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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS 07.10.2009

El BMR en el que viajaban el cabo fallecido en Afganistán y los cinco soldados heridos no está suficientemente preparado para soportar los artefactos explosivos improvisados (IED, en sus siglas en inglés), los más habituales entre la insurgencia. Pese a las mejoras que se han realizado en los BMR en los últimos años, tienen una antigüedad de más de tres décadas y ni su diseño ni su blindaje están a la altura de los vehículos que utilizan los contingentes de otros países, especialmente de aquellos con experiencia en Irak, donde los IED han hecho estragos entre las tropas internacionales. De ello es consciente el Ministerio de Defensa, que en 2007 lanzó un ambicioso programa de renovación de vehículos blindados, cuando ya era evidente que la insurgencia en varios escenarios iba un paso por delante de los medios que utilizan las Fuerzas Armadas en el exterior para el transporte de tropas.

Por el momento, el Gobierno ha adquirido y enviado a Afganistán los LMV Lince, vehículos de escuadra (para cinco soldados), preparados con un blindaje específico para soportar IED. Ya hay en el país asiático casi un centenar de unidades, que han ido reemplazando a otros vehículos. El sustituto del BMR, sin embargo, aún no está disponible. En junio de 2008, el Consejo de Ministros aprobó la compra de 100 vehículos de pelotón (para transportar a entre ocho y 10 soldados), con un gasto de 75 millones de euros.

La idea era que estuvieran operativos en el Líbano y Afganistán, las dos principales misiones, en el plazo de un año, es decir, antes de este verano. Sin embargo, un sinfín de problemas ha provocado que aún no estén desplegados en zonas de oepraciones. El modelo elegido, el RG-31 Mk5E Nyala, no se adjudicó hasta septiembre del año pasado.

Producido por General Dynamics-Santa Bárbara, es un vehículo tipo MRAP, con un blindaje especialmente preparado para soportar cargas de explosivos IED colocadas en las carreteras. Exactamente el mismo tipo de mina que ha terminado con la vida del cabo Cristo Ancor Cabello Santana en Herat. Las primeras unidades fueron entregadas al Ejército en diciembre del año pasado. Sin embargo, los técnicos de Defensa detectaron problemas en el sistema eléctrico e instaron a Santa Bárbara a solucionarlo. El fallo alargó las entregas durante todo el año, impidiendo que llegaran a Afganistán antes del verano.

Según dijo la ministra de Defensa, Carme Chacón, recientemente en el Congreso, el problema ya se ha solucionado y las Fuerzas Armadas tienen los 20 primeros RG-31, que están siendo sometidos a las últimas revisiones. La previsión es que lleguen a Afganistán a partir de noviembre. No se puede hablar de retrasos, porque los nuevos blindados estarán operativos dentro del plan inicial del Gobierno, pero lo cierto es que van a llegar cuando las tropas españolas (las actuales y las de refuerzo que se desplegarán en breve) ya están inmersas en la nueva estrategia de los aliados para Afganistán, que implica mayores riesgos.

Por contra, el Ministerio de Defensa ha hecho un notable esfuerzo en los últimos años para mejorar la seguridad de los soldados. Los contingentes en Afganistán cuentan con UAV, aeronaves no tripuladas que permiten recoger datos de la insurgencia sin exponer a los militares, y en Qala-e-Now se está construyendo una base de grandes dimensiones, que comenzará a utilizarse en noviembre y que supondrá un gran avance para la seguridad de los militares allí desplegados.

El BMR de los militares no estaba preparado para las minas de los talibán