viernes. 29.03.2024
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Fotos: Flickr Podemos

El pulso ya se empezó a tomar en el peregrinaje al Palacio de Vistalegre. En una mañana heladora donde la lluvia acrecentaba ese tono épico con el que las bases de Podemos afrontan una Asamblea marcada por la división y el enfrentamiento entre sus dirigentes. En el metro, camino del madrileño barrio de Carabanchel, los simpatizantes de la formación morada protagonizaron encendidos debates entre ‘errejonistas’ y ‘pablistas’ confiados en todo caso en que este domingo haya al fin fumata blanca y un ‘habemus SG’.

Alrededor de 10.000 personas venidas de varios puntos de España coparon las gradas de la antigua plaza de toros para clamar con fuerza el deseo de “unidad” de las bases. Deseo y exigencia que a voz en grito no dejaron de recordar a sus dirigentes políticos, inmersos en una batalla interna cuyo final nadie se atreve a aventurar.

Los cabezas de lista de las tres candidaturas en liza, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Miguel Urbán, no desaprovecharon ese ambiente de reivindicación en sus discursos, medidos por el grueso de aplausos, más potentes cuando se trataba de Iglesias y no tanto cuando el que hablaba era Errejón, mientras las bases coreaban sin cesar las arengas de “¡unidad, unidad!” y el “sí se puede” con el que esta joven y prometedora formación política rompía el cascarón en su primera Asamblea Ciudadana, en otoño de 2014.

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EL TÓTEM DEL DÍA: UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD….

“El ensimismamiento y la división trabajan para el enemigo”, espetó Pablo Iglesias en el arranque de Vistalegre 2 con el deseo de que esta Asamblea “sea ejemplo de unidad, fraternidad e inteligencia” y la confianza marcada en la afirmación de que “el viento del cambio sigue soplando” y “estamos llamados a gobernar”. Un Pablo Iglesias al que parece que le ha pasado factura la cruenta refriega interna de las últimas semanas, con gesto serio y en ocasiones cabizbajo y sin ganas de hablar con la prensa: ni una sola declaración a los medios en toda la jornada tal y como anunció a primera hora su equipo de prensa.

Los llamados a templar gaitas fuera de foco fueron los autoexcluidos Carolina Bescansa y Nacho Álvarez que en el set de prensa hacían las primeras declaraciones sin salirse del guion de un argumentario no ya conveniente sino obligado por sus más de 5 millones de votantes. “No hemos sido capaces [la dirección] de escuchar ese mensaje que nos decía: ‘poneros de acuerdo, sed capaces de acordar unas reglas mínimas del juego’, no fuimos capaces, no supimos hacerlo”, dijo Bescansa a modo de autocrítica sobre un proyecto que “está por encima de todos nosotros, de todos los dirigentes”, afirmó para terminar clamando por la “unidad” y el “acuerdo”.

Unidad también fue lo que pidió Errejón que abogó por el encuentro entre todas las corrientes y por amanecer el próximo lunes con “más Podemos, más juntos” y con “más voluntad”, para terminar llamando a la “unidad, orgullo, ilusión y victoria. ¡Adelante, que sí se puede!”.

Pero sin duda, el más mitinero fue el líder de los anticapitalistas que acompañado por la dirigente andaluza Teresa Rodríguez, enfervorizó al público afirmando que “el enemigo está fuera”, que en Vistalegre “no hay enemigos internos”, que “somos compañeros” y “hay que seguir con fuerza”.

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MIEDO ANTE UN INCIERTO RESULTADO

Pero las palabras no bastan para sellar el entusiasmo y la confianza en “rehacer el camino desandado”, en palabras de Bescansa. El miedo ante la incertidumbre del resultado que arrojen las urnas y que se conocerá este domingo sigue presente entre ‘errejonistas’ y ‘pablistas’. Los primeros por temor a la purga como, a su juicio, ya se hizo en Madrid en diciembre pasado, temerosos de que no que no haya integración, de que queden relegados si la lista “Recuperar la ilusión” pierde en las votaciones aunque sea por poca diferencia. Y los segundos, “Podemos Para Todas”, con el miedo a quedar por debajo de sus expectativas y el negro horizonte de la dimisión de Pablo Iglesias, que de producirse abocaría a un post Vistalegre sin secretario general ya que Errejón no le disputa este puesto.

EL ABRAZO FINAL

Con 457.011 inscritos, 289.104 de ellos “activos” (que ya han participado en anteriores votaciones), el resultado del pulso entre dos proyectos políticos distintos que ha derivado incluso en el enfrentamiento personal entre Iglesias y Errejón (finalmente fundidos ambos en un abrazo), abrirá una nueva etapa en Podemos con la urgencia de cerrar heridas y no desaprovechar su meteórico ascenso político y caudal electoral.

Las bases de Podemos reclaman fumata blanca