"Estamos de acuerdo en unos puntos que son básicos, la negociación colectiva y la contratación. Veo el acuerdo mucho más cerca que lo veía hace dos meses"
El presidente de la patronal madrileña, CEIM, y vicepresidente de CEOE, Arturo Fernández, se ha mostrado convencido de que la nueva ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, impulsará la reforma laboral que necesita el empresariado, con mayor flexibilidad y menos tipos de contratos.
En declaraciones al programa "El Círculo" de Telemadrid, Férnandez ha insistido en la importancia de "modernizar" un mercado laboral en el que existen 43 tipos de contratos "que no se utilizan" y defendió su propuesta de un contrato único con una indemnización de 20 días por año, con un máximo de doce meses, y de "otra serie de contrataciones para jóvenes", que no concretó.
Según dijo, el contrato único que persiguen los empresarios es "un gran contrato", por lo que instó a los sindicatos a "reconsiderarlo". "Es absurdo tener cuarenta y tantos contratos", añadió para apostillar que "es necesario modernizarse, aunque esto no vaya a crear empleo de la noche a la mañana".
Por otro lado, pese a que los sindicatos se han mostrado contrarios a esta reforma de los contratos, el vicepresidente primero de la CEOE ha asegurado que entre las partes "hay predisposición para llegar a un acuerdo", dentro de las negociaciones que mantienen para dejar encarrilada antes del 7 de enero la reforma laboral que el Gobierno quiere tener aprobada en el primer trimestre. "Estamos de acuerdo en unos puntos que son básicos, la negociación colectiva y la contratación. Veo el acuerdo mucho más cerca que lo veía hace dos meses", sentenció.
"Rosell, Méndez y Toxo están por ese camino", ha dicho Fernández, quien ha destacado que las relaciones entre patronal y sindicatos están cambiando después de casi un año de paralización, en el que no se ha podido suscribir ningún acuerdo.
En el mismo programa, el secretario general de UGT-Madrid, José Ricardo Martínez, ha corroborado que existe voluntad de acuerdo por parte de los sindicatos, como cree que demuestra el hecho de que no se hayan planteado "líneas" rojas en las negociaciones.
