viernes. 29.03.2024
acuerdo-IU-Podemos2
Alberto Garzón y Pablo Iglesias tras anunciar el acuerdo en la madrileña Puerta del Sol.

¿Acuerdo justo  y equilibrado o rendición política?

¿Rescate de Izquierda Unida a Podemos o histórica conquista unitaria?   

He ahí legítimos interrogantes que suscita el Acuerdo electoral Podemos-IU.

Ante ello, el colectivoComunistas por una IU con más fuerza”, integrado por destacados/as referentes del PCE, miembros de su Dirección Federal y del PCM, líderes sindicales, activistas sociales, cargos públicos y camaradas responsables en numerosas Agrupaciones del PCM,  ha acordado emitir la siguiente

                                                   DECLARACIÓN POLÍTICA

● 1.-  Unas obligadas primeras consideraciones.

Constatamos que la fuerte resistencia política interna consiguió que se presentara como Coalición electoral. Supuestamente de ámbito estatal que, en realidad, no lo es. Y no lo es porque, inexplicablemente, el Acuerdo no incluye al País Valenciano, al tiempo que asume un tratamiento diferenciado para las confluencias soberanistas en Cataluña y Galicia, lo que le confiere un marcado sesgo confederal.  

Quienes hace escasas semanas defendían la posición de la dirigente gallega de IU al afirmar que  “las siglas son trincheras que hay que derribar”, parecen también aquejadas del esencialismo identitario que utilizaban para descalificar a quienes venimos defendiendo el valor de las siglas de IU y el respeto a su específica identidad política.

Compartimos la necesidad de desplazar al PP del gobierno de las Instituciones. Lástima que quienes proclaman hoy idéntico objetivo no lo hayan hecho en su día en Madrid, dónde primó el ajuste interno descalificando públicamente las candidaturas de IU, acabando con su voz en determinantes Instituciones y facilitando de hecho la continuidad del PP en el gobierno regional. 

● 2.-  Sobre el Acuerdo Programático común.

El acuerdo programático alcanzado, presentado como un acuerdo para gobernar, no puede esconder sus debilidades en la idea de que cada parte podrá desarrollar su propia propuesta programática por separado. Siendo un acuerdo con voluntad de gobierno, resulta una burla al electorado hablar de propuestas de cada parte porque al BOE, en todo caso, sólo se llevaría lo que está contenido en el acuerdo de mínimos.

Esto significa, por poner un ejemplo, que el salario mínimo será de 800 euros en dos años y de 900 en cuatro, cuando nosotros planteamos 1.176 en ese período (el 60% del salario medio).

Al criticar el Acuerdo programático, hablamos de cuestiones a desplegar en el plazo de una legislatura. En él desaparece el papel central de lo público en un desarrollo económico sostenible, salvo en la nacionalización de dos antiguas cajas, que se subordina a un acuerdo con la Comisión Europea.

Por otra parte, la creación de empleo, cuestión central de nuestro programa y de la lucha contra la crisis, prácticamente no aparece en el acuerdo. Sólo marginalmente, una referencia a las mujeres mayores de 45 años y a un plan de empleo verde que ayude a proyectos empresariales sostenibles. Contrasta esto con la importancia que se da en el programa de IU a la creación de empleo, con las siguientes medidas principales:  Plan de Formación / Empleo para parados de larga duración, un Plan Europeo de Inversiones para la creación de empleo (2% del PIB) y creación del Fondo Europeo de Solidaridad por el Empleo, un Programa Primer Trabajador para autónomos, un Plan de Empleo Juvenil, un Plan de trabajo garantizado, y planes específicos y cuantificados para empleos en el sector forestal, en el cambio del modelo energético, en la rehabilitación de viviendas, en el sector público (con especial incidencia en educación y sanidad) y el apoyo a los empleos de proximidad (resaltando una intensificación de colaboración público-economía social), así como los estudios de impacto sobre cantidad y calidad del empleo en las contrataciones públicas.

La cuestión del nuevo modelo de relaciones laborales tiene un tratamiento muy superficial en el acuerdo. Se propone revertir el abaratamiento del despido, cuando IU propone la indemnización de 45 días por año. Se ignoran los ERE en empresas con beneficios y en el sector público, la preeminencia de los convenios sectoriales bajo el criterio general de norma más ventajosa, no se plantea la nulidad de despido de las mujeres embarazadas, la protección de los trabajadores en caso de concurso de acreedores, la dignidad y estabilidad de los trabajadores públicos y la limitación de la eventualidad en la contratación pública al 5%, todo ello recogido en el programa de IU. Tampoco se plantea ninguna medida sobre jornada laboral, cuando IU defiende el avance hacia las 35 horas.

En relación a las pensiones, no se plantea la reducción progresiva de la edad de jubilación y, para superar el posible déficit, se recurre a los Presupuestos Generales del Estado como única vía, lo que en la práctica es una reducción de salarios. Algo parecido representa la renta garantizada propuesta, que en el fondo es una subvención a los empresarios que pagan salarios bajos y ofrecen empleos precarios.

En cuanto a las políticas fiscal y presupuestaria, se plantea exclusivamente “reformar” el actual art. 135 de la Constitución, cuando IU pide la derogación de su nuevo contenido. En la Deuda Pública se limita a crear un Comité Europeo para estudiar el problema, mientras IU propone una auditoría y su reestructuración.

El incremento de la recaudación tributaria se limita a 3% del PIB al final de la legislatura, mientras que la diferencia con la media de la UE es de 8 puntos. El gasto público se mantendrá al nivel porcentual sobre PIB del 2015, es decir tras los recortes del PP, y su reestructuración interna es muy escasa.

No hay objetivos concretos en la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, que si están en el programa de IU. No se habla del IVA cultural, ni del Impuesto de Transacciones Financieras (Tasa Tobin). Pero sobre todo se ignora que rentas de capital y del trabajo tributen en la misma base imponible, a cambio de una “aproximación”. No se concreta lo que se entiende por “revisar” la fiscalidad de las SICAV, mientras que el programa de IU propugna trabajar en la UE por su eliminación y , mientras tanto, cambiar las condiciones reguladoras de las SICAV y otros instrumentos semejantes para que, realmente, sean instrumentos de inversión productiva.

En cuanto al Impuesto de Sociedades, se acepta que las grandes empresas tributen realmente al 15% (frente al 25% de las pequeñas que no tienen posibilidades de elusión fiscal.) El Programa de IU, propone como mínimo el  27% para las muy grandes, el 24% para las grandes y el 17% para pequeñas y medianas.   En todos los casos, condicionado en un 5% a la creación de empleo.

En otras cuestiones importantes, que resumimos, se pierden los ejes  del Programa de IU: no se plantea la vivienda pública en alquiler moderado; no se trata la mejora de las prestaciones por desempleo; no se considera la Economía Social como pilar del nuevo modelo productivo ni se generan políticas de colaboración público-social; no hay ninguna medida relacionada con la Formación Profesional; no se plantea la derogación de los art. 315.3 y 558 del Código Penal para evitar la criminalización del ejercicio del derecho de huelga y la acción sindical; tampoco hay medidas concretas para derogar la reforma de la legislación local, aprobada por el PP; el tratamiento de la reforma de la Política Agraria Común es muy insuficiente; la política europea se resuelve con un genérico “impulsar” la reforma de las instituciones; no se trata la cuestión del Estado Federal; en políticas de participación, no se trata la Iniciativa Legislativa Popular ni los presupuestos participativos; no hay referencias al Estado laico, la denuncia del concordato, las subvenciones a las confesiones religiosas ni el papel de la asignatura de religión; no se concreta el apoyo a la I+D+i (3% del PGE en el programa de IU), ni la necesidad de otra Ley de la Ciencia, ni el apoyo a la investigación en beneficio de la sociedad;  no hay medidas para un nuevo modelo de transporte; no se proponen medidas para una Sociedad de la Información democrática, solidaria y participativa, con medios públicos y democráticos; finalmente, no hay propuestas para una política de Paz y Solidaridad, la salida de la OTAN y la cuestión de las bases militares extranjeras.

Todo lo señalado está  contenido de forma detallada y cuantificada en el Programa de IU.

● 3.- Sobre otras importantes cuestiones del Acuerdo.

Esta supuesta y difícil negociación del Acuerdo no pudo ser más cupular, carente de transparencia y participación. Hubiera sido bueno, por ejemplo, abrir el Acuerdo a la previa consideración de colectivos progresistas y sindicatos de clase.

El Acuerdo se establece con Podemos en un contexto en el que su prepotencia, oportunismo e inconsistencia política le provocan un significativo descenso en sus perspectivas electorales y en el que, claramente, IU recupera influencia electoral. Por ello, no compartimos que la generosidad negociadora se concrete en sumisión y que, sin más, se acepte para las candidaturas 1 puesto de salida para IU por cada 6, siendo la relación de votos de 1 a 4 en las  elecciones del 20 D.        

Con la excepción de Ciudad Real en la que IU ocupa la cabeza de lista, y de Málaga en la que Podemos tiene 2 diputados y se nos cede el 2º puesto de la lista (ignoramos si el camarada José Luis Centella será diputado de IU por 5ª vez), en las demás circunscripciones los puestos de IU en las candidaturas son de dudosa consecución (Palencia, Teruel y Alava) y en las 5 restantes circunscripciones (Córdoba, Sevilla, Zaragoza, Cádiz y Asturias) IU  va a rebufo y ocupa posición tras los diputados que sacó Podemos el 20 D.  En alguna de ellas, de forma tan descompensada que parece todo un castigo político. Es el caso de Asturias, cuya Dirección se ha visto obligada a una reacción crítica que respetamos, dada la solera política, implantación orgánica e influencia social de IU en esa Comunidad.        

En el caso de la circunscripción de Madrid, la situación es también bastante problemática:  IU se ha quedado sin candidato a la Presidencia del Gobierno. El compañero Alberto Garzón ocupa un incomprensible 5º puesto de la candidatura madrileña. Además, en Madrid, IU se ve privada de la contribución de más de 3.000 afiliados/as que han sido de un plumazo excluidos de su organización y cuya inmediata restitución afiliativa nos parece impostergable. Con todo, no es muy difícil entender lo complicado que resulta hacer campaña y llamar a votar a Pablo Iglesias como candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, así como, por ejemplo, a Tania Sánchez, cuyas conductas y prácticas para con IU han sido todo, menos leales y honestas.

Por otra parte, el Acuerdo sólo se concreta en las 11 circunscripciones que acabamos de mencionar.  ¿ Con que criterios ? ¿ Qué pasa con Valladolid, Murcia, Jaén, Zamora, León, Huelva, Granada, Badajoz, etc, etc ?

Mención especial merece un hecho político bien revelador: la designación del nº 1 por la circunscripción de Almería: el Sr. Julio Rodríguez.  Imponer a un firme defensor de la OTAN a la cabeza de la candidatura constituye un desprecio para toda IU y pedirle comprensión a nuestros/as compañeros/as de Almería y que se movilicen en la campaña refleja una preocupante  degradación política.  

● 4.-  Algunas consideraciones finales.

Nos parece especialmente grave que el modelo de Estado alternativo que defendemos, la República Federal, quede reducido y sustituido por un genérico “derecho a decidir” que no es sino una vergonzante sustitución de un derecho, el de Autodeterminación, que abiertamente reclamamos para los pueblos saharaui, palestino o kurdo, pero que en el Estado español carece de base histórica, racional y objetiva  para su reivindicación y aplicación.

Con notable grandilocuencia y triunfalismo, los muñidores del Acuerdo lo califican de “histórico”. Lamentablemente, lo es, pero por razones bien distintas a las que difunden. A pesar del falseamiento de los datos, de airearse como “espectacular respaldo” y de las constantes presiones del Secretario general del PCE que recuerdan el viejo “ordeno y mando”, lo cierto y verdad es que 2 de cada 3 afiliados/as y simpatizantes registrados ni siquiera han considerado participar en la consulta interna. Un porcentaje tan exiguo y minoritario de participación y respaldo constata la escasísima aceptación real del Acuerdo en las bases de IU y sus entornos simpatizantes.  

Sí por carácter “histórico” se refieren a que el Acuerdo posibilita un profundo cambio democrático y progresista o que recrea fases histórico-políticas tan lejanas como irrepetibles (¡es el 77, Pablo, es el 77!), sentimos discrepar muy seriamente. La privatización de la política en los grandes grupos mediáticos, el primario nivel de la movilización social, el desclasamiento y grado de conciencia popular, así como la adversa correlación de fuerzas en Europa, entre otros, permiten augurar que, de producirse algún “cambio político” el 26 de junio, éste no afectará positivamente, al igual que en Grecia, a lo que esencialmente provoca las penosas condiciones de vida de la clase trabajadora. Por más que apremien las duras realidades, en política los deslumbrantes espejismos o la estéril impaciencia del “ahora o nunca” acostumbran a producir profundas frustraciones sociales. Para los proyectos de transformación y emancipación social, no suelen existir milagrosos atajos.  

Es más, de darse una aceleración de la vida política española, mucho nos tememos que sea hacia una cierta recomposición de la arquitectura bipartidista del Sistema de dominación.

Si se considera que el Acuerdo es con una organización cuyo éxito, en muy buena medida, requiere del silenciamiento y desaparición política de IU y del PCE; que se basa en un Programa común tan ambiguo como rebajado; que el número de diputados/as de IU que proporcione no será superior al que IU en solitario conseguiría; que la visibilidad y soberanía política de IU se verán limitadas e hipotecadas por su pertenencia al que será Grupo parlamentario de Podemos; y si además se constata que ese Acuerdo divide mucho más que cohesiona nuestra ya confrontada organización, cabe concluir que estamos ante un mal Acuerdo.  Un Acuerdo desigual y pésimo para el avance de la Alternativa anticapitalista frente a la crisis del Sistema  y probablemente  bueno para el rescate y supervivencia de Podemos. Un Acuerdo que sitúa a IU como un satélite más  del “universo Podemos”, camino de una nueva versión y estructura de la “Casa Común de la Izquierda”.  Lo que el actual grupo dirigente de IU ha definido como “la metamorfosis de IU”.

A ello se corresponde la tesis oficial del Congreso del PCE que orienta a “superar IU en un espacio de confluencia que alumbre un nuevo sujeto político” o la muy reciente declaración de J.A. Castro, portavoz de IU en el Parlamento andaluz: “apostamos decididamente por una nueva izquierda para un Nuevo País”.  

Por si quedaran dudas, el nombre de la Coalición Electoral, UNIDOS PODEMOS, en el que IU queda desaparecida, resulta incoloro, neutro, “ni de izquierdas ni de derechas”, tal y como quería Podemos.

Finalmente, deseamos declarar abiertamente que, a diferencia de lo que hicieron en Madrid la cúpula del PCE, del PCM y de IU en las Municipales y Autonómicas, nosotros no haremos campaña contra IU en el proceso electoral del 26 de junio próximo.

Los/as comunistas sabremos decidir y actuar en consciencia y espíritu de responsabilidad.

Firmado:  Colectivo  “Comunistas por una IU con más fuerza”   

Sobre el acuerdo electoral Podemos-IU