jueves. 28.03.2024

"La culpa es de los turcos"

El general Vicente Navarro, principal acusado en el juicio por las identificaciones erróneas del accidente del Yak-42, asegura que intentó "dulcificar" los detalles de las circunstancias en que se produjeron las muertes para que "las familias que habían perdido a un ser querido no siguieran torturándose y dando vueltas a algo irremediable".
> Navarro se inventó 30 identidades, según el fiscal

"No se puede criminalizar" a quienes "trataban de acortar el sufrimiento de las familias"
La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha referido así a la petición de los familiares de las víctimas de que se siga investigando hasta depurar las responsabilidades políticas en el caso Yak 42.
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 21.4.2009

En la novena y última jornada de la vista oral, que quedó vista para sentencia, Navarro defendió que en sus "44 años de ejercicio de la medicina" jamás ha tenido "un incidente". Navarro se dirigió al tribunal con estas palabras: "Yo no considero que tengo un desdoblamiento esquizofrénico de la personalidad, un doctor Jekill y Mister Hyde. Yo que he estado haciendo bien sobre el bien dentro de una praxis normal, ¿voy a revolverme a hacer daño, a quién, a las familias, para qué?". Y aseguró que "habría sido una intervención absolutamente inexplicable", al tiempo que calificaba de "infierno" el escenario en el que se produjo el accidente.

El general, que se enfrenta a entre tres y seis años de prisión por un delito de falsedad en documento oficial, agradeció "la dedicación, el esfuerzo y el sacrificio" de los dos oficiales que le acompañaron en las tareas de repatriación y aseguró que junto a él han sufrido "cinco años" de "juicios paralelos y dimes y diretes de medios interesados".

"Han hecho que suframos una zozobra que solamente nosotros sabemos", apostilló, tras lo que añadió: "Nuestra presencia y nuestro servicio en el trágico accidente fue de servicio a la institución militar. A los compañeros desgraciadamente ya los teníamos en la última fase porque no había ningún tipo de recuperación, estaban ya cadáveres, nos quedaba la parte de las familias, de la información y dije que debía ser limitada la descripción de daños y de circunstancias que no venían a cuento".

"NO HABÍA PRISAS DEL EQUIPO ESPAÑOL"

Por su parte, la defensa de Navarro incluso acusa a las autoridades turcas de "hacer desaparecer restos" para ajustar el número de bolsas a la lista oficial de víctimas. El letrado Ramiro Guardiola, que pidió la libre absolución de su cliente durante la exposición de su informe definitivo de conclusiones, sostuvo que Navarro "no tenía prisa" para efectuar el traslado de cadáveres a España, sino que eran las autoridades turcas las que quisieron acelerar los trabajos porque el 28 de mayo de 2003, dos días después del accidente, "habían elaborado" el acta de entrega de los cuerpos, "en virtud de la cual saldrían los cadáveres ese mismo día".

Guardiola, que abrió la última sesión del juicio, indicó que las "prisas" del equipo español, reconocidas durante el juicio por testigos como el capitán enfermero Antonio González, no se corresponden con el testimonio de los funerarios que enferetraron los cadáveres, que "reconocieron que fueron preguntados si querían parar", ni con el de los tripulantes de los aviones enviados desde España, "a los que se dijo que se fueran a dormir".

De igual modo, sostuvo que el acta de entrega de los cuerpos que elaboraron las autoridades turcas, en la que se advertía de que 30 cuerpos estaban sin identificar, "no goza de la veracidad inmaculada que se la ha venido otorgando", ya que contenía "menciones falsas" y, en uno de los casos, se confeccionó a partir de "un cambalache de restos", algunos de los cuales "tuvieron que hacer desaparecer". "¿Qué credibilidad se puede dar a esa acta de autopsias y, en consecuencia, qué valor incriminatorio puede tener?", se preguntó. "Ninguno, -continuó- salvo que queramos dar carta de naturaleza a un documento que contiene menciones falsas y realizado por personal turco que no reparó en su día en atribuir delictivamente un conjunto de restos que no eran una persona". Su conclusión fue que a los turcos "se les fue de las manos" el proceso de identificación.

"NO ES LO MISMO LA MORGUE QUE UN DESPACHO DE LA AUDIENCIA"

El letrado defendió que su representado "no se equivocó al hacer las identificaciones", pero acto seguido matizó que "es distinto errar en la identificación en un periodo de treinta y tantas horas y en un escenario dantesco, como era la morgue, que errar en una identificación al cabo de cinco años de instrucción y en la paz y en la quietud de los despachos de la Fiscalía de la Audiencia Nacional".

Parte de su exposición la dedicó a hacer hincapié en defectos de forma que no atañen al fondo de la cuestión que se juzga. Como, por ejemplo, cuando sostuvo que las notas de campo tomadas por Ramírez y Sáez, los otros dos acusados junto a Navarro, no constituyen documentos oficiales, por lo que "no obran en autos ni tienen valor probatorio". "¿Qué beneficio podría obtener el general Navarro por falsear los certificados?", se cuestionó antes de asegurar que "un cadáver no tiene protección penal".

En esta línea de argumentación, recalcó que testigos como el teniente general José Antonio Beltrán, coordinador de las tareas de repatriación, confirmaron que las labores de identificación fueron realizadas en su totalidad por las autoridades turcas, que, según apuntó, también asumieron la cadena de custodia de los restos y las tareas de enferetrado.

"La culpa es de los turcos"