sábado. 20.04.2024
Imagen tomada hace un año en la misma estación a la que no llegó el convoy siniestrado en Santiago de Compostela. Fotografía: Nacho Goberna

Una vez más la vida nos recuerda ferozmente su inmensa fragilidad

Hace un año, nada más bajarme en Santiago de Compostela del mismo tren que segó la vida de tantos, Alvia - Linea Madrid/Ferrol, tomé esta fotografía.

Doce meses y apenas un puñado de kilómetros separan su contenido del lacerante presente que se muestra en las brutales fotografías que estamos viendo en los medios.

Aunque entonces ni me lo planteé, ahora sé que fui afortunado. LLegué sano y salvo. Una vez más la vida nos recuerda ferozmente su inmensa fragilidad; salvaje el pesar que produce ir sabiendo sobre lo ocurrido; trágica suma de tristezas que no cesa.

Sirva la quietud de esta imagen como mi minúsculo homenaje a las víctimas; y para los gallegos que están aportando su sangre y esfuerzos para ayudar en estos momentos de zozobra, aun desde la lejanía, no hay gracias suficientes.

Yo, ahora más que nunca, siento mis raíces gallegas llorar por los que nos han dejado y sus familias. Descansen en paz.

Descansen en paz