viernes. 29.03.2024
EN LOS CURSOS DE EL ESCORIAL

Stiglitz reclama instituciones internacionales que permitan la regulación de los mercados

El Nobel de Economía y miembro del Comité Científico de la Fundación IDEAS lamenta que el Banco Central Europeo solo esté preocupado por la inflación y apenas por el desempleo y aboga por políticas keynesianas de expansión del gasto.

El Premio Nobel de Economía en 2001, miembro del Comité Científico de la Fundación IDEAS, Joseph Stiglitz, insistió este lunes en la necesidad de que se acometa una reorganización de las instituciones que operan a nivel mundial a fin de que estas tengan más capacidad para regular internacionalmente los mercados, controlar sus inestabilidades, y gravar las externalidades negativas de la economía, como la polución o el consumo excesivo.

En la conferencia inaugural del curso “Economía política de la crisis internacional”, coorganizado por el instituto Jaime Vera de la Fundación IDEAS y la Universidad Complutense de Madrid, Stiglitz explicó que, hoy en día, “medir la prosperidad solo en términos de crecimiento del PIB es erróneo. La economía por si sola presenta externalidades negativas, como la polución, el consumo excesivo o los tímido impulso a la inversión en innovación tecnológica, por citar tres ejemplos, que deben ser tenidas en cuenta”.

En su opinión, está probado que la desregulación de los mercados ha llevado “a la mayor crisis del capitalismo”, lo que demuestra que la economía sin reglas “no es eficaz ni para la propia economía. Los directivos financieros que tomaban decisiones que nos afectaban a todos no lo hacían ni siquiera pensando en el bien del sistema que defienden, sino en sus incentivos. Cobraban incentivos por hacer trampas al propio sistema”.

Sin embargo, para Stiglitz es difícil de aceptar que “tras imponer los costes de su avaricia a toda la sociedad, los managers de esas entidades después socializaran las pérdidas”, y, lo que “es peor y paradójico lo hicieran con el apoyo de los estados, que corrieron a rescatar a entidades que habían llevado a cabo malas prácticas”. En este sentido, recordó que el Gobierno de Bush había destinado mucho más dinero a recuperar entidades financieras que a combatir la pobreza infantil, y que el de Obama ha mostrado hasta la fecha más interés en estabilizar el sistema económico financiero que en los 7 millones de estadounidenses que han perdido o están a punto de perder su casa.

Por todo ello, insistió en la necesidad de “impulsar la regulación global de la economía, de los mercados y de los sistemas financieros”, pues “vivimos en un mundo interdependiente, donde la inestabilidad cruza fronteras”.

Durante su conferencia, Stiglitz se refirió también al Banco Central Europeo, cuya política lamentó, “pues solo se preocupa por la inflación, cuando también debería hacerlo también por el paro, la deuda privada y la propia estabilidad de los estados”.

Para terminar, volvió a salir en defensa de las políticas keynesianas de expansión del gasto “en la medida que contribuyan a estimular fiscalmente cambios estructurales en la economía”. Al respecto, señaló que hay un desajuste en el mercado derivado de que el núcleo de la producción industrial y manufacturera se traslada de Europa y EE UU a Asia, y, por tanto, el sector servicios será vital para sostener el empleo, “servicios en sanidad, en educación, prestaciones sociales, etcétera, que necesariamente tendrán que ser amparados por los poderes públicos”.

Junto a Stiglitz, brevemente, también intervino Valpy Fitzgerald, profesor de Desarrollo Financiero Internacional en la Universidad de Oxford, quien aseguró que “recomponer el contrato social pasa por una política fiscal que redistribuya, vías tasas, la riqueza de los ricos a los pobres”. Así, recordó que, “en el índice de distribución del ingreso primario, el capitalismo es tan salvaje en Brasil como en el Reino Unido, pero en Gran Bretaña redistribuimos la riqueza vía fiscal”. Por ello, “las políticas de reducción de impuestos son un error y en este sentido Europa va en la mala dirección”.

Stiglitz reclama instituciones internacionales que permitan la regulación de los mercados