viernes. 19.04.2024

¿Están de 'luna de miel' el Gobierno y la Iglesia católica?

La confirmación de que la Ley de Libertad Religiosa tendrá que esperar tiempos más propicios llega bajo la batuta del nuevo Gobierno y podría responder al deseo de no irritar a una parte importante del electorado socialista, más que al de allanar la visita del Papa. La 'caverna' habla de enfrentamiento entre un ministro masón y otro católico. Cristianos Socialistas aplaude los cambios de Zapatero y niega que la salida de De la Vega deje huérfana la 'vía romana' de las relaciones Iglesia-Estado.

NUEVATRIBUNA.ES - 5.11.2010

"En este momento está sobre la mesa del Gobierno. Lo estamos discutiendo pero no es muy probable que salga. Esto tendría que ser consensuado y la política española está muy desvertebrada. El Partido Popular está en contra de cualquier consenso". Con estas palabras, pronunciadas por el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, ante los micrófonos de Hora 25 de la Cadena SER, se ha confirmado lo que ya sabíamos hace un par de meses: que El Gobierno tumba (por ahora) la Ley de Libertad Religiosa.

A pocas horas de que Benedicto XVI llegue a Santiago de Compostela, hay quien lo interpreta como un "regalo" al Papa y hay quien sin duda no dará crédito ante el nuevo aplazamiento de una norma que no haría sino desarrollar lo que ya recoge la Constitución Española, la aconfesionalidad de nuestro modelo de Estado. Una aconfesionalidad que se ve continuamente limitada o perturbada por la permanencia de usos confesionales de carácter oficial que la contradicen y sobre todo por la vigencia de los Acuerdos sobre Asuntos Jurídicos, Económicos, Educativos y Culturales de enero del año 1979, firmados como tratados internacionales entre el Estado español y el Vaticano y que en consecuencia gozan del carácter de ley positiva. Buena prueba de esos usos es la inversión que se realizará desde instancias oficiales para la visita del Papa y que es uno de los principales elementos que han soliviantado a sus detractores, decididos a expresar su protesta en la calle, con pancartas, con carteles en las ventanas y con cualquier otro medio a su alcance.

Pero, ¿qué hay realmente detrás de la decisión del Gobierno de Zapatero de imponer este parón a una de sus promesas electorales? Hace un par de meses, cuando lo anunció el ministro de Justicia, pudimos leer esta reflexión: El PSOE tiene un importante voto católico y éste está al límite de su aguante. El predominio de los sectores más laicistas dentro del Partido han hecho que este importante sector del electorado socialista se haya tenido que tragar unos cuantos sapos, algunos importantes. El electorado más militantemente laicista es también el más izquierdista y el PSOE lo ha perdido electoralmente desde el anuncio de los recortes y la reforma laboral. No tiene sentido electoral alguno hacer algo que no va a servir para recuperarlo a costa de la posible pérdida del voto, camino de la abstención, de una buena porción de los católicos que votan siempre a los socialistas (Blog Geografía Subjetiva).

Este viernes, en algunos foros de opinión se comenta la importancia que el voto católico tiene para el PSOE ya que ronda los dos millones de electores. En febrero de 2008, una encuesta del CIS indicaba que el 78,7% de los votantes del PSOE decía ser católico; el 33% practicante, y el 14,6%, no creyente.

Hoy, Periodista Digital, haciéndose eco de lo que también publica La Gaceta, habla de una "tormenta política de hondo calado (que) se avecina en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. (...) Dos ministros de su gabinete mantienen principios y valores muy distintos y enfrentados en el tema religioso. Se trata del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, afín a la masonería, y el nuevo titular de la Presidencia, Ramón Jáuregui, fundador del movimiento Cristianos por el Socialismo".

Independientemente de las afinidades con la masonería de Caamaño y de que a la llamada 'caverna mediática' le interese atizar los rescoldos de supuestos enfrentamientos en el seno del Ejecutivo, lo cierto es que Cristianos Socialistas coincide en su web con algunos planteamientos.

A propósito de la reciente remodelación del Gobierno, encontramos en dicha web el siguiente análisis: "Podría parecer que la salida de De la Vega deja "huérfana" la llamada vía romana de las relaciones Iglesia-Estado. No es así. La interlocución no estará a cargo de Alfredo Pérez Rubalcaba, sino que muy posiblemente llevará el nombre de Ramón Jáuregui, quien ha sido nombrado ministro de la Presidencia. La designación de Jáuregui es una buena noticia para la Iglesia, pues el líder vasco fue uno de los promotores y "padrinos" de la corriente Cristianos Socialistas, cuya presencia fomentó inlcuso en la Ejecutiva federal.

El futuro ministro de Presidencia cuenta con la estrecha colaboración de Carlos García de Andoin, asesor de Presidencia para las cuestiones religosas, e hilo directo (incluso amistad) con el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, llamado a ser uno de los líderes de la Iglesia española tras la marcha de Rouco Varela. También mantiene buenas relaciones con el cardenal Cañizares, lo que implica que la "vía romana" sigue abierta. Y con mayor cercanía, pues Jáuregui, a diferencia de De la Vega, sí es sensible al hecho religioso.

Otro de los que dirá adiós a su cartera es Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores desde el primer Gobierno de Zapatero. Su nombre, como ya anunció en su día RD, es el mejor colocado para sustituir a Francisco Vázquez en la Embajada de España en la Santa Sede. Una elección que es del agrado del Vaticano, y que reforzaría las relaciones a nivel político con el Vaticano.

Los cambios, en todo caso, comenzarán a verse de inmediato. Es más: en la inminente visita del Papa a Compostela estaba prevista la presencia de De la Vega en el aeropuerto, para recibir a Benedicto XVI. Cabe esperar, ahora, si quien acudirá a Lavacolla será Rubalcaba o, como parece, Ramón Jáuregui.

Colateralmente, la inclusión del Ministerio de Igualdad en Sanidad también resulta una buena noticia, en este caso para la Conferencia Episcopal, que nunca había visto con buenos ojos la existencia de una cartera de ese tipo, y con las funciones que ha mantenido hasta la fecha. Sin embargo, la parte del león tiene tres nombres: Jáuregui, Moratinos y Rubalcaba"
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Este jueves, Jáuregui certificó que "el momento que vivimos (en las relaciones Iglesia-Estado) es extraordinariamente bueno, fluido y de máxima comprensión. Tenemos asuntos pero las relaciones son estos momentos muy buenas".

¿Están de 'luna de miel' el Gobierno y la Iglesia católica?