viernes. 29.03.2024
CARLOS BERZOSA

La economía española no corre riesgo de intervención

Los mercados, esto es, los grandes intereses económicos y financieros, se han salido con la suya forzando a tomar medidas de reforma del mercado laboral, y sobre las pensiones. Todos los grandes poderes económicos y organismos internacionales alaban las reformas hechas por el gobierno español, de forma que eso también está contribuyendo a que no se produzcan fuertes procesos especulativos contra la economía española.

El Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, lo ha dicho con claridad: España no necesita ser rescatada. Esto es un hecho que muchos veíamos con claridad, pues los indicadores de deuda y de déficit público, sobre todo el primero, no eran ni mucho menos para alarmarse. No obstante, los mercados presionaron a la economía española con el fin de encarecer el interés que hay que pagar por la emisión de deuda, y de este modo beneficiar a los compradores. Este encarecimiento, a su vez,  perjudica a los ciudadanos españoles que tienen que afrontar este pago superior en el futuro condicionando el gasto público, pues una parte se tiene que destinar al pago, tanto del principal de amortización de deuda como de los intereses.

Los mercados a su vez, esto es, los grandes intereses económicos y financieros, se han salido con la suya forzando a tomar medidas de reforma del mercado laboral, y sobre las pensiones. Todos los grandes poderes económicos y organismos internacionales alaban las reformas hechas por el gobierno español, de forma que eso también está contribuyendo a que no se produzcan fuertes procesos especulativos contra la economía española. La calma que se observa, de momento, pues las reacciones que pueden tener los mercados son un tanto imprevisibles, también tiene una motivación en la reunión que el presidente de gobierno ha mantenido con los grandes empresarios de este país.

El anuncio hecho por el presidente de gobierno de no presentarse a las elecciones del próximo año tampoco ha causado inquietud en los mercados. Preguntado por la agencia Reuters ese mismo fin de semana sobre si la decisión de Zapatero podría influir negativamente en la economía española, ante una posible reacción en contra por la incertidumbre política que se abría, contesté que no creía que tal hecho se fuese a producir. Traté, lógicamente, de cubrirme las espaldas considerando que las reacciones de los mercados en el día a día siempre tienen un elemento que no se puede prever. Pero aún así consideré que no lo creía probable al asegurar el presidente que se mantendría hasta el final de la legislatura y que continuaría con las reformas emprendidas. De momento todo indica que he tenido razón.

Las reformas emprendidas han sido criticadas por mí en diferentes ocasiones en distintos artículos. Una de las críticas ha ido dirigida a que las reformas aplicadas al mercado laboral no resuelven el problema del elevado desempleo, como se está viendo, y que la reforma de las pensiones tampoco tiene efectos a corto plazo para salir de la crisis. A la vez, mientras los asalariados  contemplan como se reducen sus sueldos, o corren el riesgo de ser despedidos, no se han tomados medidas para que los ricos paguen más impuestos, y se lleve a cabo una lucha efectiva contra el fraude fiscal. Tampoco se están buscando mecanismos eficaces para combatir la sangría del paro y sobre todo el que afecta a los jóvenes.

El gobernador del Banco de España ha dicho que la reforma de las cajas de ahorro se ha hecho tarde. Esto ya lo hemos denunciado algunos, en referencia a las declaraciones insistentes del gobernador sobre la necesidad de hacer reformas del mercado laboral, mientras no arreglaba lo que afecta directamente a sus competencias, como es la necesaria reforma del sistema financiero que es, además, una de las causas de la crisis actual. La reforma no solamente se ha hecho tarde, sino que se está haciendo mal, y lo que queda es la liquidación de las cajas de ahorro, un mal que se va a  pagar ahora y más adelante. Al igual que en la crisis presente se está pagando la privatización de la banca pública, que se hizo hace varios años, esto pasará también con las cajas de ahorro. Todas las reformas se encaminan en la misma dirección.

Mientras se avanza en la dirección de los recortes en las condiciones laborales y del Estado del Bienestar, la desigualdad tiende a crecer y los ricos fortalecen sus posiciones. No se ha puesto remedio a las causas de la crisis y esto es lo que se está pagando, tanto para salir de la situación en la que nos encontramos, como en la falta de un discurso desde la izquierda,  que evite que los costes de los ajustes no caigan siempre sobre los mismos.

En descargo del presidente del gobierno, hay que decir que, independientemente de que se pueden hacer más cosas en la política interna en la dirección que hemos apuntado, no puede luchar él en solitario contra los poderosos mercados y las propuestas de los organismos internacionales. Estamos en una economía global y esto condiciona las decisiones internas. El poder de los mercados y de las agencias de calificación sigue intacto. Este es el gran problema. No se han tomado medidas eficaces desde el G- 20, y tampoco desde la Unión Europea (UE).

En la UE dominan los gobiernos de la derecha que están en contra de las intervenciones públicas y a favor de fomentar el mercado. Esto es otro condicionante. Los países gobernados por partidos socialistas, como Grecia y Portugal, han sido atacados por esos mercados, y las consecuencias las tenemos ahí. España también en su momento corrió riesgos en este sentido, lo que no sucedía con Italia, que tenía peores indicadores que la economía española. No se puede deducir de esto que haya habido un ataque deliberado a gobiernos socialistas, pero sí hay que constatar lo sucedido que ha obligado a estos gobiernos a hacer duras políticas de ajuste, perdiendo con ello su identidad de izquierdas, y generando conflictividad social y desafección política de sus votantes.

Así pues, el gobierno español tiene una responsabilidad limitada para hacer frente a todo esto. La responsabilidad tiene que ser compartida por las fuerzas de izquierda europeas, que no están siendo capaces de revertir una situación desfavorable a sus proyectos, así como la política de Obama, que no lidera en el G-20 una alternativa global al poder de los mercados. Esta es la triste realidad en la que estamos sumidos, y mientras no haya unas fuerzas políticas y sociales capaces de domar a los mercados, esto es lo que existe.

La economía española no corre riesgo de intervención