jueves. 28.03.2024
Coscubiela anima a los movimientos sociales a combinar la acción a la sociedad con la irrupción en las instituciones / ICV

molina_jordi | Madrid. Hace un año y medio que una voz acostumbrada a los mítines sindicales resuena con fuerza entre las paredes del Congreso de los Diputados. Es la del representante de ICV-EUiA, Joan Coscubiela (Barcelona, 1954), uno de los puntales del grupo Izquierda Plural. El ex secretario de CCOO carga contra la “arrogancia” que práctica el Partido Popular hacia el resto de formaciones y lamenta el “anquilosamiento” de las dinámicas congresuales. Para romper la liturgia del bipartidismo, llama a los movimientos sociales a combinar su acción en la calle con la presencia en las instituciones, “como manda la herencia del PSUC”.

Jordi Molina | ¿Las dinámicas de trabajo del Congreso son tan pesadas como parecen?

Joan Coscubiela | Pasamos muchas horas discutiendo, pero los debates importantes pasan rápido y prácticamente sin poder profundizar. Sinceramente, no esperaba este grado tan elevado de liturgia y anquilosamiento de unos procesos de debate basados en la rutina. Y la rutina lo mata todo, incluso las mejores intenciones. Ahora bien, lo que ha sobrepasado todas mis previsiones es la falta de respeto con la que se comporta el PP hacia el resto de partidos. Confunden la mayoría absoluta con el absolutismo.

Después de un año y medio como político, ¿qué crees que se puede hacer desde dentro?

Desde que estoy en el Congreso, las expresiones que más he oído son del estilo: “así se hacen las cosas”, “este es el precedente”, o bien “¿qué se ha creído el nuevo?”. Todo ello refleja la profundidad de esta rigidez. Nuestro grupo ha propuesto un cambio en el reglamento, pero no hay voluntad política para llevarlo a cabo.

Mientras tanto, la desafección crece.

Sí, pero los motivos de la desafección tienen una naturaleza muy compleja. Incluso en una época de gran deslegitimación de la política –seguramente la más importante desde la transición—es el momento en el que más colectivos han decidido complementar su lucha en la calle con una presencia en las instituciones. En España, en Catalunya y también en Italia. Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas, ha hecho una recomendación a los movimientos sociales españoles diciéndoles que la lucha está muy bien, pero que hay que irrumpir en las instituciones.

También es el caso de la CUP. ¿Cómo os afecta políticamente su salto al Parlamento?

Es una buena noticia. Durante mucho tiempo habían defendido que la lucha en la calle era incompatible con estar en las instituciones. El paso que han dado es un elemento de normalización. Podríamos decir que ahora nos diferenciamos menos. Hasta ahora, se consideraba que los que estábamos en las instituciones no defendíamos bien los intereses de la gente. Pienso, sinceramente, que ICV siempre ha estado en los dos sitios. Esta es una de las grandes herencias del PSUC.

La crisis también ha activado la resistencia organizada en la calle. ¿Cómo vive este proceso tu grupo?

Una de las pocas cosas más positivas de este periodo de crisis tan bestia es que la ciudadanía y las organizaciones sociales han conseguido aguantar niveles importantes de movilización. Se han realizado tres huelgas generales convocadas por los sindicatos en momentos muy difíciles. Y, aparte, se han producido fenómenos como el 15M y el activismo de la PAH. Este último, desde mi punto de vista, es un espacio imprescindible que combina la lucha y el acompañamiento, con el planteamiento de alternativas. Difícilmente se pueden hacer cosas en el Congreso si la sociedad no hierve. Ahora bien, los movimientos sociales también tienen sus límites. Por eso es muy importante tener en las instituciones gente que alce la voz en nombre de sus reivindicaciones.

¿Cómo hacerlo sin que algunos sectores os acusen de sacar provecho electoralista?

Desde la autonomía y el respeto de todos. Una de las cosas de las que me siento más orgulloso es mi contribución en que el debate sobre los desahucios haya estado presente durante toda la legislatura, y que nadie me haya podido decir que he instrumentalizado o manipulado este movimiento.

El activismo social se ha fortalecido, pero la desafección también afecta a organizaciones como CCOO y UGT…

Evidentemente, no hay ninguna organización social y política que no sufra la impotencia ante la dictadura de los mercados. Cuando hay un contexto de paro de esta naturaleza, organizar y representar a los que están excluidos de la relación laboral es muy difícil. Esto está pasando en el conjunto del estado, en Catalunya y en todo el mundo. Y no sólo en CCOO o UGT. El sindicalismo es un espacio de organización de la gente en los centros de trabajo. Cuando la gente no pasa por los centros de trabajo porque no la contratan, o pasa una, dos o tres semanas, la organización se complica. Hay dificultades objetivas, pero en ningún caso voluntad de no representar los colectivos más excluidos. De hecho, en algunas ocasiones, los sindicatos que aparecen como más radicales en la práctica son mucho más corporativos.

Hace unos años, decías en una entrevista que la historia reconocería a CCOO su labor de cohesión social en Catalunya. ¿Se le ha reconocido?

Como me referí a la historia, supongo que todavía hay que esperar. Existen reconocimientos implícitos, pero no suficientemente explícitos. Estos días, por ejemplo, hemos visto un reportaje en TV3 sobre el encarcelamiento de Pujol. A mí no me parece mal que se haga un trabajo de este tipo, pero estaría bien que algún día se reconocieran dos grandes aportaciones del movimiento obrero y, concretamente, de CCOO. La primera, sin su lucha no hubiera sido posible vencer las resistencias continuistas de la dictadura. Y la segunda, es preciso que se ponga en valor el trabajo que hicieron muchos dirigentes de CCOO para evitar una fractura en la sociedad catalana en función del lugar de origen de la lengua.

¿Qué te pareció el documental?

Todavía no lo he visto y, por tanto, debo ser prudente. Pero es evidente que en Catalunya hay sectores que están haciendo una relectura de nuestra historia. Es frecuente encontrarte adolescentes y jóvenes que están convencidos de que la Guerra Civil fue una guerra entre catalanes y españoles, en lugar de republicanos y fascistas. No podemos olvidar que el bando fascista era muy importante en Catalunya y que hubo muchos catalanes en la División Azul. El nacionalismo conservador catalán niega el conflicto social para hacernos creer que el único conflicto que hay en la sociedad es un conflicto entre Catalunya y España. Lo cual es una barbaridad desde un punto de vista histórico.

El grupo de Izquierda Plural propone el 18 de julio como un día de homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. En este punto os habéis encontrado con la mayoría de los partidos, también con CiU.

Hay una línea divisoria entre el PP y el resto de grupos en esta cuestión. El PP se opone frontalmente, y UPyD se abstiene. Esto no excluye que en muchas ocasiones la derecha española y catalana vayan de la mano. No debemos olvidar que CiU votó en favor de la reforma laboral e incluso todavía hoy la reivindica. Las políticas fiscales del PP siempre han tenido el voto favorable, o incluso el impulso, de CiU.

En el proceso de debate sobre la LOMCE, insinúas que PP y CiU (ver video) no están, en realidad, tan lejos.

El Presidente Mas y CiU tienen razón cuando alertan de que los intentos de fracturar el modelo de escuela catalana son ciertos. Y, en este sentido, debe haber la máxima cohesión posible entre las formaciones catalanas. Ahora bien, hay prácticas de la política educativa de CiU que se parecen bastante a las del PP. Por ejemplo, las que tienen que ver con los conciertos de las escuelas de élite. En uno y otro lado existe el mismo punto de vista sobre el concepto de la excelencia, que desprecia las diferencias sociales, personales y familiares de los alumnos. CiU y PP plantean que la oferta educativa de la concertada y la pública deben jugar en las mismas condiciones y no que una deba ser complementaria de la otra.

De momento IU es el único partido estatal que da apoyo al ‘derecho a decidir’ de los catalanes. ¿Se está entendiendo desde Madrid este proceso?

 Madrid, como España y Catalunya, son realidades muy plurales. En general, los sectores democráticos cercanos a la izquierda tienen asumido el derecho a decidir, otra cosa es que sea más o menos difícil articularlo políticamente. Nuestro grupo ha presentado una propuesta conjunta sobre este tema que cohesiona el papel en este debate.

Dejáis claro que ‘derecho a decidir’ no es, necesariamente, independencia.

Hay varios sectores en España, pero también en Catalunya, a los que interesa una identificación del derecho a decidir con la independencia. Y no estamos trabajando para la independencia, sino por un derecho de radicalidad democrática como lo es el hecho de que los catalanes podamos decidir qué relación queremos con los ciudadanos de España. A mucha gente le va bien que sea un debate irracional, basado en el hígado y el corazón. El eje nacional es importante, pero no es el único. ERC también está colaborando en que poco a poco las problemáticas sociales, de clase, desaparezcan como categoría política. Pienso que situar el debate en un único sentido nos quita fuerza. En Catalunya sólo hemos avanzado cuando ha habido consensos amplios.

En términos de comunicación verbal y no verbal, no debería ser lo mismo una intervención en el Congreso que un mitin sindical. Tú te expresas igual ahora en la tribuna de oradores, que hace unos años en la plaza Sant Jaume en el 1 de mayo.

En el Congreso me comunico de la misma manera que lo hago en el resto de espacios de mi vida: con naturalidad. No sabría hacerlo de ninguna otra forma. La contundencia está presente, pero trato de que vaya acompañada de rigor. Esto me ha traído alguna dificultad en el Congreso, un lugar en el que existe un tipo de metalenguaje parlamentario que yo desconocía. A algunos diputados les sorprende que llame mentira a la mentira o expolio al expolio.

Eres el diputado más activo en la red social Twitter. ¿Es tu válvula de escape?

No, mi válvula de escape es correr. Hago ejercicio todas las mañanas y con ello expulso la mala leche. El Twitter me sirve para vencer los obstáculos que tenemos las fuerzas pequeñas. No podemos marcar una agenda que siempre nos viene marcada y, hagamos lo que hagamos, nunca somos titular de primera página de algunos periódicos. Además, lo uso para saber qué está pasando, me llega documentación que me ayuda a trabajar y tengo la última hora de todas las acciones ciudadanas, por ejemplo. Pero siempre hay que relativizar todo. Si te lo crees demasiado, puedes autoengañarte.


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