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NUEVATRIBUNA.ES - 08.04.2010

La pretensión del Gobierno de hacer pasar el pacto de Zurbano por un pacto del centro político se antoja ridícula. En cuanto a las medidas, el Consejo de Ministros aprobará mañana un impulso a la rehabilitación de viviendas, reducciones de impuestos en Dependencia y ‘parches’ legales que clarifiquen las fusiones de cajas. Ese el cielo de un pacto que deja para más adelante reformas de calado. Y da un respiro a la banca en la gestión del suelo.

La pedagogía pactista escenificada por el Gobierno en Zurbano terminará con una lección, no para los ciudadanos, sino para el propio Partido Socialista, empeñado en esquinar al principal partido de la oposición en un rincón de dónde la historia ya lo sacó.

El pueblo siempre paga con sangre. Y allí donde aún corre la sangre por motivos políticos, el PP ha logrado entenderse con el PSOE. La economía es otra cosa. Sangre abstracta, el desmayo del empleo, la pobreza en las calles, la fila enorme del paro importan bastante menos.

Con buen criterio, los grupos políticos han aparcado para más adelante las medidas más profundas. Mientras tanto, PP y PSOE se desmienten mutuamente, en una discusión sin interés. CiU sale reforzado, en plena precampaña de las legislativas catalanas. Fuera del “centro” -según considera el Gobierno- el PP lamenta la falta de un fuerte empellón a las fusiones de cajas, más fluidez para el crédito e insiste además –con mucha demagogia- en frenar la prevista subida del IVA, en el mes de julio. Niega, en fin, que este sea “un verdadero pacto” contra la crisis.

Incomprensiblemente, IU exige resolver el paro con más oferta de empleo público. Nafarroa Bai completa la nómina de ‘radicales’ y –por el momento- queda fuera del pacto, junto a Rosa Díez, a quien ni siquiera han llamado…

“Representa un acuerdo en el centro político”, insiste el Gobierno en Público, que cita hoy fuentes oficiales. Sin embargo, en ese “centro político”, en el mismísimo corazón del sistema, figuran también los bancos, que logran ventajas para la gestión del suelo en sus manos, uniéndose así a quienes tienen ‘mando en plaza’ en la España democrática: socialistas y nacionalistas vascos y catalanes.

Bajo los tejados -rehabilitados-, los bancos consiguen en Zurbano una nueva prórroga para sus enormes bolsas de suelo. Evitan así malvender los suelos, inflados, tumefactos, podridos; santo y seña de aquella España que no quiso –no quiere- construir barato viviendas para todos.

“Para este viaje no hacían falta estas alforjas”, clama ERC. Para los republicanos catalanes, Zurbano supone “la constatación más evidente de la impotencia del Gobierno a la hora de apretar las tuercas al sistema financiero”.

Y para terminar, y como un agujero en el tiempo, reaparece Ruiz Mateos. Según denuncia IU, entre las 24 medidas “irrelevantes” impulsadas por el tridente Blanco, Sebastián y Salgado, figura “una propuesta pensada para un empresa concreta que ha hecho anuncios en prensa de emisión de obligaciones (Nueva Rumasa)”.

Un símbolo más de la prosperidad perdida que se ventila entre el cielo y el suelo en las polvorientas estancias del palacete de Zurbano.

Zurbano, entre el cielo y el suelo