sábado. 20.04.2024

Podemos convenir que CiU tiene dos almas, la nacionalista y la social. La social es de derechas, más ahora en que el legado interclasista de Jordi Pujol ya ha caducado. CiU es un partido que ha efectuado claramente una renovación de sus dirigentes, y esta renovación ha comportado también la de su ideario político. Hoy la nueva CiU, es fundamentalmente, en lo social derecha pura y dura. Y lo viene demostrando día tras día.

Ahora sus dos almas entran en contradicción, sin que nadie entre sus flamantes dirigentes que hacen gala de nacionalismo se exclame, ni se indigne lo más mínimo. CiU ha decidido tener como socio preferente al PP. En los ayuntamientos, favoreciendo que alguien, como García Albiol xenófobo confeso, candidato del PP se alce con la alcaldía de Badalona, tercera ciudad de Catalunya, y otras más como Castelldefels. También en la Diputación de Barcelona se reparten el poder. Y el PP es el socio escogido para pactar los presupuestos de la Generalitat. Les une su ideología de derechas, recortes sociales y bajadas de impuestos para los más ricos.

CiU es hoy por hoy, y por encima de todo un claro representante político de la derecha social más dura, y lo demuestra continuamente en el Congreso de los Diputados, donde frente a un PP escondido por motivos electorales, alza Duran Lleida su voz. Ya sea pidiendo un claro recorte de la sanidad pública, ya erigiéndose en portavoz de la patronal y compartiendo sus postulados al denunciar que la propuesta de reforma de la negociación colectiva está inclinada del lado de los sindicatos.

Esta CiU, en cuanto llega al poder se olvida del nacionalismo, sólo lo exhibe demagógicamente para calmar al personal mientras toma medidas políticas en Catalunya, y defiende políticas en Madrid, directa y claramente propias de la derecha  más rancia y neoliberal.

La única diferencia con el PP, es que Duran y cia, sólo desean que el PP no tenga mayoría absoluta para pactar con ellos y si es preciso endurecer sus posiciones, en el caso de que Rajoy dudara.

¿Y el nacionalismo, dónde queda? ¿Cómo es posible que un partido que se proclama claramente nacionalista pueda pactar con aquellos que han hecho del ataque a Catalunya un arma política? ¿Quién estuvo desde el inicio contra el Estatut de Catalunya? ¿Quién potenció y predispuso a una buena parte de la sociedad española contra Catalunya? ¿Quién en definitiva impugnó ante el Tribunal Constitucional el texto del Estatut aprobado y ratificado por el pueblo de Catalunya? ¿Quién es el responsable por tanto del recorte del Tribunal Constitucional?  La respuesta es el PP  que ha sido el enemigo más claro y evidente que ha tenido Catalunya durante los últimos años.

Parece que CiU tiene una memoria selectiva, y más ahora que está en el poder. No olvida ni una de las posibles afrentas históricas que pueda recriminar al PSOE, y hasta las aumenta y añade alguna más. Pero se olvida de todo lo que ha hecho el PP, lo minimiza o simplemente no alude a ello. Parece no querer recordar que el PP es desde sus orígenes el más acérrimo enemigo no sólo del nacionalismo sino simplemente de cualquier forma de catalanismo. Y además olvida que especialmente en la última etapa es quien está haciendo más por dividir y destruir la cohesión social de Catalunya. Quien quiere potenciar la división por razones de lengua, de origen, de religión, etc. Y a todo esto, CiU, que pretende aparecer como el máximo defensor de Catalunya, calla, y pacta preferentemente con el PP. Sin duda la razón es que les unen razones de clase, intereses comunes propios de lo que históricamente se llamaban las clases dominantes.

Y es que CiU no defiende realmente a la sociedad catalana, sino que defiende una Idea de Catalunya imaginaria, que nada tiene que ver con la Catalunya real. Un ideario que es una cortina de humo bajo la que esconde los verdaderos intereses económicos y sociales que representa y en los que en gran manera coincide con el PP. Harían bien los partidos de la izquierda catalana en comenzar a inquirir a Convergencia, a Unió no hace falta ya que es picar sobre piedra, sobre su unidad con los que han demostrado de forma permanente ser enemigos claros de los intereses de la sociedad catalana. En publicitar constantemente los pactos y acuerdos de CiU con quien niega radicalmente el carácter nacional de Catalunya.

Una vez más es necesario que en Catalunya se deje de esconder, bajo excusas de problemas territoriales, que existen, la realidad de los conflictos sociales, de los conflictos reales entre los intereses de los poderosos, representados por las derechas españolas y catalanas, y los de las clases trabajadoras y populares que debieran representar las izquierdas plurales.

CiU pacta con el PP, el mismo que impugnó el Estatut y favoreció su recorte