martes. 23.04.2024

MAFO dimisión

El Gobernador del Banco de España es un personaje controvertido, con muchas aristas que se han ido afilando conforme desarrollaba su cruzada a favor de una reforma del mercado de trabajo. MAFO debería reconocer que los habitantes de esa realidad -exprimida por los banqueros, expoliada y sin embargo no vencida- tienen derecho a arrimar el hombro junto a quien les convenga.
NUEVATRIBUNA.ES - 24.11.2209

La discusión en torno a que si el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, es competente o no a la hora de reclamar recortes en los derechos de los trabajadores debe abodarse de forma conjunta desde dos perspectivas.

La primera, mirando al pasado, sitúa la responsabilidad del personaje en cuestión, surfeando en la cresta de la ola desatada a cuenta de la burbuja inmobiliaria.

La siguiente alude a su presente y se centra en el juicio sobre su labor, plenipotenciario en el reparto de las sobras de las cajas españolas, adosadas al urbanismo, donde MAFO se ha visto obligado a jugar con una mano atada a la espalda, según el PP, anudada por la soga autonómica, que está retrasando la llegada del crédito. Una reestructuración del crédito semi publico la de las cajas, donde, en función de la volubilidad de carácter demostrada por Rodrigo Rato, quizás Cajamadrid tenga ahora -por cierto- algo que decir.

Nos centraremos en el primer aspecto, es decir, en la visión del MAFO admonitorio de los años de la efervescencia inmobiliaria, donde se fraguaron eternas hipotecas y, ahora lo sabemos, nuestra probable ruina, cuando el Gobernador suspiraba encíclicas y recomendaciones sobre la 'conveniencia' de dejar de inflar la bomba retardada de la inflación de los precios de las casas. No lo consiguió. Y hoy, si no pagar por ello, debería al menos explicar porqué no lo consiguió.

Nos serviría para aprender en el futuro, ahora que ya sabemos -como era obvio- que las normas españolas no son la cataplasma que necesita la economía financiera mundial, como ayer se encargó de recordar el Banco de Inglaterra.

Pero si esta crisis es una crisis del sistema financiero -y del capitalismo entero, según defienden muchos -y no de los peor enterados-, la crisis del sistema español es el fracaso del supervisor español, que, con sus lamentos, no impidió que el reventón de la burbuja deviniera en millón y medio de parados.

Pasado el disparate -y con el beneficio de la duda -"las crisis no avisan", recordó hoy el portavoz socialista Fernández Marugán en un espléndido debate seguido por Internet desde el Congreso- a MAFO -si no le funciona la doble admonición prestada ayer a las cajas en compañía del Sr. Trichet, el padre de los tipos europeos -presidente del Banco Central y encargado tan sólo de mantener a raya la inflación, sin prestar atención al precio de la vivienda (al ser inversión)- una de las raíces de la crisis-, a MAFO, decíamos, no le queda otro camino que la dimisión.

En lugar de refugiarse -ahora- en la economia real, y proponer no se sabe ya bien qué reformas, el Gobernador del Banco de España haría bien en confrontar sus ideas, por ejemplo, con las que defiende CEOE -hasta ahora ¿en solitario? Así nos enteraríamos de qué pretende el hombre que fue incapaz de regular la espita del crédito español -origen de la mayor parte de la deuda actual- y por cuyo efecto acongojante las entidades financieras permanecen replegadas hoy como almejas en el lodo de la liquidez. (En esta línea, Deutsche Bank ofreció ayer, por ejemplo, financiación al 0 por ciento para créditos destinados a fondos de pensiones.)

Si la cuestión es -como parece- que la oxidada y 'parasitaria' industria financiera necesita ahora un empujón propiciado desde la realidad, el Sr. Mafo tendría que conocer primero a quien la habita. Y reconocer al menos, si no sus propios errores, que los habitantes de esa realidad -exprimida por los banqueros, expoliada y sin embargo no vencida- tienen derecho a arrimar el hombro junto a quien más les convenga.

INFORME DEL BoE

Por último, constatar que, en su análisis del sistema de provisiones español, el Banco de Inglaterra advirtió ayer de que "no está diseñado para responder ante shocks financieros de manera flexible" y apunta que este tipo de modelos -como el de provisiones dinámicas o anticíclicas- no puede distinguir entre demanda de crédito y shock de suministro.

En su informe, el Banco de Inglaterra (BoE) cuestiona la eficacia del modelo de "provisiones dinámicas" impuesto por el Banco de España a la hora de hacer frente al riesgo sistémico derivado del excesivo crecimiento del endeudamiento.

La institución presidida por Mervyn King destaca el "considerable interés" suscitado en los últimos meses en diferentes ámbitos por el modelo español de "provisiones dinámicas" establecido por el Banco de España en el año 2000 por el que las entidades están obligadas a fortalecer su posición de capital en las épocas de crecimiento para así poder hacer frente a los periodos de crisis.

No obstante, el informe elaborado por el BoE en el marco de los posibles cambios en las políticas de supervisión financiera europa, se afirma que "la experiencia de España ha demostrado que las provisiones dinámicas contribuyen poco a la hora de suavizar el suministro de crédito".

En este sentido, la institución apunta que desde la introducción de dicho modelo de provisiones en el año 2000 el ratio del crédito privado en relación al PIB ha aumentado más del doble en España, superando el ritmo de crecimiento registrado por Reino Unido, EEUU, Suiza y Alemania.

De este modo, el Banco de Inglaterra subraya que el modelo de provisiones dinámicas puede haber ayudado a incrementar la resistencia del sector bancario español, pero cuestiona su efectividad a la hora de evitar el riesgo sistémico derivado por el excesivo crecimiento del crédito y apunta que "no captura la exuberancia de algunas partidas del balance", citando el caso de las titulizaciones.

Asimismo, el informe del instituto emisor británico señala que el modelo español utiliza parámetros basados en los datos históricos de pérdidas en diferentes sectores por lo que afirma que "no está diseñado para responder ante shocks financieros de manera flexible" y apunta que este tipo de modelos no puede distinguir entre demanda de crédito y 'shock' de suministro.

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