jueves. 28.03.2024
EL EFECTO DE LA DESREGULACIóN DEL MERCADO DE TRABAJO HA PRODUCIDO UNA BURBUJA IMPREVISIBLE

¿La siguiente será una burbuja paradójica?

Por Emilio Jurado | El abaratamiento y la desregulación de las normas que hasta ahora han relacionado al trabajo con el capital en la organización de la economía va a producir un shock de sobreoferta de fuerza de trabajo, cuyos resultados están por estimarse...

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Lo peor está por llegar, porque la abundancia de un recurso, el recurso de capacidad de trabajo en este caso, va a meter a las empresas en unas dinámicas de actuación tremendamente desnortadas, siendo su consecuencia una burbuja cuyos desequilibrios no se podrán remediar con rescates bancarios

Todo el mundo sabe que una paradoja es una figura literaria y un recurso mental que aclara el que algo extraño, desacostumbrado o inusual, surja, se dé en contra de pronóstico. Se entiende por paradójico algo que, contraviniendo lo que cabría esperar, se convierte en la realidad de facto por extraño o indeseado que pudiera ser. También se dice que algo es paradójico o produce un efecto paradójico cuando efectivamente ejerce una influencia contraria a la que uno espera. Resulta paradójico que en invierno haga calor pero a veces ocurre, resulta contradictorio el que algunos medicamentes acentúen enfermedades que deberían combatir, pero de manera paradójica se producen estos hechos para perplejidad de enfermos y médicos.

Cabe hacerse una pregunta, ¿son o pueden ser las burbujas económicas paradójicas? O lo que es lo mismo, ¿son o pueden ser las burbujas económicas el resultado paradójico o inesperado de la confluencia de factores económicos que no estaban diseñados para ese fin?   

Mi respuesta es que no, que a diferencia del uso de determinados antibióticos que pueden generar rechazo, y a pesar de la existencia de payasos tristes, las burbujas económicas no resultan hechos paradójicos, sino efectos de diseño programado que no se ha querido ver o se han ocultado arteramente. Una burbuja económica es el resultado de la pérdida de equilibrio que el mecano económico requiere para su estabilidad. Y cualquier decisión que rompe un estado de equilibrio tiene el potencial de generar una burbuja que tardará más o menos en estallar, pero ocurrirá y no podrá acudirse a la justificación de extraña paradoja.

La burbuja de deuda en la que chapoteamos desde hace unos años se debe a la transformación de todo el sistema financiero anterior

La financiación, incluso de la deuda, es un factor constituyente del mecano económico que ha ido forjándose a lo largo de años de prácticas comerciales en la actividad de las empresas y de otros organismos económicos (del estado y de la esfera privada). La burbuja de deuda en la que chapoteamos desde hace unos años se debe a la transformación de todo el sistema financiero anterior, que había demostrado una cierta capacidad de equilibrar  por el lado de las finanzas un modelo que ha saltado por los aires al provocar una invasión por vía de desregulación y de sobreoferta de recursos financieros (que mostró su rostro cotidiano en forma de crédito barato y tipos bajo mínimos). El mecano económico que equilibra recursos y disponibilidades con la cobertura de necesidades, pierde el balance y se desequilibra hasta engendrar un proceso en el que lo determinante es el flujo financiero y no la cobertura de necesidades, ni siquiera la gestión correcta de los recursos. Así nació y engordó la burbuja financiera, fuera de control y desorientado el par de fuerzas que actúa en la mecánica económica (oferta-demanda, recursos-necesidades). 

Tenemos a la vista otro fenómeno desequilibrante con potencial de generar una nueva burbuja, un estado anómalo del sistema económico y desde aquí y desde ya quiero decir que no podremos admitir en el futuro que se haya producido de forma paradójica. Se trata de la reforma “estructural” de la aplicación de factor trabajo en gran parte del mundo occidental, en España se presenta como reforma laboral, que tiene un efecto devastador sobre trabajadores y sobre profesionales, pero que irá acompañada de efectos negativos que aún están por venir. El principal de ellos tendrá todas las hechuras de una burbuja, esto es de la presencia desequilibrante de un factor de producción.

El abaratamiento y la desregulación de las normas que hasta ahora han relacionado al trabajo con el capital en la organización de la economía va a producir un shock de sobreoferta de fuerza de trabajo, cuyos resultados están por estimarse. Vemos algunos de ellos ya en el empobrecimiento de las clases ligadas al trabajo, también en el descompromiso profesional con proyectos de futuro, y sobre todo en la imprevisibilidad y por tanto la multiplicación de carencias de expectativas que son un cáncer para el desarrollo equilibrado de cualquier modelo económico. 

Pero lo peor está por llegar, porque la abundancia de un recurso, el recurso de capacidad de trabajo en este caso, va a meter a las empresas en unas dinámicas de actuación tremendamente desnortadas[i], siendo su consecuencia una burbuja cuyos desequilibrios no se podrán remediar con rescates bancarios o financieros. Las correcciones de esta burbuja serán aún más dramáticas.

Quedáis advertidos, luego no digáis que el efecto contraproducente de la desregulación del mercado de trabajo ha producido una burbuja imprevisible, consecuencia de una paradoja inesperada que nadie podía atisbar.


[i] Cuando una actividad empresarial no tiene un referencial del coste de cada acción que le permita balancear la ecuación recursos consumidos / retornos por salida o venta, entonces la empresa se convierte en objeto de especulación continuada, pues pierde el referente del esfuerzo realizado y tan solo cabe mirarse en el beneficio obtenido. Pero éste siempre es ampliable al carecer de balance. De aquí a la ruleta rusa solo hay un paso.

¿La siguiente será una burbuja paradójica?