdad”.

La oposición le ha pedido que facilite los contratos de la Generalitat con Orange Market, la empresa de Correa, a lo que el presidente del Consell ha replicado que están a su disposición. Lo que sigue sin aparecer son las facturas de los trajes que supuestamente el cerebro de la trama, Francisco Correa , le regaló y que facturó a través de sus empresas. Pero hay un nuevo elemento de última hora que abre un nuevo escenario para la representación: el doméstico. Camps, ni corto ni perezoso le dijo al juez que sus trajes los paga en efectivo pero que la encargada de las cuentas es su mujer, que es quien además le da el dinero para sus gastos. ¿Veremos a la cónyuge de Camps acudiendo a declarar al TSJCV? No lo descarten.

Entretanto, saltan nuevos datos sobre su implicación en Gürtel. En las últimas horas, hemos sabido a través de La Vanguardia que el análisis de la contabilidad de la red empresarial corrupta que dirigía Francisco Correa registró unos gastos de 3.000 euros para entradas de circo dirigidos a Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana. El autor del regalo fue, según la investigación policial y judicial, Álvaro Pérez, El Bigotes, directivo de la trama corrupta encargado de hacer negocios en la Comunidad Valenciana, donde facturó en cuatro años de actividad cerca de ocho millones de euros en contratos a dedo y en otros que ganó en distintos concursos.

El circo de Francisco Camps