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NUEVATRIBUNA.ES - 13.5.2009

A falta de las propuestas de resolución que se votarán la próxima semana, sobre la mesa quedan unos cuantos anuncios relevantes para combatir la crisis económica: el mantenimiento de las deducciones por vivienda hasta 2011, los incentivos para la compra de automóviles o las bonificaciones para las aerolíneas.

En el plano mediático, hay una coincidencia casi generalizada en que Zapatero ha sido el ganador del debate. Rajoy no sólo fue incapaz de explicar su propio plan anticrisis, que tanto ha aireado durante las últimas semanas eludiendo dar detalles, sino que utilizó un tono “aznarista” que ni siquiera en las filas de su grupo fue del todo bien digerido. Al líder del PP le va a costar y mucho borrar del imaginario popular el recuerdo de ese "estilo faltón" que le reprochó el presidente y frases poco afortunadas como la de “ustedes no saben ni leer”, dirigida a la bancada socialista, que abochornó a algún que otro correligionario poco dado a excesos verbales más propios de la legislatura de la crispación.

La bronca parlamentaria, que tanto gustaba al anterior presidente del Ejecutivo, restó puntos al líder de la oposición que, no obstante, se confesaba este mediodía “contento” del resultado del debate aunque decepcionado porque Zapatero se hubiera limitado a presentar un nuevo catálogo de medidas y no un nuevo plan económico, lo que él llama la “rectificación” de la política económica que hasta ahora ha impulsado Moncloa.

Este miércoles, consciente de la carencia de contenido que ayer tuvieron sus intervenciones, Rajoy sí ha avanzado una medida: entre las propuestas de resolución que presentará su grupo figurará una en contra de la supresión de la deducción por vivienda en 2011 anunciada por el presidente. Es más, el PP propone ampliar esa deducción del 15% al 25% sobre una base de 10.000 euros en lugar de los 9.000 actuales.

Lo cierto es que el presidente se ha llevado el gato al agua no tanto por la forma en que han sido acogidas sus nuevas medidas, cuya efectividad ponen en duda algunos de los sectores afectados, sino por el “descoloque” de su principal oponente. Si en algo sí ha tenido razón Mariano Rajoy es en que el debate ha servido para escenificar la soledad parlamentaria del Gobierno y del PSOE. Todos los portavoces, sin excepción, han arremetido contra la política de Zapatero para combatir el descalabro económico: desde la derecha porque les ha dejado sin discurso al hacer suyas algunas de sus propuestas y desde la izquierda exactamente por lo mismo, por presentar recetas más propias del PP que de su propio partido.

En el recetario del presidente, por otra parte, se aprecia una página en blanco, tal y como han puesto de manifiesto ‘populares’ y catalanes: ¿Qué pasa con el crédito? ¿Qué hacer para que de una vez por todas llegue a las familias y a las empresas? También se ha echado en falta, al menos así lo han hecho los sindicatos, alguna propuesta para resolver la situación de los parados que no cobran el subsidio y que ya han empezado a engrosar las estadísticas de exclusión social.

De momento, sobre quién ha ganado o perdido el debate, Rajoy, visiblemente serio, ha echado balones fuera recurriendo al estilo catastrofista del que ha hecho gala a lo largo del debate: “Los grandes perdedores”, ha dicho, “son los cuatro millones de parados”.

Muy distinta ha sido la respuesta de Zapatero en los pasillos: “Los ganadores”, según el presidente, “son los ciudadanos”.

"Señorías, a la tarea"