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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 29.10.2009

A pesar de los aplausos que ha recibido este jueves en les Corts y que se han convertido en una práctica casi habitual cada vez que el president asoma la nariz, las aguas en el PP valenciano bajan cada vez más revueltas. El descontento entre los dirigentes regionales del partido por su pasividad crece día a día. Camps ha optado por la inactividad y aún no ha respondido a la petición de sus 'barones' para celebrar una reunión en la que se aborden sus reivindicaciones, fundamentalmente cambios en la portavocía en el parlamento autonómico y en la secretaría general que ha dejado vacante Costa y que ocupa de forma provisional César Augusto Asencio y la reestructuración del equipo de Gobierno.

Camps dijo el miércoles en un acto con empresarios que "ahora toca hablar de economía y no de política", una pauta que no secunda la mayoría del PP valenciano, convencida de que el presidente debería actuar para retomar la iniciativa y superar la parálisis institucional. Muchos alertartan además sobre los riesgos de la inactividad y del enfado creciente de los 'barones', especialmente del responsable del PP de Valencia, Alfonso Rus, y advierten que Camps se equivoca al subvalorarle porque cuenta con el respaldo de muchos alcaldes. Al triunvirato formado por Rus, Ripoll y Fabra se le acaba la paciencia e incluso los más cercanos colaboradores del presidente de la Generalitat creen que las cuestiones que plantean son de suficiente calado como para zanjarlas de fomar inmediata, ya sea en una reunión con todos los cargos del partido o ya sea en privado.

A las críticas que se alzan desde sus propias filas, hay que sumar otras que se producen en el exterior de la Comunidad Valenciana. Camps tuvo que escuchar el miércoles como su amigo Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia, opinaba que el caso Gürte "muy posiblemente se administró de la peor manera posible". El presidente murciano no se anduvo por las ramas: "Ha habido torpeza y un cálculo desatinado en los tiempos y en las explicaciones".

Camps ignora a sus 'barones'