viernes. 19.04.2024
“Señoría, su partido tiene como seña de identidad el espionaje político”. Así respondió, con tono chulesco y artillería pesada, la presidenta de la Comunidad de Madrid a la pregunta hecha por la portavoz del Grupo Socialista, Maru Menéndez, sobre la supuesta trama de espionaje político, tema estrella que centró el primer pleno del año en la Asamblea.

La oposición (PSOE e IU) llevó a la sesión de control al Gobierno una batería de preguntas y dos peticiones de comparecencia relacionadas con el escándalo que está centrando la escena política madrileña de las últimas semanas.

Esperanza Aguirre entró ‘a matar’ amén de negar todas y cada una de las acusaciones que penden sobre su cabeza. En pasillos, poco antes de entrar en el hemiciclo, la presidenta arremetió, en declaraciones a los medios, contra el PSOE, recordando los motivos por los que tuvo que dimitir en 1995 el entonces vicepresidente del gobierno socialista, Narcís Serra. Asimismo recordó que el ahora diputado del PP, Manuel Pizarro, fue espiado por el CNI en 2007, y puso como ejemplo a Andalucía (gobernada por el PSOE) para destacar que los socialistas habían rechazado prácticamente todas las comisiones de investigación pedidas por el PP en esa región.

”El PSOE espió del Rey abajo, a todo el mundo”

Su ataque se repitió ya en el pleno, donde la oposición le pidió explicaciones sobre la supuesta red de espionaje destapada por el diario El País. Aguirre volvió a la carga y dijo que en 1984 el PSOE "creó un gabinete de espionaje político para espiar a los de su propio partido, a los de Alianza Popular y a los comunistas", y áludió a su "creador", el entonces ministro de Defensa y vicepresidente Narcis Serra, quien "tuvo que dimitir por espiar desde el Rey para abajo a todo el mundo".

En víspera de que se constituya la comisión de investigación, la presidenta mantuvo su ofensiva al afirmar que lo único que no era presunto, “sino cierto”, es que “hemos tenido dieciocho portadas nacionales de un periódico diciendo que el Gobierno espía, acusaciones que han sido después desmentidas por su autor”, dijo en alusión al periodista Fernando Mercado.

“Usted accedió al poder bajo sospecha y va a salir bajo sospecha”, dijo la portavoz socialista, lo que soliviantó mucho a los populares y a la propia Aguirre que se removieron en sus asientos. “No mienta, señoría”, dijo la presidenta, quien recordó que el caso del ‘tamayazo’ había sido archivado por la justicia porque “no había pruebas ni indicios”.

Pero Menéndez no se amilanó y acusó directamente al PP de tener escrito el dictamen de la comisión incluso ante que dé comienzo, así como de no haber ofrecido “una sola explicación convincente” y por no tener “ninguna voluntad de esclarecer los hechos”. La portavoz socialista puso sobre la mesa el “enorme lío” que existe en el seno del partido de la derecha por “la ambición desmedida” de sus dirigentes y la “lucha por el poder y por el dinero”. También exigió que la comisión sea retransmitida en directo por Telemadrid: “Los madrileños tenemos derecho a saber, queremos saber”, concluyó.

Aguirre pone la mano en el fuego

El segundo ‘round’ llegó con la portavoz de Izquierda Unida, Inés Sabanés, a quien Aguirre criticó el hecho de que diera por buenas las “informaciones mentirosas”, en lugar de defender los derechos de los trabajadores. “Ni mi grupo ni mi fuerza política han dejado de atender los problemas generados por la crisis económica. La que jamás le ha prestado atención es usted a fecha de hoy”, replicó Sabanés.

La portavoz de IU dijo tener la convicción de que Aguirre se está “enfrentando a uno de los momentos mas duros de su gobierno”, dadas las “sospechas que recaen” sobre él por la trama de espionaje. “Si todo es una gran mentira, ¿sostiene aquí claramente que nadie de la consejería (Interior) ha podido intervenir en la trama de espionaje? Dígalo”, a lo que Aguirre hizo un gesto con la mano y se leyó en sus labios decir “pongo la mano en el fuego”.

La portavoz de izquierdas cerró su intervención advirtiendo que su grupo está “dispuesto a cruzar el desierto aún sin cantimplora para saber lo que ha sucedido”. Aguirre recogió el guante y volvió a la carga acusando a IU de prestar ayuda a los socialistas cuando “su partido ha sido espiado por el PSOE”, dijo.

”Víctimas de su ambición desmesurada por el poder político y económico”

El tono de bronca no se rebajó cuando tocó el turno del vicepresidente del Gobierno y del consejero de Presidencia Justicia e Interior. Preguntado por el diputado socialista Adolfo Navarro, el ‘número dos’ de Aguirre, Ignacio González se remitió a lo ya dicho en estos días, al asegurar que confía en que la justicia aclare los seguimientos de los que él mismo ha sido víctima, al tiempo que exigió al PSOE que pidiera “perdón” por la imputaciones y por las “insinuaciones muy graves” hechas contra el ejecutivo.

De peor talante contestó Francisco Granados al diputado de Izquierda Unida, Miguel Reneses, al que sacó a relucir la actitud que tiene su partido con Fidel Castro “al que ustedes visitan tan a menudo”, dijo. El consejero también se enfrentó con la diputada socialista Encarnación Moya, quien le acusó de “mucho bla, bla, bla, pero poco hablar de lo que está pasando” y de lo que el propio Mariano Rajoy (presidente del PP) reconoce, puntualizó.

Moya preguntó porque no se habían querellado contra el diario El País y calificó de víctimas a todos los miembros del gobierno de Aguirre, pero “de sí mismos y de su ambición desmesurada por el poder político y económico”, lo que, en su opinión, es una muestra del “bajo tono moral que impera en su gobierno”, concluyó.

Aguirre escarba en el pasado del PSOE para zafarse del escándalo