martes. 19.03.2024
ministras PGE
Las ministras María Jesús Montero, Isabel Celaá y Nadia Calviño en la presentación de los PGE. (Foto: La Moncloa)

España ocupa el puesto 15 de la Unión Europea en cuanto a marginales máximos en el IRPF

Antes, incluso, de la aprobación del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2019, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró en una entrevista concedida a la agencia EFE que el objetivo es que “España continúe avanzando en la consolidación fiscal, en la cohesión social, en la dignidad laboral, creación de empleo y modernización de nuestra economía". Y añadió: "Nosotros no queremos que la clase media y trabajadora pague más impuestos, pero sí creemos que es importante en nuestro país abrir un debate que trasciende nuestras fronteras, que entra de lleno también en la UE, que es la de la fiscalidad progresiva. ¿Es progresivo, es justo desde el punto de vista fiscal que haya grandes corporaciones en nuestro país que paguen menos impuestos que las pequeñas o medianas empresas? A juicio del Gobierno, no”.

Por su parte, el presidente de la AIREF, José Luis Escribá declaró que “las reformas impositivas han supuesto una traslación desde la imposición directa a la indirecta, y dentro de la directa desde las rentas del capital a las rentas del trabajo”. Se refería, así, al resultado de un proceso iniciado hace ya años, basado en la teoría neoclásica de la incidencia impositiva, según la cual los impuestos provocan una pérdida irrecuperable de eficiencia y, por tanto, lo mejor es que no hubiera. Bajo la misma teoría, si no hay más remedio, mejor que sean indirectos, pues los directos son los que producen mayores y más costosas distorsiones en la asignación de recursos. Así pues, la progresividad tendría efectos negativos para el crecimiento económico.

En este proceso, y según datos de Eurostat referidos a España, mientras que en 2007 los impuestos directos tenían un peso en relación al PIB del 13,3%, frente al 11,7% de los impuestos indirectos; en 2016 se había invertido dicha proporción, suponiendo los impuestos indirectos el 11,8% frente al 10,5% de los directos.

De esta manera, si no se invierte esta tendencia, nuestro sistema fiscal se dirige hacia la proporcionalidad, de forma que la presión impositiva acabará siendo la misma o muy similar entre todos los tramos de renta. Y todo lo anterior explicaría la opinión que casi el 90% de los españoles reflejan en el barómetro fiscal del CIS, de agosto pasado, de que los impuestos no se pagan justamente, que no pagan más quienes más tienen.

De un informe elaborado por el FMI se desprendía que la progresividad decreciente obedecía a las inquietudes en torno a los posibles efectos negativos que tiene en el crecimiento. Sin embargo, los resultados empíricos no respaldan este argumento. Las economías avanzadas con niveles relativamente bajos de progresividad en términos del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) dispondrían, de acuerdo al propio FMI, de margen para subir las tasas impositivas marginales máximas sin trabar el crecimiento económico.

Y en esta situación se encuentra España, dado que ocupamos el puesto 15 de la UE en cuanto a marginales máximos en el IRPF. Respecto a la contribución de las sociedades según su tamaño, las grandes empresas tributan a un tipo efectivo medio sobre el resultado contable del 7,88%, las medianas empresas del 13,65% y las pequeñas el 18,78%. Y si tomamos los tipos medios efectivos sobre la base imponible: grandes empresas, 19,71%; medianas, 22,05% y pequeñas, 22,96%.

Por último, cabe destacar que el fraude fiscal también atenta contra el principio de progresividad, por lo que las medidas tanto de prevención como de represión de la economía sumergida constituirían otro instrumento para mejorar la progresividad del sistema.

gestha200

Carlos Cruzado

Presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)

¿Cómo podría lograrse un sistema fiscal más progresivo?