jueves. 18.04.2024

El terremoto en Japón ha tenido una replica directa sobre la economía de algunas familias españolas. Concretamente, sobre aquéllas que contrataron hace años hipotecas en yenes, aprovechando los bajos tipos de interés nipones. Con la moneda en máximos, estas familias sufren ahora las consecuencias directas de la crisis japonesa en sus economías.

Cuando estas familias decidieron contratar sus hipotecas, lo hicieron atraídos por los bajos tipos de interés, una constante la última década en la economía japonesa. No tuvieron en cuenta, en cambio, la cotización del yen, la moneda japonesa, que se apreciado como nunca en los últimos sesenta años desde que hace una semana se produjo el terremoto y posterior tsunami.

El terremoto ha elevado la cotización del yen, y con ella las cuotas hipotecarias que pagan estas familias. Por ejemplo, por obra y gracia de la revalorización del yen, una hipoteca de 150.000 euros contratada en 1999 se habría convertido hoy en más de 175.200 euros. El euro se cambia ahora en los 110 yenes, frente a los 132 de hace doce años.

Mayores problemas tienen quienes contrataron su hipoteca en yenes en plena burbuja inmobiliaria española. Con el yen en mínimos, (169 yenes por euro), la deuda hoy se les habrá ampliado un 50 por ciento.

Para salir de esta situación, los hipotecados en yenes no tendrán más remedio que asumir una comisión de reconversión del 2 por mil sobre el capital en la mayor parte de los casos.  Además, también les podrían exigir una comisión por el cierre de ese préstamo.

Con todo, siempre hay temerarios. Y hay quien defiende que éste podría ser un gran momento para endeudarse en yenes. Éstos apuestan por que el yen sólo puede tomar el camino inverso y depreciarse en un futuro, lo que reduciría la cuantía del préstamo. A favor de esta tesis juegan las repetidas intervenciones del Banco de Japón, con inyecciones de liquidez destinadas a enfriar la moneda, e incluso la intervención de las economías más potentes del G-7 anunciada para hoy viernes.

El G-7 anunció su intervención de este viernes en un comunicado. “En respuesta a los reciente movimientos en el cambio de divisas del yen asociados con los trágicos eventos sucedidos en Japón, y a solicitud de las autoridades japonesas, las autoridades de EEUU, Reino Unido, Canadá y el Banco Central Europeo se unirán a Japón, el 18 de marzo, en una intervención concertada de los mercados de divisas”, aseguró el G-7.

Se trata de la primera intervención conjunta del G-7 en la última década. La última vez que el organismo tomó una medida parecida fue en septiembre de 2009, cuando actuó de manera coordinada para reflotar el recién creado euro.

La divisa nipona alcanzó el jueves sus máximos desde la II Guerra Mundial ante la expectativa de que los inversores japoneses vendan sus activos denominados en divisas para repatriar capitales.

La intervención del G-7 ha tenido efectos inmediatos y el yen, que en máximos desde hacía más de 60 años, sufrió su mayor caída en dos años. Así, el dólar subió hasta 81,7, frente al mínimo de 76,25 que alcanzó este jueves.

Los hipotecados en yenes respiran