viernes. 29.03.2024

Este verano han sido noticia, del corazón y de los programas informativos, grupos de jornaleros irrumpiendo en hipermercados para ‘expropiar’ alimentos que más tarde entregarían a los ‘necesitados’. Al frente de los mismos, el diputado andaluz y alcalde de Marinaleda desde 1979, José Manuel Sánchez Gordillo. Haciendo alarde de un brillante olfato intelectual, los medios de comunicación de la derecha no perdieron la ocasión para arremeter contra Gordillo, la izquierda, los comunistas, los socialistas, los marxistas, la revolución y la república. En esta parte de la trinchera ideológica, nada llama la atención, salvo la tosquedad de sus crónicas, a menudo acompañadas de un insoportable cinismo.

Lo que me ha sorprendido es el regate en corto de algunos dirigentes de la izquierda, elevando el tono de la algarada a categoría política y ‘comprendiendo cuando no apoyando’ la expropiación de alimentos. El contexto de crisis y la acción devastadora del Gobierno contra el Estado de bienestar y los derechos sociales, han enternecido las opiniones de estos dirigentes sobre hechos y conductas de prolija literatura en la historia de las sociedades de iluminados, pero ajenas a los procesos revolucionarios o de transformación social. Cierto que el momento elegido puede inducir a confusión; aunque precisamente por eso, convendría evitar que los autores de tantas tropelías contra la inmensa mayoría de la sociedad no reciban más oxígeno del que les va quedando. Lo decía León Felipe: No se trata de ser el primero, sino de llegar con todos y a tiempo.

Marcha contra los recortes

El 25 de julio de 2012, doscientas personas en representación de un numeroso elenco de organizaciones sindicales, sociales, culturales y profesionales -como no se había producido en los últimos 30 años- decidieron constituir la Cumbre Social y difundir una Declaración en la que denunciaban el “descarnado ejercicio de fraude democrático que en el caso de Mariano Rajoy parece no tener límites”. Además de impulsar una posible consulta popular para que la ciudadanía se pronuncie contra los recortes y una gran Marcha a Madrid en la que participen centenares de miles de personas para el 15 de septiembre, las organizaciones participantes se dirigieron a la ciudadanía para que, por encima de ideas y vínculos partidarios, participen en las convocatorias contra la decisión del Gobierno de acabar con la arquitectura social y laboral que surgió de la transición democrática, y hacerlo con la mayor dimensión unitaria que fuera posible.

Justamente cuando sindicatos y Cumbre Social deciden activar acciones y movilizaciones que respondan a las agresiones del Ejecutivo conservador, aparecen este tipo de ‘príncipes de la pobreza’ dispuestos a iluminar la noche a golpe de fogonazos divinos. En representación de los desahuciados, solo ellos gozan de legitimidad.

Sería oportuno, a pesar de todo, que no se dispersaran energías en la lucha contra la política de recortes del Gobierno de Rajoy. El intento de acabar con el derecho laboral, el ataque a las personas en paro y a la inmigración, el empobrecimiento de asalariados y pensionistas, la obsesión con las empleadas y empleadas públicos, el negro presente y peor futuro de los jóvenes, el desprecio a la  cultura, la investigación y la ciencia, el abandono de las personas dependientes, el grave deterioro de los servicios públicos, su voluntad enfermiza de perseguir a los sindicatos y colectivos de representación ciudadana y el enorme fraude democrático que supone pedir votos para un programa electoral y gobernar con otro, son razones suficientes para insistir en las repuestas unitarias masivas capaces de cambiar la opinión social y ciudadana en la actual batalla política contra el programa neoliberal  del ‘sálvese quién pueda’.

En esta pelea hemos de ser y parecer. No basta con poner cara de velocidad, hay que montar en moto. Así como a lo largo del mes de agosto no han parado las movilizaciones en las administraciones públicas y otros sectores, a la vuelta del periodo estival hay que intensificar los actos e iniciativas contra una política tan ineficaz como injusta y emplazar al Gobierno a que convoque un referéndum. Y como advertía la Declaración del 25 de julio: “si no lo hace seremos las organizaciones de la Cumbre Social las que llevemos a cabo la convocatoria de una Consulta Popular y tras el resultado de la misma actuar en consecuencia. Así no se puede seguir”.

De momento, todos a participar en la Marcha a Madrid el próximo 15 de septiembre.

Pobres, ricos e iluminados