viernes. 29.03.2024

@nachodelacierva | Si por algo se ha caracterizado a Josep Antoni Duran i Lleida (Alcampbell-unnamedHuesca, 1952) durante su larga carrera política es por su férrea defensa de incentivar el diálogo entre España y Catalunya. Frente a la posición independentista de Convergencia, Esquerra y la CUP, y la posición antinacionalista de PSOE, PP y Ciudadanos, él aboga por una solución salomónica: reconocimiento constitucional de la identidad catalana y un reparto fiscal más justo.

Desde octubre es el candidato a la presidencia por Unió Democràtica de Catalunya (UDC), la formación catalana que decidió no ir de la mano de la coalición independentista Junts Pel Sí, presentándose en solitario a las elecciones autonómicas. A pesar de los malos resultados que sacaron en aquellos comicios, donde se quedaron a 0,5 por ciento de votos de conseguir representación parlamentaria, Duran i Lleida confían en que su partido remonte y se convierta en la llave para que España y Catalunya vuelvan a entenderse.


Ignacio de la Cierva García |  ¿Dónde considera que comenzó la ruptura entre España y Catalunya?

El reclamo de “écheme usted una firmita contra Catalunya” creó gran rechazo entre los catalanes

Duran i Lleida | A mi juicio, el recurso  por parte del PP del Estatuto de Catalunya ante el TC marca claramente una inflexión en la desafección creciente de Catalunya respecto a España. Y mucho más que el recurso en sí mismo fue toda la operación política que lo rodeó antes y durante el trámite del debate del TC. Pedir firmas contra el Estatuto en el resto de España con el reclamo de “écheme usted una firmita contra Catalunya” creó gran rechazo entre los catalanes. Que el PP obstruyera la renovación del mandato de los magistrados del TC que constitucionalmente estaba caducado para impedir una mayoría favorable al Estatuto acabó de provocar la ruptura con el TC y por supuesto, la sentencia, aunque estoy seguro que más del 90% la ciudadanía que protesta por ella no ha leído jamás. Ha sido mucho más importante lo que rodeó a la sentencia que su contenido en sí mismo. Ha habido más errores y también, por supuesto, en Catalunya, pero ese momento me parece clave.

¿Cómo ha ido su reunión con Mariano Rajoy? ¿Se han puesto de acuerdo en algún punto?

La propuesta de declaración presentada en el Parlamento de Catalunya por Junts pel Sí y las CUP es un ataque a la legalidad

El diálogo en política siempre tiene algo de positivo. La reunión fue correcta. No coincidimos en todo, ni todo lo que le dije le debió gustar pero la valoro positivamente. Coincidimos en la necesidad de expresar claramente el rechazo a cualquier acto que vulnere la ley. Y ambos pensamos que la propuesta de declaración presentada en el Parlamento de Catalunya por Junts pel Sí y las CUP es un ataque a la legalidad como pieza clave del Estado de Derecho. También compartimos la necesidad de que la respuesta sea proporcionada, prudente e inteligente y para mí eso no pasa por el Código Penal o por hacer uso de la Ley de Seguridad Nacional, o por suprimir la autonomía haciendo uso del artículo 185 de la CE. Creo que lo más adecuado es interponer recurso de inconstitucionalidad cuando la declaración sea firme fruto de un acuerdo parlamentario.

La necesidad de garantizar la legalidad debe ir no obstante acompañada, a mi entender, por la gestión política del problema que, aunque sea tarde, Rajoy reconoce como problema español.

¿Cómo valora el desafío independentista?

El desafío independentista es un error incluso para los independentistas. Hoy no es posible la independencia. Vivimos en una Europa interdependiente que no quiere que se fraccionen los Estados. Todos temen que pueda suceder en sus propios territorios y todos saben que Europa no tiene futuro si se rompe.

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¿Cómo responderían ustedes si estuviesen en el gobierno?

La respuesta debe ser política y partir del reconocimiento de que hay un apoyo alto al independentismo

La dirección que marca la historia es más Unión Europea y menos Estados, sean estos el catalán, el español, el flamenco o el danés. La respuesta debe ser política y partir del reconocimiento de que hay un apoyo alto al independentismo. No se puede menospreciar como se hace desde los medios de comunicación a partidos políticos que representan el 47,8% de los votos en favor de partidos independentistas y 72 de 135 Diputados de la Cámara. Como estos no pueden pretender sin mayoría de votos y con una justa mayoría de escaños plantear la secesión. Nadie, ni la Comunidad Internacional, acepta eso. Pero para disminuir el apoyo de los independentistas hay que ofrecer una respuesta política atractiva y sugerente a los votantes de esos partidos. Que permita un nuevo estatus para Catalunya, un reconocimiento de la realidad nacional, no continuar hurgando en la cultura y la lengua catalana, base del nacionalismo catalán, reducir el déficit fiscal y someter un pacto político que contenga estos ingredientes a consultar de la ciudadanía de Catalunya.

¿Cree que Junts pel Sí y la CUP pueden entenderse más allá del proceso independentista?

Todo es posible por incompresible que sea. Junts pel Sí lo cede todo a las CUP. Son estos y no ERC, y menos CDC, los que marcan el ritmo y los contenidos de la política en Catalunya. Es gravísimo que sea así, pero esta es la realidad. Que Junts pel Sí y particularmente CDC deje el futuro de Catalunya en manos de las CUP es una irresponsabilidad histórica de graves consecuencias.

¿Qué relación mantiene con los miembros de Convergència tras la ruptura?

Pues sinceramente ninguna. De respeto por una parte y de perplejidad por la otra. Pero no creo que Unió deba construir su futuro sobre los errores de los demás, sí es que los comenten.

¿Qué política económica, social y territorial defienden en su programa electoral?

Nuestro programa propone un Plan de lucha contra la pobreza, a financiar mediante recursos europeos, los ingresos, los ingresos por autoliquidaciones fiscales no previstas y que priorice el gasto en general

Somos un partido social cristiano defensor de la economía social del mercado y seguidores de las nuevas manifestaciones de la llamada economía civil o economía del bien común. Defendemos la iniciativa económica, de mercado, pero somos muy conscientes de las desigualdades que este genera. Apoyamos a los emprendedores y especialmente a los autónomos y pymes que son los que generan riqueza. Creemos que hay que fomentar una política industrial como base de nuestro sistema primitivo y un mayor esfuerzo en I +D+i.

El paro sigue siendo, con la desigualdad, la pobreza y la exclusión, los principales problemas de nuestra sociedad. Hay que garantizar una sociedad del bienestar con mayor peso de la familia y de la iniciativa social. Y se requiere una reforma integral de la fiscalidad que reduzca los impuestos sobre las rentas del trabajo y haga posible un impuesto de sociedades más reducido efectivamente para las microempresas.

Nuestro programa propone un Plan de lucha contra la pobreza, a financiar mediante recursos europeos, los ingresos, los ingresos por autoliquidaciones fiscales no previstas y que priorice el gasto en general. También apostamos por un Plan integral de ayuda a la familia y un Plan de choque contra el paro, especialmente dirigido a menores de 30 años y mayores de 45.

Territorialmente creo debe hacerse una reflexión sobre el estado de las Autonomías. Cuarenta años después de su puesta en marcha puede verse mejor si es posible o no mejorarlo. Nuestra opinión es que sí. Y por supuesto, si hablamos del modelo territorial hay que evocar al Senado. O lo cerramos  o lo convertimos en una auténtica cámara de representación territorial.

¿Qué aspiraciones tiene para las elecciones del 20 D?

Soy optimista, tengo clara consciencia de que puedo hacer mi último servicio a Catalunya y a España.

Aspiramos a tener representación en las Cortes y a tener un papel determinante en algo que deberá afrontar el nuevo partido. España necesita abordar una reflexión que acabe con una propuesta política para cimentar las grietas que tiene nuestro sistema democrático. Hay que constituir una ponencia, tan buen punto tome posesión el nuevo Congreso, y abordar el problema que supone un nuevo estatus para Catalunya, una revisión en profundidad del sistema democrático; un cambio de la ley electoral; una mayor separación de poderes. Atender y reconocer los problemas que causan tanta desigualdad… y aquí se necesitarán personas concretas que proyecten confianza, capaces de recoger el espíritu de convivencia que hizo posible la Transición. Que recojan el diálogo, el pacto, la transacción…Todo esto referido a Catalunya, necesitamos a alguien que pertenezca al catalanismo, que proyecte confianza y que sea capaz de poner en valor todo lo que dije. Ahí Unió, y si me permite la pedantería, yo mismo, vamos a ser muy  útiles.

¿Si no alcanzan representación mínima, seguirá adelante con el proyecto de Unió?

Unió nació en 1931. Si nos fuera mal no se acabaría. Hemos pasado momento tremendamente peores y aquí estamos. Soy optimista, tengo clara consciencia de que puedo hacer mi último servicio a Catalunya y a España.

“El desafío independentista es un error incluso para los independentistas”