jueves. 28.03.2024

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha confiado este miércoles en que llegará el día en el que, además de la sardina, "se entierre una crisis que parece interminable" para celebrar "un nuevo tiempo de prosperidad y oportunidad para todos los españoles", palabras que ha pronunciado durante su nombramiento como cofrade de honor de la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina.

Botella, que se ha convertido en la primera mujer en recibir esta distinción, ha afirmado en un divertido discurso que seguro que la difunta sardina tendría como última voluntad que los madrileños se llenaran de "ilusión, coraje y energía" en un momento difícil como éste.

"Querría que recordáramos que todo lo que empieza acaba y que llegará el día en el que se consiga enterrar esta crisis que parece interminable para celebrar un nuevo tiempo de prosperidad y oportunidad para todos los españoles".

La primera edil ha insistido en su discurso en que todo lo que empieza tiene un fin y que ahora es tiempo de despedir al Carnaval. "Es ley de vida pero los madrileños somos poco dados a resignarnos, a pensar que las cosas son irremediables. Sabemos que todo lo que empieza acaba, lo bueno y lo malo, y lo asumimos con sabiduría estoica", ha añadido.

"Conocemos el resultado de la lid de Don Carnal contra Doña Cuaresma porque despedimos al Carnaval como tiempo de máscaras y de disloque de identidades para saludar al tiempo de ayuno. Damos tierra al derrotado tocino con el disfraz de sardina", ha recitado Botella, tras ser ataviada con la capa, el medallón y la insignia de la sardina de plata que la identifican como cofrade de honor. La alcaldesa, por último, ha querido acabar rápidamente su discurso para que no se hiciera "más largo que la cuaresma".

Y es que el humor ha estado muy presente en la Casa de la Villa, donde se ha celebrado el encuentro entre la alcaldesa y los cofrades. Precisamente uno de ellos ha tomado la palabra para dar algunos datos de la difunta sardina, que será enterrada esta tarde en la Casa de Campo y que sólo dejará en herencia su raspa.

Precisamente en el lago de la Casa de Campo tenía familiares políticos -"carpas casadas con lucios"-, con los que se relaciona tras la muerte de su marido, un "atún pinturero que acabó en un japonés de Madrid aunque en el fondo, en el fondo del mar, era bueno". Su sueño de convertirse en una "sardina delicatessen" no pudo realizarse porque el anisakis ha acabado con sus días.

Su intervención ha terminado con la felicitación a la alcaldesa por ser "cofrade, cofrada o cofradesa, algo que habría que preguntar a Bibiana Aído", y con vivas al Carnaval y a Madrid 2020.

Ana Botella descubre su lado más humorístico